Un grupo de personas atacó a un hombre en medio de una fiesta de graduación la madrugada del sábado e hirió gravemente a otras dos. El hecho tuvo lugar en la celebración de fin de curso de los estudiantes del colegio funense María Auxiliadora, en el salón Los Sueños. La familia de los agredidos hizo la denuncia contra los agresores, a quienes se los calificó como “personas muy conflictivas” y apuntaron contra la seguridad del lugar: “No hicieron nada, se lavaron las manos”.
Informaciones previas habían apuntado que se trató de una gresca entre padres, pero según pudo reconstruir La Capital, tres personas hostigaron a la familia de una de las graduadas, incrementando los niveles de violencia hasta que uno de ellos rompió una jarra de vidrio macizo en la cabeza de uno de los asistentes, quien cayó al suelo conmocionado. El brutal ataque fue acompañado con un botellazo, que impactó en la nuca del padre del primero, que cayó al suelo y perdió un audífono ortopédico.
Según fuentes consultadas, se trata de un trío de dos varones y una mujer, que habían sido invitados por una de las familias de los graduados. El grupo estaba sentado en una mesa contigua al hombre agredido. Invitados a la fiesta sostuvieron que dos de los señalados como instigadores mantenían una discusión desde que había comenzado la fiesta.
“Son personas muy conflictivas, que se las conoce por estar buscando problemas siempre. Uno de ellos, una semana antes de la fiesta estuvo demorado por la policía”, contó una fuente cercana al hombre que debió ser llevado a una guardia cercana, donde se le debieron aplicar “entre 18 y 20 puntos”. El violentado tenía cortes en toda la cabeza, una seria herida en el cráneo y la nariz abierta producto del golpe, que lo dejó en un estado de conmoción.
“Uno de los atacantes es el novio de una de las invitadas a la celebración. Son gente de Funes. Son patoteros. Los que fueron atacados son funenses conocidos por la comunidad”, advirtieron a este diario y añadieron: “Fueron con esa intención de buscar pelea. La chica estaba discutiendo desde temprano con su novio”.
La violencia comenzó esa noche con un empujón contra un niño de ocho años, sobrino del agredido, cuyo padre salió en defensa del niño y comenzó la tensión. El hombre y el niño salieron de la fiesta luego de ese momento, por lo que la familia siguió bailando alrededor de la mesa.
En el video que circuló tras los incidentes, se puede ver claramente a una joven con un vestido plateado, acompañada de un muchacho de la misma edad con una camisa blanca. Testigos de las agresiones señalaron también a un hombre “de entre 40 y 45 años, que en el vídeo se puede ver cómo se escabulle por un costado con una camisa negra puesta” como parte del grupo de violentos.
“De la nada, un hombre viene, le pega un cachetazo por la espalda y empezaron a volar copas desde la mesa de atrás”, contó uno de los graduados a este diario. Según testigos de la fiesta, la gresca fue in crescendo durante el brindis.
Otro testigo contó que nunca se apercibió a los ofensores: “Hubo una negligencia terrible por parte del salón y de la seguridad, porque cuando fueron a denunciar cómo estaban agrediendo al resto de los invitados, sobre todo a este hombre, no hicieron nada. Siguieron la fiesta como si nada. Se lavaron las manos totalmente”.
Según contaron asistentes a la fiesta, pocos minutos después de haber acudido al personal de admisión del salón, los apuntados arrojaron un vaso de agua contra el hombre, quien luego fue golpeado con una jarra de vidrio macizo en la cabeza. Como consecuencia del golpe, la persona cayó al piso aturdida por el ataque.
En paralelo, un objeto contundente, supuestamente una botella, voló por el aire al mismo tiempo que se producía el golpe con la jarra, impactando contra la nuca de un hombre de 77 años, padre del hombre violentado. El impacto hizo que el señor cayera hacia adelante y perdiera un audífono ortopédico. Fuentes familiares afirman que el señor "es hipertenso”, y que “no tener ese audífono lo incapacita para todo, sin eso no escucha”.
El tercer herido fue el otro hermano del damnificado, tío de una de las graduadas, quien sufrió cortes leves porque los vidrios de la jarra que explotaron a escasos centímetros de su cara, ya que ambos hermanos estaban bailando juntos.
La fiesta se detuvo durante media hora mientras atendían al hombre, cuyos familiares confirmaron que nunca perdió el conocimiento. El hermano y su mujer, que ya se habían incorporado, fueron a acompañar a su pariente a la guardia: “Si hubiera perdido la consciencia, habríamos ido directamente a Rosario”, dijo la fuente.
Acto seguido, radicaron la denuncia, con el trago amargo de que al salir del lugar, vieron cómo los dos jóvenes agresores, ya distanciados del tercero, se separaron del grupo donde se había originado la trifulca, y continuaron en la fiesta para salir del salón al menos media hora después.
“Cosas así pasan todas las semanas”
Las graduaciones convencionales suelen tener dos momentos: la cena, donde las familias comparten una comida con los graduados y el brindis, donde la música sube, la barra libre se habilita y los invitados se levantan a bailar junto a los invitados de los graduados, que para esa instancia de la fiesta deben pagar una entrada diferente.
Una fuente cercana al agredido contó a La Capital que el salón contenía a aproximadamente 800 personas sólo en el momento de la cena, mientras que la superficie del lugar “estaba un 70% ocupado por las mesas”. Los graduados habían confirmado a la organización otras 400 entradas para el brindis. El salón Los Sueños recibió un aproximado de 1.200 personas entre graduados, familiares e invitados de los agasajados.
Organizadores de casamientos ofrecen al salón Los Sueños y afirman que tiene una capacidad de hasta 400 comensales "para grandes celebraciones".
Cuando los parientes del agredido fueron a hacer la denuncia un guardia le dijo a la familia que “todas las semanas pasa algo parecido” en el salón.
Desde la familia apuntaron que ninguno de los referentes de la organización de la fiesta o del salón han respondido los mensajes que les escribieron: “Toda esa gente aglutinada podía en cualquier momento haber una situación de empujón o pisotón. Había 10 personas de seguridad. El encargado de la pista pidió disculpas a la cuñada del agredido, pero después nadie hizo absolutamente nada para evitar esto”, apuntaron.