Por Nicolás Maggi
Si bien Schmuck pospuso para el próximo lunes su visita a la comisión de Servicios Públicos para pedir el tratamiento del texto de su autoría, los taxistas ya se pusieron en alerta. Fuentes del Palacio Vasallo comentaron que de todos modos la solicitud no tendría luz verde por falta de apoyo, que no cosecharía ni siquiera entre los mismos integrantes del Frente Progresista, la fuerza que posee la mayoría.
"La verdad que es una preocupación importante que tenemos que esto vuelva al tapete. Esto puede terminar con nuestra actividad, que se esta cayendo a pedazos día a día", dijo José Tornambé, de Catiltar. El referente describió que hubo una baja de entre un 30 y un 35 por ciento en los viajes, más una fuerte suba en los insumos y un atraso tarifario crónico, que tampoco pueden solucionar porque representaría bajar a más pasajeros de las unidades.
En tal sentido, afirmó que todos estos ítems generan que el rubro esté pasando "una situación crítica, porque la ciudad no tiene la actividad que tenía años atrás y los taxistas dependemos de eso. Que encima de esto se esté hablando de poner más unidades en la calle, nos parece una ofensa y lo vamos a resistir", manifestó.
Reglas claras
Tornambé sostuvo que "los taxistas no están en desacuerdo con el avance tecnológico, pero advirtió: "Queremos que la ley sea pareja para todos".
En ese orden, aseguró que Uber "no paga las cargas sociales de los empleados ni el del servicio de radiotaxi, al que los taxistas están obligados a adherir por ordenanza, por lo que es una competencia desleal. Es una gran remisería trucha", disparó el presidente de Catiltar.
Según el dirigente, el arribo de la firma estadounidense "se hizo mal de entrada, porque fue sin decir la verdad. Si la ciudad necesita un tipo de transporte nuevo, que lo controle el Estado como nos controla a nosotros. Que no se quiera venir a imponer por la fuerza, como se hizo en otras partes del mundo", consideró.
En relación a la calidad del servicio, Tornambé definió que se trata de "otra discusión que se mezcló con esta. Si el taxi es malo, veamos cómo hacemos para mejorarlo, si le podemos dar algún tipo de subsidio, ya que es el único transporte público que no posee. Nunca nos dieron nada, ni siquiera un crédito blando para renovar las unidades", se quejó.
Por lo pronto, los ánimos están caldeados en el sector, y no sería raro que se produzcan protestas callejeras, como ya sucedió en julio pasado, si el Concejo accede a dar tratamiento al proyecto que le abra la puerta al desembarco de Uber en Rosario.