Richard tiene 12 o 13 años. Sale de su casa con un carrito que arrastra con una soga. Camina por bulevar Oroño, dobla en Virasoro. Avanza unas cuadras más y llega al Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Es la década del '60. Richard saca de una valija su teatro de títeres, lo arma, hace una función para los nenes internados. Hace también un par de trucos de magia. Varias décadas pasaron hasta que Richard volvió a pisar el patio de ese efector. Lo hizo ayer, junto a algunos de los artistas del circo que dirige: el Tihany. El sol del mediodía no frenó a los artistas, que realizaron parte de los números que presentan a diario y que son parte del espectáculo AbraKdabra.
Ayer al mediodía el patio del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, de Virasoro e Italia, se convirtió en un escenario. Los chicos que están internados en la institución fueron el público que presenció un espectáculo especial que los artistas del circo Tihany hicieron allí. También asistieron médicos, enfermeros y la intendenta Mónica Fein.
El contorno del patio, protegido por la sombra, hizo las veces de gradas y, desde allí, los pequeños pacientes acompañados de su padres aplaudieron a un payaso acróbata que con su frac rosado y gorro de lana lanzó bolas al aire mientras hacía reir.
Luego, un cuarteto de contorsionistas mongolas sorprendió con sus cuerpos maleables que llegaron a sostener en el aire valiéndose sólo de la fuerza de su mandíbula. El contorsionismo en una disciplina de tradición milenaria en Mongolia que se enseña a muchas niñas desde pequeñas.
Sobre una tarima y ataviadas a cuerpo entero con vestuarios que emulaban serpientes, las jóvenes llegaron a formar un tótem humano valiéndose de su flexibilidad.
El anfitrión fue Richard Massone, mago y director del circo Tihany. Fue el primero en mostrar sus habilidades a los niños y niñas al hacer aparecer y desaparecer una tira con banderas de distintos países del interior de un cono de tela aterciopelada.
Richard nació en Rosario hace 65 años y, camino al hospital, se le vino a la mente la imagen de un mago que daba sus primeros pasos y que mostraba su espectáculo donde fuera. "Yo soy mago desde los 7 años. Cuando era chico vivía en Oroño y 27 de Febrero. A los 12 o 13 años tenía necesidad de mostrar lo que hacía, pero no era un profesional, nadie me contrataba. Entonces salía a la calle con un carrito con ruedas que me había fabricado y ahí llevaba mi teatro de títeres y la magia. Tiraba el carrito con una cuerda y venía hasta acá. Los directores me dejaban hacer funciones en este mismo patio para los chicos".
Ahora, cada vez que el Tihany pisa una nueva ciudad, sus referentes se ponen en contacto con instituciones locales para acercarles un poco de color a chicos y ancianos. Además, los viernes a las 18 realizan funciones solidarias para chicos que asisten a distintas instituciones y no pueden pagar la entrada.
Recorrida
Después del espectáculo de ayer, los artistas recorrieron el hospital para saludar a los nenes y nenas que por su estado de salud no pudieron acercarse al patio.