Juan Carlos Villalonga es el presidente de la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad de Buenos Aires. Es funcionario del gobierno de Macri y desde su experiencia y su perspectiva está tratando de volcar sus conocimientos de gestión ecológica para apuntalar las candidaturas de Miguel del Sel en la provincia, y de Ana Martínez en la ciudad. "En Rosario hace falta más valentía para imponer la agenda verde", destacó el ambientalista, quien realizó una exposición sobre cambios climáticos y energías renovables, junto a Jorge Boasso.
En una visita a este diario, Villalonga puso la movilidad de Rosario bajo la lupa y repasó temas candentes como el ingreso vehicular al microcentro, las bicisendas y el metrobus. Comparaciones y analogías, fortalezas y debilidades, entre dos grandes ciudades.
—Desde tu experiencia en Buenos Aires, ¿qué le está haciendo falta a Rosario?
—La experiencia de Buenos Aires, de la cual yo me siento parte de sólo una pequeña porción, tiene muchas cuestiones técnicas y operativas interesantes. Pero sobre todo muestra la valentía para asumir la agenda verde. Esa agenda uno la conoce, la ha venido pregonando y defendiendo desde hace mucho, pero en la ciudad de Buenos Aires no sólo se asumió este tema, sino que hubo valentía para desarrollar proyectos en esa dirección.
—¿Qué ejemplos marcarías?
—La peatonalización del microcentro. Toda la revalorización del microcentro, como espacio amigable para el peatón, en un territorio que anteriormente era hostil. Hoy es un lugar agradable, con mesas en las calles, y cambió su fisonomía. Esto no es una idea nueva, pero nadie tuvo la valentía de llevarlo a la práctica. De sacar al automóvil de la zona del microcentro.
—¿Cómo evalúan el funcionamiento de las bicisendas en Buenos Aires?
—Hasta 2011, en la campaña se discutía sobre la bicisendas. Hace sólo 4 años atrás. La ciudad de Buenos Aires tomó el reclamo de la gente que pedía un lugar de consideración para la bicicleta, y lo multiplicó. Desarrolló un sistema de bicisendas que no sólo dio respuestas a la demanada, sino que lo multiplicó. Año y medio después, ya estaba el alquiler de bicletas, y ahora se está automatizando.
—¿Costó imponer esta idea?
—Para hacerlo tuvimos que enfrentar a taxistas, colectiveros, a mucha gente que criticaba las bicisendas. Hoy nadie las critica y ya fueron incorporadas al paisaje urbano. Es una muestra de que los cambios que pueden producirse.
—¿Cómo se manejó la decisión del metrobus?
—El metrobus fue un descubrimiento por parte de gobierno de la ciudad. Ahí apareció el hecho de darle vías preferenciales a los buses, que era el mecanismo más rápido y apropiado para darle soluciones a la movilidad pública. Empezamosó con Juan B. Justo, se mostró que era bueno y funcionaba, y luego fuimos por la 9 de Julio. Eso es muy valioso, porque además del coraje, emite un mensaje: "acá la centralidad la tiene el transporte público". Con esa valentía hay que actuar en Rosario, o en Santa Fe.
—¿Desde su óptica, Rosario está lejos de esas políticas?
—Rosario tiene condiciones optimas y naturales, por su dimensión, para multiplicar el uso de la bicicleta. Ya lo tiene, ahora debe adquirir un rol mucho más preponderante. Queda claro que lo que está faltando es un empuje mucho mayor, más decisión. Esto es lo que la gente quiere, y es bueno para la ciudad. Está aprobado por la gente y las pequeñas resistencias se vencen al poco tiempo. Y la ciudad gana muchísimo.