La Oficina Municipal del Consumidor de Rosario recibe cada vez más denuncias de usuarios que llegan al edificio de calle Córdoba con las mismas preguntas sobre la tarifa de la energía eléctrica: por qué sus facturas de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) se dispararon de un mes a otro, qué pasó con los subsidios que recibían o por qué, directamente, ya no reciben el detalle impreso de lo que tienen que pagar.
“Las personas se acercan angustiadas por las facturas impagables que reciben y no saben cuál es el motivo”, advirtió la secretaria de la Oficina, Silvana Teisa, quien pidió una reunión con las autoridades de la compañía estatal para discutir la problemática.
Según confirmó, en las últimas semanas las consultas y reclamos crecieron de manera exponencial, y el área en la que trabaja se convirtió en la primera ventanilla de contención frente a un servicio esencial que cada vez genera más malestar.
Facturas que no llegan
Uno de los reclamos más frecuentes tiene que ver con la falta de entrega de la boleta impresa. Para muchos usuarios, sobre todo adultos mayores, esa ausencia no es un detalle menor: significa desconocer cuánto consumieron, si todavía cuentan con subsidio o si ya perdieron el beneficio. “Eso vulnera totalmente lo establecido en el artículo 25 de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor, que obliga a informar con claridad el detalle de lo que se cobra”, señaló Teisa.
En la práctica, son frecuentes los casos de jubilados que llegan a la Oficina del Consumidor con un papelito en la mano. No es la factura, sino una nota con la dirección del portal digital de la empresa. La propia EPE los deriva para que allí los ayuden a generar un usuario y clave de la oficina virtual.
Pero, como subrayó la funcionaria, “muchos de esos vecinos no cuentan con un celular con prestaciones suficientes, ni con internet, ni con el conocimiento tecnológico para hacerlo. Es trasladarles un problema en lugar de darles una solución”, detalló.
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Estimaciones
Otra de las quejas que se repite está vinculada con la falta de lectura de los medidores. Según Teisa, la empresa factura en ocasiones un consumo estimado y recién al mes siguiente carga el verdadero gasto. El resultado, denunció, es una boleta mucho más elevada porque el excedente se acumula y se cobra con una tarifa superior.
“Todos sabemos que, a partir de los 300 kilovatios, cada unidad consumida tiene un valor distinto y muy superior. Si ese consumo se traslada de un mes a otro, se paga mucho más caro. Eso no corresponde y genera un perjuicio directo al bolsillo del usuario”, explicó la titular de la oficina.
Subsidios
El tercer eje de conflicto aparece con la quita de beneficios a sectores vulnerables. Según la funcionaria, la EPE resolvió retirar la tarifa social a aquellos usuarios que ya no figuran en la categoría N2 del Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (Rase). El problema es que muchos de ellos, aun sin estar en ese segmento, no tienen ingresos suficientes para afrontar una tarifa plena.
“Ese usuario tal vez pagaba 30 mil pesos por factura y hoy se encuentra con una que triplica o más ese valor”, ejemplificó Teisa. El cambio no sólo desordena la economía de miles de hogares, sino que deja a familias enteras en una situación de vulnerabilidad frente a un servicio que es básico y que no se puede dejar de usar.
Pedido de reunión
Ante este panorama, la Oficina Municipal del Consumidor solicitó formalmente un encuentro con las autoridades de la empresa provincial. El objetivo es trasladar los reclamos que llegan cada día, exigir explicaciones por las modalidades de facturación y reclamar soluciones para los usuarios más afectados.
“Esperamos tener una pronta respuesta por parte de la EPE, para poder atender los reclamos de los usuarios y resguardar sus derechos, ya que ese es nuestro espíritu”, sostuvo Teisa. Mientras tanto, la aparición por goteo de vecinos que buscan orientación no se detiene. Cada testimonio refuerza la misma idea: las facturas de la luz dejaron de ser un trámite mensual para convertirse en una fuente de angustia.