Otros miembros de la familia García también quedaron comprometidos:
- Damián Roberto García, exdirector de HLB Pharma y socio de la Droguería Alfarma SRL.
- Diego Hernán García, integrante de la dirección del laboratorio.
- Nilda Furfaro, madre de los anteriores, con rol gerencial.
Todos fueron procesados por adulteración de sustancias medicinales con resultado de muerte.
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Responsables técnicos y de control
El fallo también alcanzó a directivos y responsables de control de calidad, entre ellos:
- Javier Martín Tchukrán, director de Manufactura de HLB Pharma.
- José Antonio Maiorano, director técnico a cargo de la producción y liberación de los lotes contaminados.
- Carolina Ansaldi, directora técnica de Laboratorios Ramallo SA.
- Víctor Pablo Boccaccio, director de control de gestión.
- María Victoria García, gerenta de calidad.
- Wilson Daniel Pons, jefe de control de calidad.
Además, fueron procesados técnicos y supervisores de Laboratorios Ramallo, como Adriana Iúdica, Dayana Astudillo Bolívar, Rocío Garay, Edgardo Sclafani y Eduardo Darchuk, todos señalados por liberar y validar lotes adulterados.
Los que siguen bajo investigación
El juez decidió no procesar, por ahora, a Horacio Antonio Tallarico, presidente formal de Laboratorios Ramallo SA. Kreplak lo describió como un “prestanombre” de la familia García, sin injerencia directa en lo técnico, aunque advirtió que aún hay pruebas en curso y decretó su falta de mérito.
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En la misma situación quedó Rodolfo Antonio Labrusciano, trabajador del área administrativa y de compras, sin evidencias de participación directa en la adulteración ni en la documentación investigada.
Una causa con impacto nacional
El caso del fentanilo contaminado provocó una de las mayores crisis sanitarias recientes, con más de 120 muertes bajo sospecha y cientos de pacientes afectados. La investigación apunta a los responsables de la cadena de producción y control de los laboratorios implicados, así como a la distribución de los lotes contaminados.
Las familias de las víctimas continúan reclamando justicia y piden que las condenas se apliquen con el máximo rigor. Mientras tanto, la Justicia mantiene abiertas varias líneas de investigación para determinar la responsabilidad penal de otros involucrados.
Qué es el fentanilo
El fentanilo es un opioide sintético (fabricado) que los médicos pueden recetar para tratar el dolor. El fentanilo también se fabrica ilegalmente y se vende como droga callejera. A menudo, se mezcla con otras drogas callejeras (como la xilazina, la heroína o la cocaína) para aumentar sus efectos, hacer que la droga sea más adictiva o reducir el costo.
Incluso en dosis muy pequeñas, el fentanilo puede ser mortal.
Otros nombres para el fentanilo son Apache, Dance Fever, Goodfellas, Jackpot, Murder 8
¿Cómo se usa el fentanilo?
El fentanilo fabricado ilegalmente está disponible en forma líquida y en polvo. Puede convertirse en pastillas, usarse como un aerosol nasal o gotas para los ojos, inyectarse o insertarse en papel o caramelos.
A veces, las personas no saben que las drogas callejeras que consumen contienen fentanilo. Creen, por lo que les dicen, que es un medicamento de marca (por ejemplo, oxicodona) cuando en realidad es fentanilo. Es posible que estas personas sufran una sobredosis porque no saben lo fuerte que es la droga.
¿Cuál es el efecto del fentanilo?
El fentanilo hace que alguien tenga subidones. También puede causar somnolencia, náuseas, vómitos y retención de orina (no poder orinar), respiración lenta e incluso la muerte.
El fentanilo es altamente adictivo. Si alguien trata de dejar de usarlo, a menudo desarrolla síntomas de abstinencia, como sensación de pánico, insomnio, escalofríos y sudores fuertes, dolor muscular, calambres estomacales, náuseas, vómitos y diarrea.
Por qué se usa fentanilo en terapia intensiva
El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, utilizado principalmente en entornos hospitalarios para el manejo del dolor severo y la sedación en pacientes críticos. Su potencia es aproximadamente 100 veces mayor que la de la morfina y 50 veces superior a la de la heroína, lo que lo convierte en una herramienta eficaz pero también en una sustancia de alto riesgo si no se administra adecuadamente.
En Argentina, el fentanilo se emplea desde hace más de cuatro décadas en medicina humana y veterinaria, especialmente en procedimientos anestésicos y en unidades de terapia intensiva donde se requiere la conexión de pacientes a respiradores. Su uso está estrictamente regulado y no está disponible para la venta al público general, lo que ha contribuido a evitar crisis de consumo como las observadas en otros países.
Este año se reportó un brote infeccioso en hospitales de distintos puntos del país, atribuido a un lote de fentanilo contaminado con bacterias. Este incidente ha llevado a las autoridades sanitarias a iniciar investigaciones y a reforzar los controles sobre la producción y distribución de este medicamento.
A nivel internacional, el fentanilo ha sido vinculado a un aumento significativo en las muertes por sobredosis, especialmente en Estados Unidos, donde su uso ilícito y la mezcla con otras drogas han generado una crisis de salud pública. La sustancia puede ser letal incluso en dosis muy pequeñas, y su presencia en el mercado ilegal ha llevado a las autoridades a implementar medidas estrictas para su control.
Es fundamental que el fentanilo sea administrado únicamente por profesionales de la salud en contextos controlados, y que se mantenga una vigilancia constante sobre su distribución y uso para prevenir riesgos asociados a su potencia y potencial de abuso.