Cinco de los seis jueces conservadores de la Corte Suprema estadounidense, de nueve miembros, votaron a favor de la revocación de la sentencia Roe vs. Wade de 1973, que desde hace casi medio siglo garantizaba el derecho constitucional al aborto. El fallo, si bien era esperado, provocó una enorme conmoción en Estados Unidos, con reacciones muy enfáticas del presidente demócrata Joe Biden y otros líderes partidarios, que prometieron luchar por revertir el dictamen mediante una ley federal. El tema será sin dudas el predominante de acá a noviembre, cuando se harán las elecciones de “medio mandato”, en las que estará en juego el equilibrio en las dos Cámaras del Congreso.
La Corte, dominada por una mayoría conservadora de seis sobre nueve miembros que se terminó de conformar durante la presidencia de Donald Trump, dictaminó a favor de una ley que restringió el aborto en el estado de Mississippi. “Roe estaba terriblemente equivocado desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre el tema del aborto, Roe y Casey (un caso similar de 1972) han inflamado el debate y profundizado la división”, escribió el juez Samuel Alito, el redactor del fallo y uno de los cinco jueces que votó a favor de la revocación de “Roe vs. Wade”. El presidente del tribunal, John Roberts, se opuso junto con los tres jueces liberales. Roberts escribió una opinión concurrente, en la que manifestó que él no habría anulado Roe, sino que sólo habría mantenido la ley de Mississippi que prohíbe los abortos después de las 15 semanas de gestación. Los tres jueces nombrados por Trump votaron a favor de la revocación. “Es hora de hacer caso a la Constitución, y devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo”, indicó el juez Alito en su texto.
El argumento central de la Corte es que el tema debe resolverse en el Congreso y las Legislaturas estatales por medio de una ley federal y leyes estatales. Alegan que el fallo de 1973 nunca fue respaldado por una ley. La materia, dijo la Corte, es de la órbita del Poder Legislativo y no del Poder Judicial. Para la Corte, el aborto no es un derecho constitucional, y en 1973 la Corte de entonces se arrogó dictaminar sobre un “derecho inexistente” en la Constitución. Es materia legislativa, porque desde 1973 a hoy nunca se promulgó una ley federal de aborto. La Corte no se pronuncia abiertamente contra el aborto, sino que señala que es un tema del Poder Legislativo.
Aunque la mayoría fue mínima (5 a 4), se impuso el bloque conservador formado por Samuel Alito, que escribió la opinión ganadora, Thomas Clarence, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh, Amy Coney Barrett. Los tres últimos fueron nominados por Donald Trump. Los tres miembros de origen liberal —Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Stephen Breyer (que se jubilará en breve)— votaron en contra. El examen de la Corte había comenzado a partir de una demanda constitucional presentada por la Organización de Salud de la Mujer de Jackson, Missisipi, contra una ley aprobada en 2018 por la legislatura de ese Estado. La ley prohíbe el aborto después de la 15ª semana de embarazo. Por otro lado, la sentencia “Planned Parenthood vs. Casey” de 1972 establece que el aborto es viable hasta que el feto no es autosuficiente, es decir, hasta los siete meses de embarazo aproximadamente. La opinión de Alito, compartida posteriormente por los otros cuatro jueces, es contundente: “Roe vs. Wade nació mal”.
El fallo cuestiona el fundamento del derecho a elegir basado en la 14ª Enmienda de la Constitución, que garantiza a los ciudadanos las libertades políticas y civiles. Esa disposición se introdujo en una época (1868) “cuando ni siquiera se hablaba del aborto. Por lo tanto, no hay ninguna razón para garantizar el derecho a elegir en materia de embarazo en todo el territorio federal”, concluye el fallo. La consecuencia inmediata es que el tema “tendrá que volver a los Estados individuales”.
Ya hay 22 estados que adoptaron una legislación muy restrictiva. Las mujeres embarazadas ya se enfrentan a una prohibición casi total en Oklahoma y a una prohibición después de seis semanas de gestación en Texas. Las clínicas de al menos otros dos estados, Wisconsin y Virginia Occidental, dejaron de realizar abortos tras la decisión de la Corte. Otros cuatro Estados están dispuestos a seguir su ejemplo. Las mujeres seguirían teniendo libertad de elección en los Estados liberales de ambas costas, desde California hasta Nueva York. El escenario más probable, pues, es el de un país aún más dividido.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que “la salud y la vida de las mujeres en esta nación ahora están en riesgo” después del fallo. Biden dijo que la decisión “literalmente hace retroceder a Estados Unidos 150 años. La Corte expuso leyes estatales que penalizan el aborto que se remontan al siglo XIX como justificación; la Corte literalmente hizo retroceder a Estados Unidos 150 años”, dijo Biden. “Es un día triste para el país, en mi opinión”, agregó desde la Casa Blanca.
Otros derechos en la mira
El fallo de la Corte reaviva especulaciones sobre otros derechos, como la anticoncepción y el matrimonio gay, planteadas por uno de los magistrados supremos. “En futuros expedientes deberíamos revisar todas las jurisprudencias”, escribió el juez supremo Clarence Thomas en su alegato sobre el aborto, pero en referencia a tres sentencias sobre derechos sexuales. Thomas citó los fallos “Griswold vs. Connecticut”, de 1965, que consagra el derecho a la anticoncepción; “Lawrence vs. Texas”, de 2003, que declara inconstitucionales las leyes que sancionan las relaciones entre personas del mismo sexo, y “Obergefell v. Hodges”, de 2015, que protege el matrimonio para todos. Según Thomas, como estas jurisprudencias se basan en el mismo precepto de la Constitución que el que protegía el derecho al aborto, la Corte Suprema tiene “el deber de ‘corregir el error’” que establecieron. Habría entonces que analizar si otros apartados de la Constitución “garantizan el sinfín de derechos” así “generados”, explicó.