Rusia inició este jueves una amplia invasión en Ucrania, golpeando ciudades y bases militares con bombardeos aéreos o artillería, y enviando tropas y tanques desde múltiples direcciones, en un avance que podría reescribir el panorama geopolítico. El gobierno ucraniano pidió ayuda mientras los civiles se amontonaban en trenes y automóviles para huir.
La amenaza para Kiev, la capital ucraniana, era dramática durante la noche: los llamados a buscar refugios seguros adquirieron tonos alarmantes. Cerca de la medianoche, en un discurso a la nación, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, aseguró que las fuerzas rusas habían ingresado a Kiev.
“Nos hemos quedado solos. No veo quién esté listo para luchar por nosotros”, aseguró el presidente sobre el apoyo de las potencias de Occidente. Además, el mandatario señaló que el número de fallecidos por los ataques rusos fue de 137 y dio a conocer la firma de un decreto llamando a la movilización general para “garantizar la defensa del Estado, manteniendo la preparación para el combate”. Prohibió la salida del país “de los hombres de 18 a 60 años”.
En ese marco traumático, se vislumbraban dos escenarios sobre Kiev: que las fuerzas rusas, cinco veces superiores a las ucranianas, finalmente entren y tomen la capital, o que la pongan bajo sitio, en un escenario al estilo de Sarajevo durante la guerra en Bosnia en los años 90.
No se descartaba que las fuerzas rusas tomasen también la estratégica ciudad de Kharkiv, al norte de Kiev y a tan sólo 40 kilómetros de la frontera con Rusia.
Más de 200 ataques en doce horas repartidos por todo el país, más un centenar de misiles, fueron lanzados por Rusia este jueves.
El presidente ruso, Vladimir Putin, restó importancia a las condenas internacionales y las nuevas sanciones, mientras desató la guerra terrestre más grande en Europa en décadas. De manera escalofriante, Putin se refirió al arsenal nuclear de su país, al amenazar con “consecuencias que nunca han visto”.
Sirenas antiaéreas, explosiones, proyectiles y la masiva huida en automóviles de civiles por las calles de varias regiones pudieron verse en videos registrados y subidos profusamente en redes sociales para mostrar el pánico desatado entre los ucranianos.
Medios internacionales reportaron largas filas en estaciones de servicio, cajeros automáticos y supermercados en Sloviansk, en la región del Donbass, donde se escucharon varias explosiones.
Asalto
El asalto terrestre se desarrolló en tres direcciones principales: la más temida despegó por el norte, los tanques rusos partieron desde Bielorrusia y abrieron camino hacia Kiev, que está a sólo 150 kilómetros de la frontera, tomando el control de la central nuclear eléctrica de Chernobyl en desuso y avanzando para conquistar el puerto Antonov de Hostomel, a unos 10 kilómetros de la capital, ahora directamente amenazado.
En el frente oriental, los rusos avanzaron hacia Jarkiv, con tanques entrando cerca de Sumy, donde se reportaron los combates más violentos. Kiev habló de “15 tanques destruidos” gracias a los cohetes antitanque Javelin suministrados desde Estados Unidos.
En este frente también avanzaron las milicias separatistas de Lugansk que, “gracias al apoyo de la artillería rusa”, conquistaron Shchastia y Stanytsia Luhanska, mucho más allá de la línea de contacto.
Por el sur, las milicias de la otra región disidente, Donetsk, avanzaban con algunos tanques hacia el puerto de Mariúpol, mientras que las fuerzas rusas estacionadas en Crimea, asistidas por la potencia de fuego de los barcos en el Mar Negro, rompían la defensa ucraniana en las líneas de Kherson, tomando el control de la central hidroeléctrica de Kakhovka.
A todo esto, un avión de transporte militar ruso Antonov An-26 se estrelló cerca de la frontera ucraniana, debido a un problema técnico, provocando la muerte de su tripulación.
Economía golpeada
Si bien Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Rusia, es Ucrania donde la economía se está erosionando más rápidamente bajo la amenaza de una guerra.
Una por una, las embajadas y oficinas internacionales en Kiev han cerrado. Vuelo tras vuelo fue cancelado cuando las compañías de seguros se negaron a cubrir los aviones que llegaban al país. Cientos de millones de dólares en inversiones se agotaron en unas cuantas semanas.
El estrujamiento de la economía ucraniana es una táctica desestabilizadora clave en lo que el gobierno describe como “guerra híbrida” con la intención de corroer al país desde su interior.
Los problemas económicos incluyen a restaurantes que no se atreven a tener a mano comida para más de un par de días, el estancamiento de los planes para una planta de producción de hidrógeno que podría ayudar a Europa a dejar de depender del gas ruso, y las condiciones inciertas para el transporte marítimo en el Mar Negro, donde los buques de contenedores deben sortear cuidadosamente las embarcaciones militares rusas.