El gobernante de Cataluña, Carles Puigdemont, tiene previsto no responder hoy en forma directa al ultimátum del gobierno de España, sobre si declaró o no la independencia el pasado martes, según anticipa la prensa de Barcelona. Esta ambigüedad llevará a que el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, ordene intervenir a Cataluña, invocando el artículo 155 de la Constitución. Será la primera vez que se interviene una Comunidad Autónoma desde el retorno de España a la democracia en 1978. Fuentes del gobierno central recordaron ayer que Puigdemont está obligado a ofrecer una respuesta "clara y sencilla" al requerimiento formal por escrito que le envió el viernes pasado y que sólo esa respuesta podría evitar la puesta en marcha de los mecanismos previstos en el citado artículo de la Constitución.
Este fin de semana Puigdemont quedó atrapado en la trampa que él mismo se creó. De un lado, el terminante ultimátum de Rajoy; del otro, los emplazamientos y presiones de los sectores más duros de su propia coalición para que declare sin más la independencia. Los sectores más moderados se pronunciaron por la que finalmente sería hoy la opción elegida por Puigdemont: no pronunciarse directamente, dando así tácita respuesta al emplazamiento por sí o por no que lanzó Rajoy el viernes a la mañana.
En Madrid ya se advertía que "cualquier contestación distinta a una simple respuesta afirmativa o negativa se considerará confirmación" de la declaración de independencia, lo que activaría la suspensión de competencias de la Comunidad Autónoma. Pero hay que remarcar que esta no se activaría hoy, sino el jueves o viernes próximos, dado que en su ultimátum Rajoy dio una segunda fecha para "rectificar" al Ejecutivo catalán. Pero la respuesta inequívoca debe darse hoy. La intención de Puigdemont es incluir en una carta pública una oferta de diálogo, que según sectores de su coalición, se debe acotar a un mes y medio.
La estrategia incluiría un plan de movilización ciudadana con el argumento de que el gobierno central responde a la oferta de diálogo con la "opresión" al aplicar el artículo 155. Se trata, al fin y al cabo, de alimentar la imagen internacional de mano tendida mientras el Estado pone en marcha las previsiones constitucionales. Desde el gobierno español, se insiste en que la única respuesta que esperan de Puigdemont para abrir el diálogo es que "no declaró la independencia" y que "una carta o la simple reiteración de su discurso" en el "Parlament" no frenará las medidas ya anunciadas por el poder central, es decir, la intervención. En esta línea, se insiste en "pedir a Puigdemont la respuesta permitiría poner fin a la tensión de los últimos días y recuperar la convivencia así como el marco legal previo a cualquier diálogo político".
Según la agencia de noticias AFP, Puigdemont, preparaba ayer su respuesta al gran dilema: proclamar abiertamente la independencia hoy y empujar al Estado español a suspender la autonomía de Cataluña, o retroceder y encolerizar a sus alia
dos secesionistas. El mandatario catalán tiene hasta hoy a las 10 de la mañana para comunicarle al gobierno central de Mariano Rajoy si declaró o no la independencia de Cataluña el pasado martes en el Parlamento regional.
Aplicar el artículo 155 de la Constitución es una medida drástica, que implica intervenir las amplias competencias del gobierno catalán, como la sanidad, la educación y la policía regional.
Ayer, Puigdemont no quiso desvelar su respuesta al participar en un homenaje a Lluís Companys, presidente catalán quien en 1934 proclamó la independencia bajo la República. Esta aplastó la independencia catalana sin contemplaciones, en apenas diez horas. Seis años más tarde Companys fue fusilado por la dictadura franquista.