Adolfo Suárez, quien fuera el primer jefe de gobierno de la transición democrática española, falleció a los 81 años, víctima de Alzheimer. El rey Juan Carlos y los principales dirigentes políticos elogiaron la figura del primer gobernante democrático que tuvo España (1976-81), luego de los largos 40 años de dictadura franquista (1936-76).
Su estado de salud se había deteriorado mucho en los últimos días, lo que llevó a que su hijo Adolfo Suárez Illana anunciara el viernes que el desenlace era "inminente", desencadenando una gran cantidad de mensajes de pesar. Ayer se informó a los periodistas que aguardaban novedades ante la clínica de Madrid donde estaba internado de su fallecimiento.
Suárez fue elegido en 1976 por el rey Juan Carlos I para presidir el gobierno de transición que convocaría las primeras elecciones democráticas en España en más de 40 años, y de cuyo Parlamento salió la Constitución española de 1978.
El estado mental y físico del que fuera primer gobernante constitucional de España tras la dictadura de Francisco Franco se deterioró lentamente en la última década, en la que dejó de recordar incluso que fue jefe de gobierno. La médica que lo atendió durante su enfermedad dijo que el fallecimiento se debió a la evolución natural del Alzheimer, y que permaneció sereno, rodeado de su familia y con muy buena calidad de vida hasta el final.
Mensaje real."Mi dolor es grande", dijo el rey Juan Carlos en una declaración televisada en la que definió a Suárez como un "amigo leal y un colaborador excepcional. El dolor no es obstáculo para recordar y valorar uno de los capítulos más brillantes de la historia de España, la transición, que protagonizada por el pueblo español impulsamos Adolfo y yo junto con un excepcional grupo de personas de diferentes ideologías, unidos por una gran generosidad y un alto sentido del patriotismo", agregó el jefe del Estado. El monarca, vestido de traje y corbata negros y ante una foto en la que aparecían ambos, definió a Suárez como "un hombre de Estado", que puso el interés del conjunto de la nación "por encima de intereses personales y de partido".
El jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, alabó también la memoria de un "hombre de concordia que hizo posible la democracia en España", para agregar que "vivimos un día de tristeza para los españoles" pero "también vivimos un día de homenaje para quien es una de las figuras más importantes y positivas de nuestra historia común". El ex jefe de gobierno socialista,José Luis Rodríguez Zapatero, coincidió con su sucesor al frente del Ejecutivo: "La trayectoria del presidente Suárez evoca el mejor espíritu de nuestra transición democrática: el reconocimiento del discrepante, el fomento de la tolerancia, la práctica de diálogo y, gracias a esa actitud, la capacidad para forjar grandes acuerdos". Pero tal vez el más sensato y sin dudas el más sentido de los comentarios lo hizo uno de sus hijos, Adolfo Suárez Illana: "Esos dos hombres (por su padre y el rey) cambiaron el rumbo de la historia", dijo visiblemente emocionado sobre el legado de su padre. "Sin ellos España no hubiera volado ni tan alto ni tan lejos".
Año bisagra.Suárez ganó las primeras elecciones democráticas realizadas en España en más de 40 años en 1977, al frente de la Unión de Centro Democrático (UCD), un partido fundado por él. Meses antes había legalizado el Partido Comunista (PCE). Ocupó varios cargos de relieve durante el régimen de Franco, y su designación por el rey en 1976 causó inicialmente mala impresión: se creyó que Juan Carlos optaba por la línea más conservadora. Pero era justo lo contrario. Suárez haría una reforma política que instauraría la democracia plena en España y convocaría a la reforma de la Constitución. Ambas medidas enterraron para siempre al franquismo, al que Suárez perteneció desde la juventud y del que llegó a ser secretario general del Movimiento, su expresión institucional.
Ayer, algunas de las principales "plumas" del periodismo español lo recordaron con grandes alabanzas. En El País de Madrid, y bajo el título "Un hombre de Estado frente a las bayonetas", Juan Luis Cebrián comentó: "La contribución de Suárez a la instauración de la democracia fue monumental. Tuvo su colofón épico cuando permaneció impasible ante los rifles de los golpistas". Se refería al 23 de febrero de 1981, cuando se plantó, junto al vicejefe de gobierno saliente general retirado Gutiérrez Mellado, ante los 200 guardias civiles armados que tomaron el Parlamento, en el fallido golpe de Estado que abortó horas después el rey Juan Carlos. Cebrián recuerda que "la decisión del rey, a principios de julio de 1976, de encomendarle a Suárez la jefatura del gobierno causó una sorpresa mayúscula dentro y fuera de España. Nadie esperaba que el elegido para la tarea de construir la democracia fuera un falangista relacionado con el Opus Dei y antiguo favorito del almirante Carrero Blanco, el delfín de Franco asesinado por ETA".