"Desde los atentados de París y ahora que votamos, evito ir a lugares muy concurridos", cuenta Elena Gómez, que expresa sus temores mientras da sorbos a un vermú. La Puerta del Sol bulle bajo las luces navideñas a cinco minutos a pie del departamento del centro de Madrid en el que esta auditora financiera de 34 años cena con amigos. "En algún momento iré a comprar regalos de Navidad de mi familia, pero me da cierto temor", insiste, antes de recordar que España está en el punto de mira del yihadismo. Lo sufrió el 11 de marzo de 2004, tres días antes de comicios como los que se celebran hoy. En plena hora pico, con una decena de bombas los terroristas mataron a 191 personas en varios trenes de Madrid. El peor atentado de la historia en suelo europeo. El ataque a la embajada española en Kabul en plena campaña electoral, aunque lejano, avivó el recuerdo de aquellos atentados, que volvieron a ser evocados con los sucesos de París.
Elena Gómez no es la única con temor. Forma parte del 83 por ciento de la población española que cree posible que se repita una acción terrorista de ese tipo, según un sondeo que el diario El Mundo publicó tras los atentados en la capital francesa.
"La posibilidad está ahí". Una semana antes de esos ataques, el director general de la policía española, Ignacio Cosidó, expresaba el temor a viva voz. "La posibilidad de un atentado está ahí", dijo tras la detención en Barcelona de dos hombres de origen marroquí que reclutaban y adoctrinaban terroristas para el Estado Islámico (EI). El temor tomó forma de dispositivo de seguridad extremo el 21 de noviembre, para el partido entre el Real Madrid y el Barça en el Bernabéu: 1.100 policías, el doble de lo habitual, y 1.400 miembros de la seguridad privada del club blanco. "Salir del ascensor y ver a un francotirador impresionaba", señala Paco Santas, periodista del diario ABC. "Era seguramente el lugar más seguro de Europa y aún así se me pasaban cosas por la cabeza".
En lo que va de año, más de medio centenar de yihadistas fueron detenidos en España, además de tres decenas de personas acusadas de prestarles apoyo. Se desarticularon células de captación, adoctrinamiento y envío de islamistas a las filas del EI en Siria e Irak, y también células dispuestas a actuar en el país. Con este trasfondo, estos comicios, que coinciden con las aglomeraciones navideñas, son todo un reto para las fuerzas de seguridad. "El dispositivo no es el mismo que en otras elecciones", dicen fuentes del Ministerio del Interior. "Estamos en nivel 4 de alerta terrorista", recuerdan. Es el primer sufragio en ese nivel de alerta.
Mayores controles. Tras la matanza de París, las autoridades se plantearon elevarlo al máximo, que implica sacar al Ejército a las calles. No lo hicieron, pero reforzaron los controles fronterizos y la vigilancia de las infraestructuras críticas. También incrementaron la vigilancia sobre sospechosos que ya estaban siendo investigados por yihadismo.
La amenaza islámica es el mayor problema de seguridad al que se enfrentan las democracias occidentales. Este mes, el Ministerio del Interior español puso en marcha un dispositivo para convertir a los ciudadanos en informantes: una web, un número de teléfono y una aplicación para celulares para denunciar anónimamente a sospechosos de radicalismo islámico.
Caminar por la Puerta del Sol, donde la cadena de grandes almacenes más conocida de España tiene varios centros y las tiendas de moda se suceden una tras otra, es estos días de compras navideñas una prueba de paciencia para los caminantes. Pocos reparan en los agentes de policía, a caballo y en furgones, que, vigilantes, están repartidos por la plaza y las calles que salen de ella.