Poco después de las 5 de la tarde, los ciudadanos comenzaron a ingresar al Salón Westminster del Parlamento británico. Quieren dar su último adiós a la reina Isabel II, antes del funeral y entierro previstos para el próximo lunes. El gran desafío corre por parte del gobierno inglés y el ayuntamiento londinense: esperan una concurrencia de entre 750 mil y un millón de personas, que deben formarse en una fila de unos 16 kilómetros a orillas del río Támesis, donde pasarán largas horas e incluso alguna noche completa, y también deben comer, ir al baño e incluso soportar la lluvia o el sol, lo que sea que decida el impredecible clima británico.
El encuentro con el féretro de la reina, cubierto por el estandarte real y la corona imperial, será breve, casi fugaz. A miles de británicos eso no les importa: a primera hora de este miércoles varios miles de personas amanecieron con mantas, sillas, tiendas de campaña e impermeables, señales de que pasaron la noche en la fila.
Los ingleses deberán demostrar que tienen bien ganada su reputación de expertos formadores de hileras. Y para enfrentar este enorme reto logístico las autoridades que supervisan la tarea consultaron a expertos de manejo de filas y científicos del comportamiento.
Habrá cientos de auxiliares, policías y socorristas asignados para vigilar a las multitudes, junto con treinta pastores de diversas religiones y voluntarios de una organización de prevención del suicidio que apoyarán emocionalmente a los dolientes. Un par de intérpretes de lenguaje de señas también estarán disponibles.
"Deberán estar de pie por muchas horas, posiblemente durante la noche, con pocas oportunidades para sentarse ya que la fila estará moviéndose continuamente", señalan las instrucciones para aquellos que deseen asistir.
La gente puede revisar el largo de la fila y el tiempo de espera en las redes sociales del Departamento de Cultura, Digital, Medios y Deportes. Aquellos que se pongan en la cola recibirán brazaletes numerados para que puedan ir a comer o al baño sin perder su lugar. Existe también una fila accesible para las personas con necesidades especiales o que no pueden estar de pie por mucho tiempo.
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Las autoridades esperan que los dolientes ayuden a que la fila esté vigilada por sí misma. Pero nada pueden hacer si de repente se larga a llover o surge una tormenta, como tampoco si sale el sol y sube mucho la temperatura. Por eso, recomiendan llevar paraguas y protector solar.
El gobierno también sugiere que los ciudadanos estén bien provistos de alimentos y bebidas, que deberán consumir antes de aproximarse al salón, ya que están prohibidos dentro del Parlamento. También se recomienda llevar baterías portátiles para mantener los celulares cargados.
También hay que calcular las demoras por las estrictas revisiones de seguridad. No se pueden llevar bolsos grandes, líquidos, pintura en spray, armas blancas, fuegos artificiales, flores, velas, peluches y “publicidad o mensajes de marketing”.
Dos horas antes de que abrieran las puertas, la fila de dolientes ya se extendía por unos 3 kilómetros desde el Parlamento hacia el cercano Puente Lambeth y continuaba sobre el margen sur del río Támesis. La ruta designada se amplía por 11 kilómetros pasando el Teatro Nacional, el teatro Shakespeare's Globe, el museo Tate Modern y el Puente de la Torre hacia el Parque Southwark en el sur de Londres, donde puede continuar por casi cinco kilómetros más en forma de zigzag.