Momentos de incertidumbre y probablemente pase de facturas, quienes detentan el poder aún con mecanismos presuntamente democráticos, mantienen a grandes sectores de la población bajo presiones constantes a los fines de su disciplinamiento, a través de la agudización de la pobreza, con detenciones arbitrarias, torturas, utilización del gatillo fácil y hasta el recurso de una Justicia advenediza que condena a luchadores sociales. Ante las reacciones de protesta de sus principales herramientas, la policía, instrumento de represión que se ha rebelado, pretendiendo que sus servicios sean bien pagos, porque al fin y al cabo son portadores autorizados de las armas y pagan con sus vidas. Los gobiernos tuvieron que ceder otorgando aumentos inprevisibles. Por supuesto que frente a esta situación aquellos sectores desposeídos, marginados, y sin ninguna perspectiva de trabajo o salidas decorosas de tanta opresión y hambre, encuentran la posibilidad de hacerse con algo de valor –aunque a veces se unan a esas aventuras quienes objetivamente no lo necesitan–. En fin, gobernantes, ustedes deberían ya saberlo. De manera tal que si pretenden seguir usufructuando sus ventajas den la paga que sus sostenedores les exigen; para eso dispongan de los subsidios que les dan grandes empresarios, legisladores, dietas y otros menudeos porque de otra forma los disciplinadores pueden enojarse mal y volverse contra sus mandatarios. Porque como decía un gran filósofo “el poder nace del fusil” los que implementan políticas en exclusivo beneficio de su clase y cuyo precio siempre los pagan los pueblos, en especial los más desposeídos, necesitan esas fuerzas represoras. Además con el ascenso del jefe de inteligencia del Ejército han conformado un “combo” con las demás fuerzas represivas que tiran por la borda y demuestran la falsedad de las políticas de defensa de los derechos humanos.































