Me voy a referir a un hecho concreto que sucedió hace diez días en la provincia de La Rioja, donde un señor apellidado Herrera ganó las elecciones provinciales siguiendo el viejo y reiterado concepto de un coprovinciano de él que llegó a presidente de la Nación con una frase que ha sido célebre durante más de una década por su inverso efecto: "Síganme que no los voy a defraudar". Este señor Herrera llegó a la gobernación de la provincia de La Rioja por medio del tradicional latiguillo y empleó básicamente los mismos conceptos que el ex presidente. Luchó en la Legislatura provincial de La Rioja contra la política minera del anterior gobernador y el pueblo riojano lo siguió hasta el punto de crear una crisis institucional, lo que originó la renuncia del anterior gobernador y que él ganara las elecciones que se produjeron en forma adelantada debido a la crisis institucional ya mencionada. Una vez en el poder hizo exactamente todo lo contrario a lo que había dicho y siguió con la política minera que había criticado. En "Las Palabras", diccionario de disparates políticos de Hugo Caligaris" fuentes autorizadas confirmaron la versión de que los conflictos de público dominio allí ocurridos se debieron al hecho de que Adán era oficialista y Eva opositora. Invitados a comentar los efectos de la sanción ejemplar que recibieron nuestros corruptos abuelos, los voceros confiaron: "créase o no, desde entonces todo ha ido de mal en peor. No solo seguimos viviendo en el paraíso de la corrupción, sino que estamos abriendo nuevas sucursales en América".