Se cumplieron seis años de las muy intensas, desgastantes e inútiles tramitaciones con los distintos integrantes de la comisión de Previsión de la Cámara de Diputados, mediante mails, notas presentadas en el Congreso, entrevistas personales con ellos y sus asesores, cartas documento a la presidente de la Nación, al ministro de Trabajo, titulares de Afip y Ansés. Inclusive, solicité en el año 2010, la intervención del entonces cardenal Jorge Bergoglio. Todo fue en vano y la ley en cuestión, maltratadora de nuestros haberes, fue obviada por la comisión responsable, en consecuencia admito la derrota, poniendo punto final a estas frustrantes gestiones. No obstante, pude apreciar directamente la ineficiencia, falta de criterio, insensibilidad e incoherencia de los representantes del pueblo y funcionarios participantes. Sirva esta publicación para información de las muchas personas afectadas por la ley y que seguían con creciente expectación esta desigual lucha. Está claro que los conceptualmente ridículos e injustos descuentos del impuesto, sufridos por una minoría de jubilados, sirven para mantener el desbocado despilfarro presupuestario de un decepcionante gobierno nacional y popular.