El poeta alemán Heinrich Heine, en una preciosa balada, evoca la suerte del último rey de Babilonia, Baltazar. No bien este blasfemó contra Dios, signos de fuego aparecieron en el muro, anunciando su próximo fin. De igual manera, NOB selló su suerte y su anunciado final ante su gente. Debo decir que los malos augurios para Berti y compañía comenzaron un 20 de octubre y no poco tuvo que ver en esta historia un tal Miguel A. Russo. Después de los dos cachetazos propinados por Central a NOB, éste nunca logró una verdadera recuperación. No alcanzan los nombres grandilocuentes. Tampoco ser estrella en Europa o tener monstruosos contratos. No alcanza. Hace unos días vi triste una parte grande de mi ciudad. Y eso no me gustó. Pienso en unos viejos versos de Queen que dicen: “Todos muertos, todos muertos, los sueños que tenía. No debo llorar si ya no existe”. Por último, me queda sólo aferrarme a una estampita de San Jorge, una foto del Tata, y saber que el fútbol siempre ofrece revanchas.