"Mi hijo vio bien al tirador y lo reconoció". Para Sandra no son buenos tiempos.
El lunes último por la noche su hijo Facundo, de 21 años, y Sebastián Galimany, de 22, fueron
baleados en el ingreso a un caserío de Grandoli 4951 cuando iban a buscar una moto chocada.
Sebastián recibió tres impactos y murió. A Facundo un balazo que le ingresó por la pelvis y le
salió por la cola, lo condenó a un ano contranatura al menos por dos meses. Si bien Sandra evitó
dar el nombre del apuntado, fuentes policiales con jurisdicción en la zona y que intervienen en la
causa aseguraron a La Capital que se trata del hijo de un líder de la barra brava de Newell"s Old
Boys que vive en el Fonavi de Lamadrid y Alice.
Facundo y Sebastián eran amigos de casi toda la vida. Era
normal verlos juntos ir de allá para acá, como ayer rememoraba Sandra C., de 43 años, mamá de
Facundo. "Le pregunté a Facundo «¿hijo, por qué fueron ahí solos a buscar esa moto?» Y él me
contestó: «Seba quiso ir por la moto. Es mi amigo y yo no lo iba a dejar ir sólo. Mi amigo murió
por eso pero yo tenía que ir con él»", comentó Sandra que le dijo su hijo. El homicidio de Galimany
y la herida recibida por Facundo ocurrieron el lunes pasado en Grandoli y Olegario Víctor Andrade y
son investigadas por la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas.
Como locos. Todo comenzó con un incidente que resultó ser menor en relación al
resultado final. Pasadas las 19, Facundo manejaba la Yamaha Crypton de Sebastián y en el cruce
mencionado al querer doblar en "U" chocó con otra moto. Los participantes sufrieron leves
quemaduras por la fricción contra el pavimento por la caída.
Cuando Facundo recopilaba los datos del accidente con
Brian, el muchacho que manejaba el otro rodado, en el ingreso de Grandoli 4951, tuvo un altercado
con un joven que se le acercó arma en mano.
Facundo dejó la moto y se fue. A las tres horas y media
regresó con un flete y su amigo para llevársela. Además había un tercer muchacho que fue a
ayudarlos. Cuando tenían la Crypton sobre la camioneta Peugeot 504 blanca, fueron emboscados a los
tiros con el resultado conocido.
El apuntado. Sebastián recibió tres balazos, con entrada y salida, en tórax,
abdomen y tobillo izquierdo. Heridas que le provocaron la muerte. A Facundo un proyectil le ingresó
por el lado izquierdo de la pelvis y le salió por el glúteo derecho. En el Heca lo operaron y
debieron practicarle una colostomía.
Desde el arranque de la investigación policial del hecho se
escuchó el apodo de un muchacho que vive en el Fonavi de Lamadrid y Alice, que tiene 18 años y es
parte de la familia más conocida del lugar. La que está íntimamente ligada a la barra de Newell"s
liderada por Roberto Pimpi Caminos y su familia.
Fuentes consultadas indicaron que el apodo del muchacho
—Chamí, por el jugador camerunés Alphonse Tchami quien jugó en Boca Juniors en los
noventa— está apuntado en la causa como quien abrió fuego contra Facundo y Sebastián.
Chamí es hijo del Pimpi Caminos. Sin embargo el ataque a
tiros sufridos por Sebastián y Facundo nada tendría que ver con la interna que se disparó en barra
leprosa, tras la derrota de Eduardo López en las últimas elecciones (ver aparte). En eso coinciden
fuentes policiales y la familia del sobreviviente del ataque.
"Los chicos fueron a un lugar que no tenían que pisar. Son
así los códigos de la zona", explicó Sandra. Para cualquiera que no viva en el barrio es
inconcebible pensar en una pelea a los tiros porque se cruce alguna frontera invisible o que una
persona se transforme en blanco por vivir en otra calle. Según lo que cuentan, en Tablada como en
este Fonavi, sucede.
Los roces. Hubo al menos tres cruces entre Chamí y Facundo. Uno fue el domingo 20
de julio, cuando Facundo y un muchacho apodado Perra tomaban una gaseosa en un quiosco de Grandoli
entre Gutiérrez y Sánchez de Thompson. "Estaban sentados en el piso y se presentó este mismo pibe.
Y empezó a disparar. Fueron cinco o seis tiros", relató Sandra. "Facundo recibió un disparo en el
antebrazo izquierdo y otra bala le desintegró el dedo medio. Y para evitar infecciones, le
amputaron dos falanges. El otro chico recibió un balazo en la pierna", recordó. Los otros dos
cruces fueron el día del fatal desenlace.
Sandra rehusó mencionar ni el nombre ni el apodo del
acusado de balear a su hijo y a Seba Galimany. Al ejecutor de los tiros lo designa como "este
pibe". Y agregó: "Si me pusieran ante este pibe que le disparó a mi hijo yo le preguntaría por qué
lo hizo ¿Por qué tanto odio? Es muy feo vivir con miedo y yo lo tengo por mis hijos".
Testimonio vital. Facundo ya declaró ante la policía, desterrando así el mito de
que "no se investiga porque la gente no denuncia". "Lo que contó mi hijo es que subieron la moto (a
la camioneta) y estaba todo bien. Facundo se puso a hablar con el padre del pibe con el que había
chocado. Y que de repente se escucharon varios disparos. El primero le dio a Seba y después del
segundo se cayó y dejó de ver a su amigo", relató Sandra.
"Los chicos no estaban armados y eso lo puede certificar la
policía y el fletero, que también lo declaró", aclaró la mujer. "Ellos no tienen nada que ver con
la interna de Newell"s. Seba era de Central y Facundo es de Racing. No fueron a copar la parada ni
hacer lío. Sólo fueron a buscar la moto", precisó.
A mínima distancia. El tirador disparó sobre Sebastián y Facundo desde una
distancia que no superaba los cuatro metros de distancia. Según los vecinos se escucharon varias
detonaciones. Cuatro balas dieron en el blanco. Una se estampó contra un Renault 12 estacionado. Y
otro plomo fue rescatado tras pegar en una pared. "Facundo no recuerda cuántos disparos fueron. Fue
muy rápido", explicó su mamá.
Sandra dice no querer sacar conclusiones apresuradas.
"Quiero que tanto la policía como la jueza resuelvan este caso. Me parece que son ellos, con las
pruebas que tienen, los que pueden armar este rompecabezas", indicó Sandra. "Necesito tener la
palabra de la jueza de que lo va a investigar. Me lo dicen, pero necesito escucharlo con mis
oídos", dijo la mamá de Facundo, el sobreviviente de la balacera.