Un corralón de venta de materiales de construcción fue víctima ayer de la ola de robos que sufre desde hace varios meses la localidad de Maciel. A la hora del cierre del comercio, varias personas irrumpieron en un local ubicado a cuatro cuadras de la comisaría del pueblo y maniataron a la encargada, a quien lesionaron al igual que al hijo del titular que se encontraba atendiendo. El dueño del comercio llegó justo en el momento del robo y también fue golpeado y atado. Los ladrones exigían dinero y lograron escapar dejando a los propietarios del comercio encerrados.
El dueño del corralón declaró que no va a hacer la denuncia, cansado de tantos robos. Esta es la tercera vez que lo asaltan. Por su parte, el jefe comunal, Jorge Marucco, le dijo a algunos vecinos que “ante estos hechos la policía nada puede hacer”, lo que provocó la ira de varios de ellos.
Desde hace un tiempo Maciel viene siendo asolada por robos a comercios y casas particulares. En algunos casos fuerzan las aberturas y acceden cuando los propietarios no están en sus casas, y en otros, como el ocurrido este viernes, utilizan la violencia para reducir a las personas y llevarse dinero y objetos de valor.
Hasta ahora, ninguno de estos atracos ha sido esclarecido, contándose entre las víctimas varias casas de familia, el frigorífico y negocios de distintos rubros. Uno de los últimos fue una agencia de loterías de donde se llevaron 40 mil pesos. Los únicos demorados en esta serie fueron dos menores por un robo menor de golosinas. Estos robos en promedio ya registran el récord de uno por semana, aunque últimamente la mayoría ya ni siquiera es denunciado.
El comisario.El descontento se centró en el comisario del pueblo, Miguel Fullana, que no vive en la localidad, ya que desde su llegada a Maciel se han acrecentado los robos y no se logra individualizar o detener a los responsables.
“No sé que esperan para hacer algo: una pueblada”, fue el comentario indignado de un vecino a La Capital. “Cada vez vamos peor. Ahora ataron a esta gente y le cortaron la cara. En otros casos alguien hace de campana y esperan que las personas se vayan para entrar por la fuerza a sus casas. No debiera ser tan difícil encontrar a los responsables. Esta es una población chica y nos conocemos todos”. El mismo opinó que “si no hay complicidad de la policía, al menos se trata de una gran ineficiencia”.
El mismo comentario se escuchó repetidamente entre quienes se animaron a hablar con la reserva de sus nombres. Muchos, incluso, extienden sus críticas al jefe comunal Marucco por que, dicen, “parece resignado a que esto siga sucediendo. Solo le falta sortear a quien quiere que le toque ser el próximo”, en una localidad que viene golpeada por una seguidilla de asaltos impunes.