La saga de la mafia de los afiladores dejó algunas esquirlas. Entre ellas, la denuncia de otro tipo de estafa. En el centro, es habitual ver personas vestidas con uniformes de recolectores que venden bolsas de residuos. Pero muchas veces, es una artimaña para timar al comprador. Meten unas pocas bolsas y las inflan, dicen que el embalaje trae 50 y cobran un precio similar al de un comercio, pero entregan menos. Interceptan gente distraída, jóvenes y mujeres.
La Municipalidad dice que no son recolectores, que incluso usan ropa vieja que podría pertenecer a un familiar o que alguien se la regaló. Lo mismo dice el sindicato. Pero bajo esa apariencia inducen a la compra. Al igual que los afiladores, también buscan generar confusión con el precio: a veces dicen un valor, pero cuando se les paga lo aumentan. Son insistentes al abordar al cliente, y a veces se ponen violentos.
Según confió un barrendero, los falsos compran bolsas de residuos muy baratas, de mala calidad, que no son las que utiliza el personal de limpieza, y las cobran 5 o 6 veces lo que valen.
"Siempre los evité. Un día necesitábamos las bolsas y compramos. Las 50 resultaron ser 20. Ahora cada vez que me ofrecen les cuento que por culpa de uno, la pagan todos. Calculo que debe haber alguno que vende lo que corresponde", contó Román. A Mónica le pasó lo mismo: "Me dieron 20 bolsas al precio de 50. Nunca más les compro. O hemos comprado al mismo vendedor, o todos deben estafar a los compradores", analizó.
Son diferentes grupos que se desparraman caminando y vendiendo, en su mayoría en la zona céntrica. Todos usan distintas estrategias. Pero de mínima, son falsos recolectores: "Capaz alguno no te estafa ni se pone violento, pero te chamuya. Porque el hecho es ese, hacerse pasar por algo que no son", comentó otro vecino.
Los numerosos testimonios incluyen algunos que afirman que los esquivan para evitar problemas. "Cada vez que veo uno me cruzo de vereda", dijo Germán. "Hay que ser persistentes en decir no quiero", agregó Martín. "También en algunos barrios van casa por casa tocando timbre. Son infumables e insistentes, si los cruzan sigan caminando", recomendó Aimi.
Desde el Sindicato de Recolectores de Rosario señalaron que la situación no es nueva: ya en otra oportunidad han puesto en alerta a Ambiente de la Municipalidad y las empresas para que hablen con la policía, y detengan al que encuentren con la ropa vendiendo bolsas, con la incautación correspondiente de las prendas.
"Muchas veces vemos que es ropa de Capital Federal, la traen de allá. Están haciendo un gran daño a los trabajadores y a la comunidad, porque hacen el cuento del tío o participan en otros hechos delictivos, como asaltos y entraderas vestidos como recolectores", aseguró Marcelo Andrada, titular del gremio.
Por eso hoy, las firmas requieren a los empleados sin excepción que entreguen la vestimenta vieja antes de darles las dos mudas nuevas, y así evitar que se la den a estas personas. Andrada pidió además que, ante la extensión de la práctica, el municipio y las concesionarias tomen cartas en el asunto y hagan una denuncia en conjunto. "Nosotros vamos a apoyar todas las acciones que tomen hacia esta gente, que no son recolectores ni barrenderos", indicó el secretario general.
Es que al igual que pasa con los falsos afiladores, se trata de un delito que no se traduce habitualmente en presentaciones formales. El Ministerio de Seguridad dice que no tiene denuncias de ese tipo. El 147 municipal recibe llamados por oleadas, pero en promedio son una o dos denuncias al mes. Los reclamos llegan por teléfono, o directamente en calle, porque los vendedores se ponen violentos o están alcoholizados.
Pero si bien al intervenir se constata que no son empleados de Lime, Sumar ni LimpAr, lo cierto es que la venta es ilegal. Ninguna empresa está autorizada por la Municipalidad a hacer esa comercialización. En los procedimientos, los agentes generalmente van con policía adicional. Se les pide identificación y se procede a hacer el secuestro de la vestimenta y a veces también de las bolsas. Pero siempre vuelven a aparecer.