Sandro González, un changarín de 38 años, había tomado ayer la decisión de
denunciar en la seccional 16ª al novio de su hija Tamara harto de los maltratos a los que era
sometida la adolescente. El hombre y su familia habían tenido una tarde complicada y tensa porque
el joven en cuestión estuvo durante un largo rato efectuando disparos intimidatorios contra su
vivienda. A pesar de eso, González salió a la calle cuando caía la noche para ir hasta la
seccional. Pero a unos 20 metros de su casa, en Grandoli y Seguí, lo ejecutaron de un tiro por la
espalda. Como presunto autos del crimen, los investigadores policiales buscaban al cierre de esta
edición a la pareja de la chica, un joven llamado Raúl Alberto R., quien era vecino de la
víctima.
"¿Por qué tuvo que pasar esto? No puede ser. Mi hijo era trabajador, era todo",
gritó la madre de González apenas descendió de un Fiat Duna en el que iban otros familiares y
allegados a Sandro. La mujer tuvo que ser atajada por varias personas que pudieron contenerla un
momento. El cadáver de González estaba tendido boca arriba, a unos 10 metros de la esquina, y
alguien lo cubrió con un toallón desteñido y con escudos de Boca Juniors estampados. Un visible
manchón de sangre salía por debajo de la tela y se expandía en la tierra.
En el lugar del hecho, bulevar Seguí no es una arteria importante con cantero
central sino un amplio callejón de tierra con humildes viviendas a ambos costados, sin otra
iluminación que la de esas mismas casas. La contracara es Grandoli, por donde circulan un par de
líneas de colectivos y el alumbrado público es de sodio.
Tarde de furia. El asesinato se produjo alrededor de las 19.30, pero tuvo un
preanuncio violento durante casi toda la tarde. "El novio de la hija (de González), Alberto, se la
pasó tirotéandoles la casa porque el padre no quería que estuviesen juntos", contó anoche una
cuñada del hombre asesinado que tuvo que intervenir en un par de oportunidades para contener a las
hermanas de Sandro a medida que iban llegando al lugar. La mujer, que prefirió no identificarse,
indicó a este diario que Sandro lo tenía entre cejas al novio de su hija Tamara, de 17 años. El
muchacho, de 23, es según la mujer "una persona violenta que golpeaba cada tanto a la chica". Esa
situación hizo eclosión ayer cuando González decidió poner punto final al asunto y prácticamente
echó a Alberto.
Pero el muchacho no se quedó tranquilo y comenzó a hostigar a la familia de su
novia con disparos de arma de fuego. González entonces se puso más firme y salió a la calle para,
dijeron sus allegados, ir a la seccional del barrio para denunciarlo. Pero antes de que pudiera
llegar hasta Grandoli recibió desde atrás un tiro que le dio en la clavícula derecha, cerca del
cuello, y murió en el acto. "Después que le pegó el tiro se escapó. Es un pibe que vive por acá
cerca, en Seguí y Cepeda", agregó la misma mujer. El estampido del balazo puso en alerta los
familiares de Sandro, que llegaron rápidamente al lugar.
Fuentes de la seccional 16ª y de la Inspección de Zona 3ª avalaron esa
hipótesis. "Había un rechazo por parte de la víctima a la relación que una hija tenía con el
muchacho. El autor del crimen está identificado y se lo está buscando", manifestó un vocero de la
investigación mientras preservaba la escena del crimen hasta la llegada de los peritos y del médico
forense. Muy cerca de allí, los familiares de González se mezclaban con otros vecinos. "Lo único
que puedo decir es que era una excelente persona. Siempre trabajó y nunca tuvo problemas con
nadie", acotó la cuñada de Sandro.
González no tenía empleo estable y se la rebuscaba con changas, dijo la mujer.
Tenía cuatro hijos de 2, 10, 13 y 17 años. Una de las primeras familiares en llegar fue una hermana
del hombre. La chica, vestida con pantalón azul y campera blanca, estalló en llanto al ver el
cuerpo cubierto sobre la polvorienta calle. "No puede ser. ¿Por qué le hicieron esto?", gritó
cuando alcanzó a destapar por unos instantes el cadáver. Anoche, los investigadores señalaron que
el arma utilizada sería un revolver calibre 22 y que la bala habría quedado en el cuerpo.