"Puente de Espías" ****
"Puente de Espías" ****
Intérpretes: Tom Hanks, Mark Rylance, Alan Alda, Amy Ryan, Eve Hewson y Peter McRobbie. Dirección: Steven Spielberg. Género: Suspenso. Salas: Monumental, Del Centro, Showcase, Hoyts y Village.
Cómo no amar a Steven Spielberg. Es casi como no amar al cine. Y es una definición simplista, sí, pero este espacio impone ser breve. Al igual que en “La lista de Schindler”, “Rescatando al soldado Ryan”, “Munich” y “Lincoln”, Spielberg retoma en “Puente de espías” su “cómo contar la historia” sin perder filo ni estilo. Aquí se apoya en un caso real que ocurrió en plena Guerra Fría: un abogado tan eficaz como idealista (un papel justo para Tom Hanks) decide tomar el caso de defender a un espía ruso atrapado en EEUU, con todo lo que eso conlleva. Y después, como si fuera poco, tendrá un rol esencial en una misión secreta para rescatar a un piloto americano atrapado en territorio soviético. Lejos del cine vertiginoso y efectista que abunda en Hollywood, Spielberg se mantiene firme en un formato clásico que potencia sus virtudes: ese arte de que parezca simple lo complejo, su narración precisa y su naturalidad para combinar suspenso, tensión política y acción sin dejar de lado el pulso emocional de sus personajes y hasta algunos toques de humor. “Puente de espías” es casi minimalista por momentos, nunca cae en trazos gruesos ni se excede en la banda sonora. Sobre el final puede incomodar cierta solemnidad, lo cual es sólo un detalle al lado de la decisión de Spielberg de exponer valores y defenderlos a través de su protagonista. Además su lectura de la historia es tan abarcadora que hasta puede ser pensada desde la Argentina de hoy.
Por Carolina Taffoni
"El almuerzo" **
Intérpretes: Alejandro Awada, Jean Pierre Noher, Lorenzo Quinteros, Pompeyo Audivert, Roberto Carnaghi, Susana Lanteri y Arturo Bonín. Dirección: Javier Torre. Género: Drama. Sala: Showcase.
a veces una buena intención no alcanza para lograr una buena película. Y esto pasa con “El almuerzo”, un filme en el que es incuestionable su virtud de retratar y denunciar una época nefasta, como fue la dictadura argentina, pero que falla en el delineado de los personajes, cuyos comportamientos y textos están demasiado subrayados. La película es casi teatral, pero carece de sutilezas. Ambientada en mayo de 1976, tras el secuestro del escritor Haroldo Conti, Javier Torre hace hincapié en la reunión posterior en Casa de Gobierno entre el presidente de facto Jorge Rafael Videla (Awada) y personalidades de la cultura, entre las que se destacan Jorge Luis Borges (Noher) y Ernesto Sábato (Quinteros). Ese almuerzo que da título a la película, y que está basado en un hecho real, también incluyó a Horacio Ratti (Carnaghi), titular de la Sociedad Argentina de Escritores, y el Padre Castellani (Audivert), un sacerdote con cierto compromiso social. La tensión de ese almuerzo es lo más logrado del filme, pero los discursos de los protagonistas son tan remarcados, que deterioran el resultado final. Videla se ve más fachista que nunca y Borges, más gorila y pro militar que de costumbre. La escena de los soldados armados en la cocina de la Casa de Gobierno coronó el subrayado más inverosímil de la película.
Por Pedro Squillaci
"Escalofríos" **
Intérpretes: Alejandro Awada, Jean Pierre Noher, Lorenzo Quinteros, Pompeyo Audivert, Roberto Carnaghi, Susana Lanteri y Arturo Bonín. Dirección: Javier Torre. Género: Drama. Sala: Showcase.
“Escalofríos” se encolumna en el segmento de películas para adolescentes con ganas de una aventura fantástica, que apela a la seducción de la literatura del mismo género y que disfrutan de sentir algo de miedo con la certeza de que todo debería estar bajo control, al estilo de “Jumanji”. En este caso, la apuesta fue más allá de la autoría de Robert Lawrence Stine -exitoso escritor real de literatura infantil de terror- ya que la película lo tiene como protagonista y creador de la galería de monstruos que asolará a una pequeña ciudad. Con todos los elementos del suspenso en clave de comedia, la trama comienza con una madre y su hijo adolescente que se mudan de Nueva York a Madison. Allí tendrán como vecinos a una hermosa chica y su padre (Jack Black). Con el tiempo descubrirá el secreto mejor guardado de ese hombre antisociable, que resultará ser un escritor llamado Stine, en medio de ataques de zombies, el Hombre de las Nieves, el Hombre Lobo, un muñeco parlante y plantas carnívoras, entre otros engendros. El problema con “Escalofríos” es que se la ve venir desde lejos. Es tan previsible que al promediar la primera de sus casi dos horas, dos preguntas se imponen al espectador: cuándo se decidirá el protagonista a concretar la única solución posible al conflicto, y cuántas veces más Jack Black seguirá interpretando diferentes versiones del mismo personaje.
Por Roldolfo Bella