Elegir ser docente hoy es una decisión que muchos no tomarían solo por el hecho del poco cuidado que el Estado brinda a aquellos sujetos que dedican su vida a educar. El ser docente hoy en día en la provincia es una cuestión que trasciende sueldos bajos, malas condiciones laborales, problemáticas sociales, vulnerabilidad infantil, violencia simbólica y violencia de puños. La docencia es una vocación que se siente en lo profundo del alma, es una forma indiscutida de lucha. Sabemos que todas las profesiones tienen su ética específica y nosotros, sujetos en formación docente, tenemos como acción humana y de consecuencia social una ética también comprendida, que es trabajada y moldeada en una institución formadora. Pero, ¿qué sucede cuándo una institución se maneja ilegítimamente? ¿Qué sucede con nosotros, futuros docentes, cuando vemos cómo se premian aquellas prácticas irregulares? Lo ilegítimo va en contra del propósito de la educación, que es el de tener un sistema abierto y universal, basado en el mérito y no en una postura ideológica, ya que en un sistema así los estudiantes aprehenden que la falta de integridad ética es un estilo de vida aceptable, y que permite que esos "valores" se conviertan en norma dentro de la comunidad educativa y así a una escala social. Soy estudiante de una institución que históricamente fue y es señalada como un tumulto de irregularidades, de prácticas poco éticas, de maltratos y actualmente de designaciones injustas, violando escalafonamientos, para los cuáles yo también, como profesional de la educación estaré concursando en algún momento de mi carrera. Una situación que es visible a un Ministerio que no responde a los pedidos estudiantiles de esclarecimiento, sino que obra en contraposición de ello, usando el silencio como herramienta frente a los pedidos que hemos realizado incesantemente. ¿Cómo podemos plantearnos la formación en un lugar que funciona de esta manera? La respuesta es obvia: nuestra formación está siendo saboteada y precarizada por funciones oscuras que no se están esclareciendo. Y eso me duele como estudiante de esta institución. Quiero recibir una educación en un ambiente sano, lejos de un maltrato y procurar que a todos se nos cuide como estudiantes de una carrera de formación docente, como futuros docentes y profesionales de la educación de nuestra provincia. Reclamo porque quiero las cosas claras y quiero respuestas de un Ministerio que hace oídos sordos. Por lo tanto, los futuros docentes y técnicos superiores solicitamos reglas claras de formación y ascenso al sistema de trabajo emanadas de la institución elegida, que den cuenta de la transparencia del cuerpo y dirigencia institucional.