Con sólo mencionar el nombre de la profesora Elsa Guerrero, a muchas de nosotras se nos caerían las lágrimas por la emoción que produce su recuerdo. Fue una profesora con letras mayúsculas, que nos enseñó a decir "b" alta, "ye", "de propósito", "interin" y tantas otras reglas del idioma, que cumplió sobradamente con su objetivo de enseñanza de nuestra lengua y nos hizo amar la literatura. Pero su mérito mayor fue más allá de las enseñanzas de la gramática: ella nos transmitió la dignidad de ser mujeres instruidas, respetables y con altos valores humanos y cristianos. Aprendimos con sus charlas a respetarnos a nosotras mismas como mujeres y tantas cosas invalorables que no podríamos enumerar a todas en este momento. Ya que hace un tiempo que nos ha dejado para reunirse con el padre en el cielo, sólo queda decir que si hay algo que perdura en esta vida, después de haberla vivido tan intensamente, es el amor y el respeto que Elsa seguramente se llevó de cada una de nosotras, sus alumanas.