En medio del intenso manto de niebla que cubrió buena parte del país, un experimentado piloto logró aterrizar un avión que llevaba un corazón para realizar un trasplante y salvar la vida de un paciente en estado desesperante.
En medio del intenso manto de niebla que cubrió buena parte del país, un experimentado piloto logró aterrizar un avión que llevaba un corazón para realizar un trasplante y salvar la vida de un paciente en estado desesperante.
Claudio Pistone, un piloto que lleva realizadas 5.000 horas de vuelo, contó las alternativas de la arriesgada maniobra con la que logró aterrizar su nave en el aeropuerto de Córdoba el martes, donde por momentos había una visibilidad de sólo 50 metros reducida por una intensa niebla.
Todo comenzó durante la madrugada. Pistone, su copiloto Martín Herrera y un equipo de cinco médicos viajaron desde Buenos Aires hasta Mendoza a bordo de un reactor Learjet 31 (un avión ejecutivo de dos turbinas con capacidad para ocho pasajeros). Allí debían recoger a un grupo de médicos y llevarlos, junto con el órgano que iba a ser trasplantado, hasta Córdoba, donde se encontraba el receptor.
"Nosotros estábamos en Mendoza y media hora antes de que los médicos terminaran de extraer el órgano se nos informó que el aeropuerto de Córdoba estaba cerrado por baja visibilidad. Era cuestión de esperar a ver si podía aparecer algún mejoramiento temporario", contó el piloto, y agregó que tanto los médicos como la tripulación sufrieron "una fuerte desazón".
"Nos quedaba muy poco tiempo. Los órganos tienen un tiempo útil y estábamos a 20 minutos de que se nos acabe el tiempo para poder viajar y que se realice el trasplante", relató Pistone.
De repente, un leve mejoramiento les permitió despegar, pero ya en el aire nuevamente la torre de control les informó que el aeropuerto de Córdoba se había cerrado. Entonces, la tripulación decidió acercarse y confiar en los "pequeños mejoramientos temporales", que a veces se daban en cuestión de segundos.
"Tomamos la decisión de realizar todo el procedimiento que corresponde en estos casos y ver si podíamos encontrar ese mejoramiento temporario en el momento del aterrizaje", sostuvo el experimentado piloto, quien finalmente logró concretar la maniobra. "Cuando llegamos había muy poca visibilidad. Por momentos, sólo de 50 metros", aseguró.
Con un margen de minutos, los médicos lograron realizar el trasplante. "Dos horas después de aterrizar uno de los médicos nos avisó por mensaje de texto que el órgano estaba implantado y funcionando bien", recordó el piloto.
El receptor del corazón, un hombre de 50 años, "está en muy buen estado y con una evolución favorable", confirmó Mario Sorbera, director del sanatorio Allende, donde se realizó la operación.
Estudio de la OMS