Cine / Crítica de "Halston": Un biopic con gran puesta en escena, pero escasa pasión

El cine suele retratar el mundo de la moda y sus creadores a partir del cliché de brillante “niño terrible”. “Halston” no es la excepción. La ambiciosa producción estrenada en Netflix sobre el diseñador estadounidense conocido como Halston muestra la vida de quien fuera el mimado de la alta sociedad estadounidense en los 70. Un pequeño y simple sombrero inmortalizado por Jacqueline Kennedy -un accesorio que se transformó en parte de su identidad y dio la vuelta al mundo en millones de fotografías- fue el puntapié para que Halston pensara en grande, ingresara a las ligas mayores y con el tiempo vistiera a figuras como Elizabeth Taylor, Lauren Bacall, Bianca Jagger y Liza Minnelli.

La miniserie de cinco capítulos se basa en el libro “Simply Halston: The Untold Story”, de Steven S. Gaine, una biografía que cuenta su vida desde su origen humilde y un padre violento hasta su consagración, pasando por noches de drogas, sexo pago y fiestas con celebridades en la discoteca Studio 54, que fue un ícono de la noche de Nueva York. El director y guionista Ryan Murphy escribió cuatro de los cinco episodios y fue coproductor de esta propuesta que se suma a la larga lista de títulos de Murphy en Netflix, como “Ratched”, “Versace”, “Hollywood”, “The Politician”, “Crímenes americanos”, “Glee” y “The Prom”, entre otras.

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De todos los títulos, “Halston” es el menos “Murphy” de la colección de la plataforma, tal vez porque la dirección no fue parte de su responsabilidad. Ese rol estuvo a cargo de Daniel Minahan, director ocasional de algunos episodios de las series de Murphy. Como director, allí donde Murphy usa un plano corto o un primer plano o desliza momentos de un humor absurdo que genera empatía con los personajes, Minahan prefiere planos generales, picado y contrapicado, mostrar la fachada antes que el hombre y un estilo narrativo que intenta describir la grandiosa ambición de Halston y el detallado y costoso trabajo de la dirección de arte y de la producción en general.

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Como en otros biopic sobre íconos de la moda, como Yves Saint Laurent o Cocó Chanel, Halston es mostrado como un creador arrogante y díscolo, pero también vulnerable y afectivamente desorientado. Tanto es así que la comedia aprovechó el estereotipo de un mundo atravesado por caprichos, arbitrariedades y protagonistas sinuosos en sátiras como “Zoolander”, “El diablo viste a la moda” o la mexicana “Macho”. En el caso de “Halston” se podría haber aprovechado algo de esas singularidades, pero tanto Ewan McGregor como el director eligieron llevar la serie por el carril del drama y mostrar a Halston como una fachada rígida de gran señor del diseño sin descubrir en su totalidad qué hubo detrás de esa máscara.