El gobierno subsidia a las empresas petroleras, y le quita competitividad la economía. El Estado es una aspiradora de dinero a tasas del 27 por ciento anual en pesos y 9 por ciento en dólares. El dólar blue duerme la siesta.
El gobierno subsidia a las empresas petroleras, y le quita competitividad la economía. El Estado es una aspiradora de dinero a tasas del 27 por ciento anual en pesos y 9 por ciento en dólares. El dólar blue duerme la siesta.
La distorsión de precios relativos está llevando al país a una nueva crisis económica, de dimensiones poco conocidas. Un caso de análisis es el petróleo, desde su fuerte caída desde los u$s 100 el barril al piso de u$s 48 dólares, el gobierno ayudó a los petroleros a sortear los problemas derivados de la crisis internacional. Si el petróleo valía menos de u$s 80 la retención sería del 13 por ciento, y si bajaba de u$s 70 la retención descendía al 10 por ciento. Antes de esta medida el petróleo tenía una retención móvil, se pagaba solo u$s 80 y desde allí para arriba era todo para el Estado. Esta ayuda no operó para otros productos primarios, concretamente, se condenó al campo al más duro destierro.
Internamente los combustibles se siguen vendiendo a un valor de petróleo equivalente de u$s 80. Cuando el petróleo valía u$s 108 la nafta se vendía a un valor de petróleo equivalente de u$s 80. Esto operaba como una suerte de subsidio para el sector exportador que vendía a precios internacionales. Hoy con un petróleo a u$s 60 el barril, pagar el combustible interno a un valor equivalente a u$s 80 genera una transferencia de recursos hacia el sector de combustibles, que pone en peligro la rentabilidad de otros sectores.
Para decirlo más concretamente, los fletes en el país están carísimos, y esto afecta a todas las economías regionales. Se incrementan los costos, se pierde rentabilidad, y podría complicar la inversión en la explotación de otros productos primarios.
Hijos y entenados. Esta consideración que tuvo el gobierno con los petroleros, no ha operado con otros sectores, como es el caso del campo. Los precios de la soja, maíz y trigo han caído no menos del 30 por ciento en promedio, en los últimos 12 meses. Sin embargo, las retenciones no se han modificado, y el costo de combustible ha incrementado su peso relativo sobre el total.
Con precios de los productos agrícolas en baja, y suba de costos, resulta prácticamente imposible resolver la ecuación económica del campo, sin tener que resignar rentabilidad. La suba del costo de fletes, no impacta solo en la cadena agropecuaria, también alcanza al comercio y a la industria, que terminan transfiriendo ganancias al sector petrolero.
Argentina se caracteriza por exportar petróleo, e importar gas. Para las petroleras, exportar petróleo a un valor de u$s 60 y recibir u$s 54 neto de retenciones no luce un buen negocio, pero vender combustible en el mercado interno pasa a tener una excelente utilidad. Por eso las acciones petroleras han mostrado una mejora sustancial en precio. Una suba del precio del petróleo a la zona de u$s 60 — u$s 70 potenciaría utilidades. En el caso de las inversiones en petróleo no convencional, el costo de la extracción ronda los u$s 80, que no estaría mal para transformarlo en un insumo para el mercado doméstico, pero está fuera de mercado para la exportación. Por ahora Vaca Muerta, esté moribunda.
El mercado internacional está mostrando a muchas cotizaciones en torno al piso. Por ejemplo, el petróleo parece haber encontrado su límite en las zona de u$s 50 el barril. El dólar estadounidense a nivel internacional dejó de revaluarse y se observa una devaluación. El euro se comenzó a apreciar en el mercado. La tasa de interés de largo plazo muestra una mejora sustancial. Todo esto ayuda a que los países emergentes tengan un respiro, ante la fuerte baja de los precios de las materias primas.
Argentina sigue presionada por una fuerte caída de los precios de los commodities, y en las últimas semanas, los precios de los productos que exporta demoran en recuperarse, lo que complica el mercado doméstico.
Precios deprimidos en la soja, no generan la rentabilidad esperada y el derrame de las utilidades del campo a los centros urbanos. Por otro lado, el gobierno enfrenta un problema fiscal muy grave. Hace un año atrás, el Estado cobraba una alta suma en materia de retenciones, por ejemplo, en los primeros 4 meses del año 2014 ingresaron $ 27.831 millones, mientras que este año, dicha suma se ubicó en $ 21.667 millones, que representa una baja del 22 por ciento anual. Esta caída en los ingresos públicos, obligará a que el Estado tenga que salir a financiar esta suma, ya que el gasto lejos de bajar, crece día a día.
El gobierno colocó el jueves $ 5.264 millones a una tasa de interés del 27 por ciento anual, elevada y que denota dos aspectos negativos para la economía doméstica: los bancos le prestan al Estado porque no encuentran un mercado fluido en el sector privado, y semejante interés atenta contra el crecimiento económico.