Brasil, el principal importador de trigo de la Argentina, aprobó el trigo HB4 para cultivo, producción y comercialización. Se trata del desarrollo de cereal transgénico resistente a sequía desarrollado por la compañía rosarina Bioceres, en conjunto con Conicet y la Universidad Nacional del Litoral.
Con esta aprobación, el país vecino se convierte, luego de Argentina, en el segundo país del mundo en permitir la siembra de este tipo de cultivo. Entre ambos países concentran el 90% de la superficie de trigo implantado en América latina. El año pasado el gobierno brasileño había emitido una resolución a favor de la nueva tecnología para la harina pero no para el grano ni para semilla.
La aprobación se dio luego de un largo y riguroso proceso de revisión por parte de la CTNBio, la institución del gobierno de Brasil responsable de analizar las actividades de los organismos modificados genéticamente (OGM), transgénicos y derivados.
Llegó en la misma semana en que Bioceres presentó en sociedad las evaluaciones de rendimiento del trigo HB4 en Argentina. En uno de los contextos más complejos de los últimos 30 años, producto de la severa sequía y de las heladas tardías, fueron un 22% superior frente al tipo de granos de este cereal más utilizado en Argentina. También demostró tener un potencial de hasta un 40%, según el ambiente.
La tecnología HB4 confiere tolerancia al estrés hídrico a los cultivos. Comenzó con una investigación con girasol realizado por la investigadora de la UNL y el Conicet, Raquel Chan. En 2001, el equipo científico que lidera logró aislar un gen con esas características. Ese mismo año, en diciembre, la biotecnológica Bioceres nacía como resultado de la asociación de un grupo de productores que decidió apostar a la inversión en ciencia y tecnología. Luego vino un convenio de vinculación y un desarrollo que permitió introducir ese evento en trigo y soja.
Martín Mariani Ventura, gerente global de licencias de semillas de Bioceres, relató al programa radial La Banda Cambiaria que el trabajo de mejoramiento comenzó en 2009 y que, desde hace tres años, vienen realizando pruebas más extensivas a campo. “El año pasado sembramos 50 mil hectáreas dentro de un programa de identidad preservada, cerrado, con el nombre de Generación HB4”, explicó.
La aprobación del principal cliente externo del trigo argentino (Brasil es el destino de la mitad de la exportación) acelera el avance hacia la venta a escala comercial.
Desde 2019, la compañía logró que la tecnología que permitió desarrollar el primer trigo transgénico del mundo “avance rápidamente en su estado regulatorio a nivel mundial”. Hoy cuenta con aprobaciones de EEUU, Australia, Nueva Zelanda, Colombia y Brasil, entre otros. Este avance y el desafío climático sobre la estabilidad de la producción contribuyen a limar las resistencias iniciales que expusieron sectores de la cadena comercial argentina, temerosos de perder mercados.
“Toda novedad genera alguna resistencia y nosotros trabajamos para dar tranquilidad de que no vamos aponer en riesgo ningún aspecto comercial importante para el país”, señaló Mariani Ventura, quien explicó que esa tranquilidad se afianza “a medida que se van tienendo aprobaciones”. También influyen los resultados obtenidos por esta tecnología en un marco desafiante, como fue la tercera campaña consecutiva con estrés hídrico. “Hace que haya más avidez por tenerla disponible”, indicó.
El programa Generación HB4 es más que el desarrollo del trigo resistente a sequía. Ofrece un portfolio de productos biológicos enmarcados en la promoción agricultura regenerativa. “Utilizamos la tecnología como vehículo para utilizar productos biológios que buscan reemplazar el uso de productos químicos, y todo eso lo hacemos en un proceso de trazabilidad, midiendo lo que hace el productor, la huella de carbono, etcétera”, señaló el ejecutivo de Bioceres.
“Vamos a que el consumidor pueda agarrar en el súper un paquete de harina y, con un código QR, seguir la trazabilidad del grano con el que se generó esa harina”, describió. La búsqueda de herramientas para sostener la producción en ambientes estresantes también moviliza el rumbo de la industria. “Por cuestiones climáticas o bélicas, la mayoría de los países están mirando de qué manera se puede proteger la producción de alimentos”, destacó Mariani Ventura.