No hace falta Un Día Internacional del Café para darse tiempo —vaya paradoja— y aprovechar una buena excusa para saborear un buen café, espumoso, concentrado y con reminiscencias a aquella primera vez. Por supuesto que también podría ser cortado o, más bien, una lágrima por lastimoso que parezca. Eso es lo que se propuso el psicoanalista y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Javier Del Ponte a la hora de escbirir "Una erótica del café (Punto final Ediciones - 2021)", un libro entretenido, curioso y con un toque distintivo de ficción que invita al lector a permanecer enganchado de principio a fin. Porque, en definitiva, en aquel sorbo de café y su encantador aroma hay algo que nos identifica y nos permite filosofar acerca del deseo y su carácter enigmático.
Corría la pandemia de coronavirus y a Javier de Ponte, profesor de Problemática Filosófica y del espacio T.I.F. de Psicología se le ocurrió comenzar a bosquejar en sus ratos libres (virtualidad mediante) sobre aquello que lo cautivaba a la hora de beber está ancestral infusión, que tiene adeptos por todo el mundo y expertos en la materia. "El libro trata sobre un protagonista que tiene una relación muy apasionada con el café. Es por eso que el libro tiene muchas aristas, ya sea acerca del café propiamente dicho, las máquinas de café y aquella relación erótica que gira en torno a esa bebida. Y en eso, cae en cuenta que nunca se había preguntado cuál fue su primer café, allí comienza a articularse la relación con el psicoanálisis", reseña Del Ponte en declaraciones a La Capital.
Allí también comienza una relación con el objeto primordial, parafraseando a la teoríca psicoanalítica desarrollada por Sigmund Freud. "Se produce un efecto, que es el no-recuerdo de ese origen que se torna inaccesible (aunque en este caso estuvo), y con el cual terminé recuperando a medida que escribía el libro. Allí recuperé ese principio, pero me gustó dejarlo a criterio del/a lector/a para que se sumerjan en la lectura acerca de aquella experiencia, puesto que puede que esa infusión no haya sido ingerida sino, más bien, haya sido el efecto de aquel recuerdo (huella mnémica) de ese aroma que nos viene a la memoria. Ese café olido, ese aroma de café de bar y el origen que uno esperaba", explica.
En ese sentido, argumenta que el psicoanálisis arroja derivas, puesto que "está desperdigado en referencias, a la hora de tomar un café dentro del concepto de objeto de placer u objeto de la pulsión, que produce esa fuerza de atracción".
Para Del Ponte, este texto lo habilitó a pensar la idea del café como un objeto que produce encuentros o bien, aquella analogía entre el café y el pecho materno sin ser demasiado corporalista. "Me permitió jugar con esa triple vertiente: yo diría el café como un objeto pulsional; el café como un causante del encuentro o una ruptura, pero también el café como un lugar. Por allí pasa el libro y también por el cual se van diseminando las relaciones y las referencias a la sexualidad", añade.
Cortado o en jarrita
Rosario es una ciudad atravesada por el café y el pool y lo fue también el billar. Sin ir más lejos, el libro "Salón de billares" de Jorge Riestra permite vivenciar aquella experiencia de los lugares más emblemáticos de la ciudad, esos sitios que asomaban como punto de encuentro para estrechar lazos y transformarlos en un segundo hogar (o el primer hogar) mientras las bolas se deslizaban por el paño verde en medio de salones ahumados de café y tabaco.
En otras, también arroja anécdotas cómicas atiborradas de sentido. "Me pasó ir a dar clases a Venado Tuerto, llegar cansado del viaje y pedir en un bar de aquella ciudad un cortado doble para llevar. La cuestión es que entre la explicación de que se trataba de 3/4 de café y 1/4 de leche la taza comenzó a rebalsarse por lo que terminé llevándome una café solo y bastante diluido (risas) en medio de la charla. Son pequeñas cosas que pasan", cuenta.
Una lágrima
El concepto de "la lagrima" lo lleva a Del Ponte a un fragmento que le gusta del libro, ya sea por lo gracioso que le resulta propio de lo tragicómico. "La idea de que alguien podría estar tomando una lágrima estando triste, me resulta lastimoso", acota. Y en el libro, el protagonista narra: "Me resulta gracioso que alguien pudiera tragarse una lágrima, casi como tragarse la tristeza... el amargor del café diluido en el sabor inconsciente de la leche (...) Qué se diga lágrima es una metonimia exagerada".
El café vs. el tiempo
"Hay un cartel de café que recuerdo por lo impactante. Estaba en una feria de usados y este café estaba en inglés y decía algo así: «No se detenga hoy, tome un café y luego puede morir». La ilustración era una mujer con los ojos abiertos, pero los párpados arrugados y caídos. Esa intención capitalista de no detenerse, de no parar al servicio de lo productivo... Por suerte era un cartel que tenía como referencia Estados Unidos, entonces pensé en ese momento y por suerte en Argentina el café se toma en un bar y se pierde la impronta del café al paso", comenta el escritor para destacar y valorar la importancia y lo "interesante" de tomar un café mirando por la ventana, sin la presión asfixiante del tiempo productivo.
Punto Final Ediciones
Justamente "Una erótica del café" dio comienzo a esta aventura editorial que Del Ponte lleva adelante junto a su colega y amigo Juan Cammardella, también docente. El libro fue presentado en sociedad en marzo de 2021. Luego le sigueron "La ciudad", en mayo 2021; "Escritos en una botella (Centro de Estudios de Psicoanálisis, Lógica y Topología)" y "Letras bastardas", un texto que recopila artículos académicos sobre la escritura en la universidad y contiene uno espefícico sobre escritura en psicoanálisis; y por último salió a la luz "Granada" (julio 2022), una novela escrita por la docente y psicoanalista Ivonne Laus.