► "Ricki and the flash" ***
► "Ricki and the flash" ***
Intérpretes: Meryl Streep, Kevin Kline, Rick Springfield y Mamie Gummer. Dirección: Jonathan Demme. Género: Comedia dramática. Salas: Monumental, Showcase, Village y Hoyts.
A esta altura no debería sorprender que Meryl Streep puede hacer lo que se le antoja, incluso colgarse una guitarra y cantar (muy bien) temas de Tom Petty o Bruce Springsteen. Y ese es uno de los encantos de “Ricki and The Flash”, y no muchos más. Detrás de cámara está Jonathan Demme (“Stop Making Sense”, “El silencio de los inocentes”), un tanto lejos de sus días de gloria, y el guión es de Diablo Cody, que tuvo sus 15 minutos con “La joven vida de Juno”. La historia se centra en Ricki Rendazzo, una mujer de unos 60 años que dejó a su marido y sus hijos pequeños décadas atrás para cumplir su sueño de estrella de rock. El sueño nunca se cumplió y ahora esta rocker obstinada toca en un bar con su banda y se gana la vida como cajera en un supermercado. Los problemas empiezan cuando su ex la llama en busca de ayuda para su hija Julie (interpretada por la hija de Streep en la vida real), que está hundida en una depresión. A partir de ahí la película juega con los mundos opuestos de esta rockera veterana que le da al trago, la comida chatarra y votó a Bush, y su familia de burgueses progres que profesan la vida sana. Jonathan Demme evita caer en el melodrama en ese reencuentro de madre e hijos, y se inclina por un tono liviano y algo burlón, que afortunadamente no subraya los estereotipos y lugares comunes del guión. También se toma su tiempo para mostrar a Ricki y su banda, que tocan de verdad. En esos momentos de música en vivo, la película parece decir algo más que en su moraleja final y previsible de rock y redención.
Por Carolina Taffoni / La Capital
► "Francisco, el padre jorge" ***
Intérpretes: Darío Grandinetti, Silvia Abascal, Alejandra Awada y Jorge Marrale. Dirección: Beda Docampo Feijóo. Género: biográfica. Salas: Del Centro, Hoyts, Monumental, Showcase y Village.
“La Iglesia debe ser como un hospital de campaña”. Para quien siguió la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, esa frase puede sonar conocida. Y es una de las más impactantes entre las muchas que expresó el cura porteño ya como Papa Francisco. Algunos otras expresiones que pasaron a llamarse bergoglismos son signos de un estilo directo que le dio popularidad instantánea. Tanta como su primera -y visionaria- actividad oficial: la visita a la isla de Lampedusa, destino de miles de inmigrantes, muchos muertos en el intento de llegar a Italia por el mar. El papado de Bergoglio está lleno de hechos contundentes -su encíclica sobre ecología, sus decretos para agilizar los trámites de disolución del matrimonio, su iniciativa sobre el aborto, su carta apostólica contra el blanqueo, la financiación del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, el impulso a la investigación de las finanzas del Vaticano y los casos de abuso dentro del clero, sus visitas a cárceles italianas, entre muchísimos más.
Estas decisiones tienen una potencia comunicadora revolucionaria para un jefe de Estado como es Bergoglio, para el líder religioso de 1.200 millones de católicos, y para otros millones que no lo son, pero que lo respetan: la un Papa que, diría él, no “balconea” la vida y demuestra su compromiso con los problemas urgentes y con los más rezagados en la pirámide social con hechos. Y así también fue Bergoglio antes de ser Francisco. El director Beda Docampo Feijóo, a partir de un libro de la periodista Elisabetta Piqué, construyó un relato como una sucesión de imágenes que evocan su vida antes del ser Papa, sus gestiones ante el gobierno militar para reclamar por el paradero de sus compañeros jesuitas, su ayuda a perseguidos por la dictadura, y el acceso final del “padre Jorge” al papado. La magnitud del biografiado y su posterior obra como Papa y sus muchas aristas (“Hay algo que Dios no sabe, y es qué hay en la cabeza de un jesuita”, dice uno de los personajes de la película) por momentos eclipsa el costado íntimo del hombre.
No obstante, eso no invalida las buenas intenciones del director ni el resultado de este acercamiento a una figura interpretada sólidamente por Darío Grandinetti. Con material de archivo, partes ficcionales y con el punto de partida de la investigación de Piqué, la película cuenta con un cuidado diseño de producción y un elenco que acompaña a Grandinetti con convicción, aún en los personajes secundarios.
Por Rodolfo Bella / La Capital
"El lado peligroso del deseo" **
Intérpretes: Keanu Reeves. Ana de Armas, Lorenza Izzo, Aaron Burns. Dirección: Eli Roth. Género: Suspenso. Salas: Monumental, Showcase, Hoyts y Village.
Perversa e inclasificable. “El lado peligroso del deseo”, cuyo título original es “Knock Knock”, está catalogada como una película de suspenso y terror, aunque resulta imposible clasificarla, por lo que resulta siendo un “ni”. El filme protagonizado por Keanu Reeves y dirigido por Eli Roth coquetea con el cine clase B donde el suspenso y el sexo están intrínsecamente relacionados. Evan Webber (Reeves) es un padre de familia que se queda solo durante el fin de semana del Día del Padre mientras su esposa e hijos van a pasar unos días a la playa. Pero su paz se verá interrumpida cuando Genesis y Bel, dos adolescentes sexies, tocan su puerta. Poco a poco, los más bajos instintos de Evan ceden y todo culmina en un desenfrenado trío. Pero lo que parece una noche soñada se transforma en una pesadilla de violencia, locura y perversión. El filme busca armar un discurso sobre el matrimonio y la pedofilia semejante al de Hard Candy (2005) pero no logra crear el clima de suspenso y oscuridad que podría haber sumado mucho.
Por Luciana Boglioli / La Capital