El cine coreano vuelve a sorprender gratamente con “Habitación 404”, un thriller en clave de comedia negra, en donde lo tragicómico atraviesa el relato.
Por Pedro Squillaci
Un estudiante a oficial de policía se despierta de una borrachera y encuentra un muerto a su lado, y ahí arranca la historia.
El cine coreano vuelve a sorprender gratamente con “Habitación 404”, un thriller en clave de comedia negra, en donde lo tragicómico atraviesa el relato.
Desde que “Parásitos” ganó cuatro premios Oscar (mejor película, mejor guión original, mejor director y mejor película internacional) en febrero de 2020, las producciones de Corea del Sur no solo explotaron en las plataformas de streaming sino que también, afortunadamente, llegan con más frecuencia a las salas de cine.
Y el dato viene a cuento porque generalmente los films comerciales de esa parte del mundo e incluso algunas producciones independientes tienen este común denominador en donde lo terrible siempre deriva en una situación risueña, por lo que resulta que nada es tan fatal pero tampoco es tan divertido. Incluso muchas veces, como ocurre en esta película, cuesta considerar determinadas situaciones como verosímiles. “¿Qué es real? Se trata de creer”, dice una de las protagonistas en una de las escenas más tensas.
Esta es la historia de Chan-woo, un joven de 32 años que hace cinco que intenta aprobar un examen para ser oficial de policía, pero la suerte no está de su lado. Mucho menos cuando en la noche previa a inscribirse nuevamente para la prueba final se junta a beber con sus amigos y, elipsis mediante, amanece a la mañana siguiente en la habitación de su vecina, la que da título al film, con una persona muerta a su lado y sin recordar nada de lo que sucedió.
Más allá del punto de contacto con la megaexitosa secuela estadounidense “¿Qué pasó ayer?”, esta trama atrapa primero con situaciones burdas y después con otras que aparentemente son insignificantes pero abren el juego para reflexionar sobre distintas temáticas. Porque en esa situación límite, el joven deberá decidir qué hacer con ese cadáver y en vez de salir corriendo accionará como ese oficial de policía que todavía no es, presionado por su deseo de ser alguien en la vida y por una madre que le dice que se reciba o no lo va a mantener más.
Y al mismo tiempo, “Habitación 404” expone este vértigo tecnológico de esta era, en donde todo se decide a través de un teléfono celular y alguien puede estar conectado con varias personas a la vez y al mismo tiempo estar más solo que nunca y sin que nadie te dé una mano cuando estás a punto de morirte. En ese devenir también se hace foco en la inoperancia policial, en la naturalización de escabrosas situaciones domésticas, en la poca capacidad de ver más allá de donde alcanzan nuestras narices, y en la ambición desmedida del dinero como oscuro objeto del deseo (gracias Luis Buñuel). Por todo esto, bienvenida esta ópera prima de Yeom Ji-ho. De Corea del Sur para el mundo.