Un nene le dice a su mamá, “fa, lo que debe ser que toda esa gente te mire a vos”. Eran casi las cuatro de la tarde, y Toti Iglesias estaba en el escenario Norte al frente de Jóvenes Pordioseros: ‘No me arrepiento, de haber venido hasta acá, decía, y el público agitaba a full. Casi 30 grados, el sol estaba insoportable, y confesó que le costaba respirar porque ‘me porté mucho tiempo mal’. Pidió que Gabba de Blues Motel, se suba al escenario. Mostró el puff del asma y dijo que se gastó 2 en todo el show: “Me cuesta mucho respirar y bailo como si tuviera 23 años”. No fue la primera banda del segundo día, pero sí inauguró un día extraordinario.
En el escenario Paraguay, la primera banda del día en tocar fue Caliope Family, la banda rosarina que duchó las sierras cordobesas con su hip hop característico, y le demostró al mucho público presente que Rosario tiene una escena destacada y dedicada que puede protagonizar eventos musicales en cualquier lado.
Más tarde, el escenario Sur, se presentó después de 5 años la banda española Vetusta Morla, que declararon que si fueran argentinos probablemente hubieran crecido con el festival.
La tarde de Fito
Pero era Fito Páez el que, antes de que caiga el sol, iba a concentrar toda la atención del día con un show extraordinario. Con el escenario todavía vacío arranca la base de El Amor después del amor, entran los músicos, y Fito sigue sin aparecer. El volumen va subiendo, y cuando dice "Para mí que es el amor después del amor", sale Páez y explota todo. Declara que es su primer concierto del año, y que tienen por delante una hora y media de show. Se percibe que Fito tiene ganas de todo, lleva puesto un amarrillo rotundo en indumentaria deportiva.
“¿Si esto no es Argentina, argentina dónde está?” se preguntó. Lo dice en Cosquín Rock, donde, como en todo evento masivo, no todo es positivo. En esta jornada, se sintieron algunas quejas entre el público por la falta de agua, o la tardanza en la gastronomía, pero no en este momento donde todo parece andar bien. Eme –voces- tiene los ojos cerrados, y escucha. Se la nota emocionada cuando le toca interpretar Pétalo de sal. Junto con Carlos Vandera –guitarra, coros-, es una segunda voz, y Juan Absatz, los tres forman voces que contienen y sostienen todo el repertorio que tiene como protagonista el disco El amor después del amor. Juntos sumaron detalles sensibles que son especiales. El arreglo de voces en Dos días en la vida, 11 y 6 y Tráfico por Katmandú, por ejemplo, es un combo impecable que reformuló esos clásicos.
El Cosquín Rock 2023, se mimetiza con el concepto del Circo Beat que hace Páez, donde "todo el mundo juega", y "casi todos tendrán su touch de gloria". En ese contexto, en el mismo escenario, más tarde sería el turno de Dillom y Ca7triel y Paco Amoroso.
En el medio hay de todo, Bandalos Chinos, Emma Horvilleur, entre otra propuestas. Pero el Sur y Norte, eran los puntos cardinales que más fuerte dividían al público. Ciro en el Norte toca versiones con orquesta, y rompe el molde de la comodidad de hacer un "show de festival". Desde el Sur, mientras la gente espera la salida de Dillom, llega bajo el sonido de Ciro haciendo Te diría, y la gente la canta.
Hace apenas un año, Dillom tocaba en el espacio más chico de Cosquín, lleno de gente agitando banderas, entre esas, una de Los Piojos. Y declaró a La Capital que la única vez que había ido de público al festival, era muy chico con su madre a ver un show de Ciro. Las paradojas de la vida, hoy los tenía a ambos como protagonistas de una jornada histórica. Tanto que, la bandera de Los Piojos del show de Dillom en la carpa en el 2022, ahora estaba presente en uno de los escenarios principales, aún con Ciro en la otra punta, cantando Muevelo. ¿El trap chabón? gilada periodística, Dillom hace un fragmento de Una vela y se pega a Rili Rili. Para el cierre dedica el concierto a su mamá presente, y a su banda que ‘es el último show’. Un año pasó, de la carpa debutando con esos mismos músicos que hoy hacen su último show en el escenario gigante. Terminó y se presentó, muchas gracias Cosquín, yo soy Dillom.
Parecía que todo terminaba, pero Ca7riel y Paco continuaron la oleada de propuestas hermosas, con toda la parafernalia digitada, entre ropas, luces y canciones. El escenario les sienta hermoso, es su espacio, que lo caminan y danzan como si estuvieran nadando en lugar de bailar. Hay coreos graciosas y movimientos poco ortodoxos, y un repertorio deforme e inevitable. Un imán, eso son. Mientras tanto, babasónicos explota el escenario Montaña y Las Pelotas abren su show con ‘Combate’. ‘Es difícil cerrar Cosquín, nadie quiere tocar, pero Las Pelotas sí, porque saben que ustedes están’, dice Germán Daffunchio. Otras perlas son ‘Ñandú’ y ‘Saltando’. “Cosquín es el festival más grande de Argentina y lo hicimos los músicos’, sentencia, y finalizan dos días donde pasaron más de 200 mil personas, definiendo una edición histórica.