El músico, que presenta "Puñal" el viernes en sala de las artes, habló de los derechos de la mujer, de amor, de fonsi y del Flaco
Por Pedro Squillaci
El músico, que presenta "Puñal" el viernes en sala de las artes, habló de los derechos de la mujer, de amor, de fonsi y del Flaco
D ante Spinetta pone los dedos en V y muestra un puñal en sus canciones. Le chorrean gotas de sangre por heridas de amor, pero también de las llagas que se abren cuando uno crece. "La música tiene el poder de transformar la oscuridad en algo luminoso" le dirá a Escenario en una larga charla ofrecida en un hotel céntrico rosarino. Dante hablará de la influencia "spinettera" en sus temas, de que el baile como el sexo es "liberador", de cómo hizo un disco reconstruyendo sus pedazos tras la ruptura de la relación con la actriz Luz Cipriota, a quien no la nombrará en toda la entrevista; y también de su poca fe en la política y hasta de los éxitos de Luis Fonsi. El viernes próximo, a las 23, presenta "Puñal", su nuevo disco solista, en Sala de las Artes (Suipacha y Güemes). Hay una daga que también chorrea una canción con pulso de hip hop, y detrás del filo aparece Dante Spinetta.
—¿"Puñal" transpira sangre, dolor, heridas de amor?¿Por qué quisiste contar todo eso en este disco?
—Fue como algo que no pude frenar en realidad, era como la búsqueda de una salvación. La música tiene ese poder de transformar toda esa oscuridad en algo luminoso. Y cuando estaba tan atravesado por esa relación de amor que no pudo ser caí como en esa oscuridad, que es como si empezás a revolver el sótano de tu vida, todo lo que no querías ver, todas las cosas que fuiste salteando con el tiempo para sobrevivir. Y en ese lugar, en vez de negarlo, frené y lo acepté. Acepté la oscuridad, el ying y el yang de la vida, no todo es lo lindo y lo instantáneo, sino que hay momentos que son así y hay que entenderlo y procesarlo, porque no podés acumular todo ahí abajo. Entonces me puse a ordenar eso y creo que al aceptar esa oscuridad como parte de ese balance, de vida-muerte y de negro-blanco pude crecer. Al entrar al estudio me monté en otro lado, fue un momento muy puro. Y le puse el nombre de "Puñal" porque este disco tiene sangre y que sea así, no busqué que sea ni el mejor disco ni nada, busqué que sea real.
—Pero no te salió un disco triste, de bajón, sino de canciones con aire de hip hop que es tu marca. ¿Es una puerta de salida este disco, como que el puñal abre?
—Totalmente, el puñal abrió y después que salgan mariposas de adentro. Es la transformación, en "Piramyde" decía "para renacer hay que morir primero". En este disco me mostré más vulnerable, con el corazón partido, ya el ego trip rapero no me lo creo mucho.
—En "Toda mi fe", de este nuevo material, cantás que "todo final es un comienzo". ¿Hay un nuevo comienzo con "Puñal"?
—Sí, marca un poco un antes y un después, al menos en mi cabeza y en donde estoy parado. Pero lo urbano va a seguir estando, porque es lo que hice toda mi vida, el beat, la pulsión de la ciudad, eso está también en mí. Es más, estoy haciendo la música para una película de Mariano Cohn ("El ciudadano ilustre") que se llama "4 x 4", que la idea es increíble, y la música está basada en "Puñal", y es media trapera (hip hop), re violenta la canción. Yo voy a ondular, lo que más me gusta es tener la libertad real de que si un día siento todo lo contrario y quiero hacer un disco todo arriba lo hago. Porque yo también siento el tema del baile como algo tribal. Muchos ven el baile como algo frívolo, y para mí es como el sexo, es algo liberador. Y siempre estuvo ligado a eso. Pero hay una búsqueda de intensidad que tiene que ver con el crecimiento, ya tengo 41 años y hay ciertas cosas que no podría ni me interesa volver a escribir.
—Acá tocaste un tema clave, porque el Dante de "Pyramide" es otro y lo sabés.
—Ese Dante está re sacado, las letras son... ahí estaba en otro mundo, estaba en otro momento de mi vida, re desaforado, estaba con pibes raperos dando vueltas toda la noche. A mí me llamaban "nightlife", vida nocturna, era mi nombre (risas). Pero estaba disfrutando un momento, imaginate que yo me casé muy chico y de golpe quedé soltero y estaba disfrutando. De todos modos creo que musicalmente era este el momento de "Pyramide", porque la explosión latina es ahora y eso fue hace ocho años.
—Claro que con otro tipo de letras, porque en este contexto actual sería muy difícil defenderlas.
—No, ni hablar, es muy fuerte, yo no volvería a escribirlo, ya ni me divierte cantarla en vivo. Nosotros como hombres tenemos que apoyar que nuestras compañeras tengan el lugar que se merecen en la sociedad. A veces uno se mete en un machismo sin querer. Lo sexual es un festejo para mujeres y hombres, y no considero que esté mal hacer música sexual, nunca va a estar mal, pero hay maneras y maneras. De todos modos hay canciones que siguen teniendo letras buenísimas, pero uno va cambiando y madurando las cosas, y el mensaje también.
—En "HMP" y "Tomen distancia" de "Pyramide" estabas orgulloso de ser diferente, de mostrarte con tu onda. Pero ahora, en "Supremacía" te quejás de la mirada del otro, te cansaste de la cosa despectiva. Y no en vano decís "somos todos iguales".
—Es el cambio, es la maduración, tengo hijos adolescentes, uno de 15 y una hija de 12, empezás a ver las cosas más allá de uno, ya uno no es el centro del mundo. Y te decís, che loco, este mundo para las chicas es duro, las cosas que le dicen en la calle, el acoso laboral, la injusticia, y decís yo no quiero esto para mi piba, si le hacen algo a ella yo le pego tres corchazos a un flaco. Y empezás a ver todo eso o ves la violencia en la calle, y comenzás a ver todo desde los ojos de los demás también, y no te ponés sólo en el lugar de uno.
—¿Cuánto hay del Dante que pregonaba la "deformidad" con Illya Kuryaki and The Valderramas?
—La deformidad va a seguir existiendo pero por distintos caminos, hay canciones como "Mística",que tiene deformidad en el sentido de cómo mezcle los universos del beat y la letra media rock argento con influencia "spinettera" a full. Hay temas con sentimiento, incluso inspirados con paisajes de Invisible. Es un disco intenso, sin buscar nada más que ser real y expresar lo que sentís.
—Hoy estamos en una realidad social cada vez más terrible, y se refleja cuando cantás en "La verdad" que "en la calle andan reprimiendo". ¿Sos de criticar la realidad o te gusta más mostrar las tormentas personales?
—Mirá, en realidad este disco es más basado en lo personal. A veces me salen letras así, y ahora estoy componiendo canciones nuevas que son bastante ásperas líricamente, no sé si sociales, sino humanas. Tiene que ver con esto también, en un momento de mi vida con los Kuryaki, cuando hacíamos Chaco, estábamos más conectados con esa temática. Pero ahora, si tengo que escribir una canción social sería demasiado, porque estoy muy decepcionado por la política, por la realidad. Tendría que hacer un disco doble que se llame directamente "Muerte", y no sé si quiero esa energía en un trabajo mío. Yo no creo más en la política, ni en los políticos, posta, no les creo a nadie, ni en los partidos, lamentablemente hasta que no vea algo que me dé una esperanza.
—¿Qué te pasa cuando escuchás un tema como "Despacito", que vende millones de discos y es furor en las redes, y a vos te cuesta mucho más lograr ese éxito?
—No me pasa nada, cada uno tiene su camino, y es el destino de cada persona, y depende de cómo midas el éxito. Yo no cambio de lugares. No prefiero hacer "Despacito" que hacer "Soltar" (de su último disco), aunque gane diez millones de dólares, no, porque no soy yo. Y de ahí digo ¿qué es la fortuna para mí? La fortuna es ser yo, estar con mis hijos y estar bien, con mis amigos, hacer la música que tengo ganas y cuando la rompa, romperla con lo que soy. Por eso si a Fonsi le está yendo bien, que la pase bien, felicitaciones.
—¿Pero de verdad que no te da un poco de bronca cuando oís un tema horrible que es un golazo?
—Ah, sí, hay música que digo no puedo creer que tenga tanto éxito, me duele en el sentido musical, digo, cómo la gente acepta eso. De golpe voy a un lugar y escucho una canción que es un sorete vivo, y digo, boludo, qué les pasó, ¿cómo eligieron este camino?
—Y también pasa que al mismo tiempo los pibes que escuchan eso también agotan en media hora las entradas del show sorpresa de Charly García en el Coliseo.
—Sí, por eso, la música sigue estando viva y hay muchas cosas grosas sonando. Pero lo que pasa es que lo más popular hoy en día es terrible, hay una denigración cultural general pero no es la música nada más, es la cultura en general, es la comida, es todo más fast food, entonces qué nos queda hacer a los que nos gusta hacer cosas buenas: es generar. No me sirve para nada ir en contra de ellos, sino generar un espacio nuevo.