El actor, director y dramaturgo argentino César Brie, residente en Italia donde desarrolló una extensa carrera, llegó a la Argentina para presentar en Córdoba, Rosario y la Ciudad de Buenos Aires, “Telón”, su última creación teatral que define como “un testamento cómico”. Hoy será el turno de la función en Rosario, que se ofrecerá a las 21, en la Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Las entradas anticipadas se pueden adquirir en entradaslavarden.com
Escrita en conjunto con el teórico y ensayista teatral italiano Antonio Attisani, “Télon” viene de tener más de 40 funciones en ciudades italianas como Milán, Bologna, Roma, Ravena, Lecce y Empoli, entre otras, y propone una reflexión sobre los últimos 50 años de teatro, el trabajo desde la independencia y la biografía.
“Telón” nació durante la pandemia luego del reencuentro entre Brie y Attisani después de muchos años y ante la hipótesis de un cierto final. Entre la fábula y la historia, dos amigos del pasado, se encuentran y comparten razones artísticas para una misión común, ambos van evocando distintos momentos, ficciones y memorias, envueltas en el sueño del niño y el despertar del adulto en la obra.
“Se llama «Telón» porque da la idea de algo que se cierra, de un final y la obra es, de alguna manera, un testamento cómico, absolutamente irónico, cruel con nosotros mismos”, cuenta Brie sobre este proyecto que compuso en un intenso y urticante intercambio epistolar entre él y su antiguo amigo, que fue actor del Teatro Piccollo de Milán entre fines de los 60 y comienzos de los 70, se dedicó luego a la dirección y más tarde dejó la escena para convertirse en un reconocido teórico del teatro italiano.
De hecho, “Telón” fue una excusa para que Attisani volviera a la escena, ya que en Italia ellos dos fueron los actores de la obra pero dolencias del italiano le impidieron venir a la Argentina, y su lugar fue tomado por Dardo Sánchez para las funciones en el país.
“Con Antonio (Attisani) éramos amigos cuando yo era joven, lo considero mi maestro intelectual, fue una persona que siempre fue muy frontal en las devoluciones que hacía de mis trabajos y si algo no le gustaba lo decía sin ningún problema”, relata Brie para comenzar a dar pistas sobre la relación que dio origen a esta aventura teatral, que podría ser la última de su amigo, mientras que él ya tiene nuevos proyectos y promete seguir trabajando.
“Siempre valoré mucho esa honestidad -continúa- y también las discusiones que se daban entre los dos. Me lo volví a encontrar de viejo con él, vivíamos muy cerca en Milán, fue antes de la pandemia, yo estaba por estrenar una obra sobre Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, los dos jueces que mató la mafia (“En el tiempo que nos queda”). En una de nuestras conversaciones él me habló de una serie de enfermedades que tenía, me dijo que había tenido ganas de poner fin a su vida y me preguntó si yo lo hubiera ayudado y yo le dije que sí, porque ese es también un pensamiento mío, el de no querer sobrevivir a un cuerpo que se vuelve una carga, sobre todo para otros”.
“Estábamos en esas conversaciones lúgubres que transitábamos con mucho humor -sigue detallando Brie- cuando nos agarró la pandemia y a mí me dio temor de lo que pudiera pasar con él y entonces le empecé a escribir para animarlo”. Finalmente, resultado del intercambio “es una reflexión muy personal de cada uno de nosotros y al mismo tiempo tocamos la historia del teatro de los últimos 30 años del siglo 20 y los primeros 20 de este siglo, tocamos la historia que hemos vivido como protagonistas, yo desde el teatro de periferia, de contestación no partidario y Antonio como alguien que ha reflexionado sobre el teatro”, concluyó Brie.
Brie fue uno de los fundadores de Comuna Baires en 1971, se autoexilió en Italia y fundó en 1975 el Teatro Tupac Amaru. Hizo una importante carrera teatral en Europa, junto al Odin Theatre de Dinamarca. A principios de la década del 90, decidió volver a América Latina y fundó en Bolivia la comunidad Teatro de los Andes.