No se trata de un culebrón, es comedia dramática. Por caso, los personajes de Aruzzi y Castro, que se enamoran, no son una pareja tradicional, un noviazgo clásico. Parten de una amistad que pretenden preservar. Tiene un toque de romanticismo, pero a la vez a apunta a algo más profundo, que posibilita contar un tema delicado como la muerte de un amigo.
Benjamín Vicuña, tal vez el punto actoral más alto de la propuesta, celebró ante La Capital: “Se respiraba la necesidad de regresar a la normalidad, por eso este gran evento de Paramount que para nosotros es trabajo”.
_¿Cómo fue elaborar esta megaserie en plena restricción de la pandemia?
_Para casi todos nosotros, la convocatoria para este proyecto fue justo en un momento que estábamos sin trabajar por varios meses. No sólo fue volver a trabajar, también una invitación a conectar con lo más profundo, los miedos, los amigos que cierran filas, y se acompañan frente a la tragedia de la muerte. Esto va a quedar para siempre en nuestras memorias, sobre todo por las condiciones en llevamos a cabo el rodaje. “El primero de nosotros” tiene el valor de la hablar de la muerte sin estupor y sin maquillaje, pero ojo, a la vez no es cruel, ni cruda, ni es un documental.
_¿Cómo describiría a su personaje?
_Un psicólogo, runner, que anda en la gran carrera de la vida, de pronto transforma ese dolor en algo que trasciende. Ahí hay un rasgo heroico, por el hecho de transformar la cuenta regresiva de la vida en oportunidades de reencuentros: con su hija adolescente, con el amor de su infancia, sus amigos, y demás. Puede decirse que mi personaje cuenta con herramientas para afrontar la tragedia que le toca. Con todo, tiene que quedar en claro que no hicimos un documental sobre cómo procesar una enfermedad. Otra riqueza que le encontré al esta serie es que transcurre en ese tramo de la vida de los 40 largos donde comenzamos a hacernos preguntas sobre la salud, los proyectos, la aparición de alguien que se enferma.
_La ficción no refiere a la pandemia, ¿pero la pandemia estuvo de todos modos en el clima durante el rodaje?
_En lo personal, estos decorados donde estamos ahora, pasaron a ser una especie de refugio en un momento muy difícil de la humanidad, de la vida y la propia existencia. Llegamos diariamente acá y resultaba inevitable referirnos a ese familiar que había caído por la pandemia, incluso trabajadores del canal que también fueron víctimas. Destaco al canal porque impulsa una propuesta que habla de algo (la muerte) que incomoda, que genera riesgos.
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Evento. Marley fue el conductor de la conferencia de Paola Krum, Benjamín Vicuña, Jorgelina Aruzzi, Luciano Castro, Mercedes Funes y Damián De Santo.
Luciano Castro, otra de las espadas de la propuesta, se ríe de sí mismo, y dispara en el inicio de la entrevista, entre risas: “No le encontré a mi personaje ningún matiz que lo diferencie de otros personajes, tengo menos tono que un teléfono roto”, pero luego, agrega, “lo que me modificó, hablando en serio, fue que mi personaje se respalda en el amor a su pareja y hace cargo de las cosas que no se hacía cargo. Contamos una historia de amor distinta, y cuando recibimos la noticia de nuestro amigo, ya nada será igual.
_¿La producción de una serie con destino internacional cambia algo en su modo de producción?
_Cuando actuás para el exterior, como en este caso, se recortan algunos rasgos muy argentinos, como tomar mate durante la filmación. Pero no será una serie hablada en castellano neutro, es hablada en argentino. De todos modos, nosotros no trabajamos solos, somos una banda de gente aplicada al proyecto. Y todo empieza desde los libros. Los actores proponemos cosas en set, tenemos directores, asistentes, apuntadores, todos escuchan, gente brillante que todo el tiempo te facilita las cosas y te mejora.
_La serie tiene un tiempo establecido y un final, ¿favorece trabajar así?
_Siempre es mejor ese formato, es más teatral: la composición de un personaje es mejor si se sabe el final desde el primer día. En la tira televisiva costumbrista el guión suele seguir la preferencia del público y esa inestabilidad se nota. De pronto, con ese formato, puede ser que un día no te citan, te enterás que no trabajás más, y es porque tu personaje ya “no garpa” en términos de la preferencia del público.
_Luego de la pandemia, ¿hay un público más entrenado y exigente?
_Es probable que haya subido el nivel de exigencia respecto de la oferta. Además, el fenómeno de las plataformas con propuestas de todo el planeta. Por ahí, el público ve una muy buena serie española o colombiana y se pone más pretensioso, y está muy bien que suceda.
Por su parte, Paola Krum, que interpretará a Jimena Rauch, una mujer multifacética y alegre, contó a Escenario: “Cuando nos convocaron, yo me sentía un poco desahuciada, estar tanto tiempo encerrados y sin trabajar. Así que cuando llegó la propuesta dije sí, quiero esto. Me atrajo la historia, mis compañeros, y el modo en que lo íbamos a contar”.
_¿Te sorprendió una ficción con un disparador poco abordado, como el cáncer y la muerte?
_Contar una historia alrededor de una muerte, en tiempo de pandemia (aunque esa muerte no tuviera nada que ver con la pandemia) nos facilitó en el sentido de que esa tecla, la de la muerte, se había vuelto cotidiana y nos rondaba cerca. Contar esta historia, en el contexto de vulnerabilidad con que veníamos a trabajar, estaba, al cabo, muy a mano. Si bien la historia tiene a la enfermedad y la muerte prematura en el centro, lo central del cuento son los vínculos, los legados, lo que trasciende. El impacto de la noticia que propone el personaje de Benjamín, sin embargo, a todos sus amigos los transforma en impacto vital.
_¿La enfermedad del personaje funciona de disparador para contar otras cosas?
_El disparador trágico funciona en el esta historia como un cachetazo, un despertador para que varios encontremos otros sentidos en la vida, como el amor. Respecto de la pregunta ante la aparición de lo arbitrario en la vida de una persona tan sana, vital, deportista, como el personaje de Benjamin, te deja en el lugar de la “no” respuesta. Porque en la vida suceden cosas arbitrarias, que no tienen explicación.
Finalmente, la rosarina Mercedes Funes define a su personaje Soledad González como “la más chica del grupo de amigos, una persona tierna que tiene, en apariencias, la vida más resuelta, un matrimonio estable, un hijo. Pero ante el cimbronazo de la noticia del amigo con una enfermedad terminal, comienza a interpelarse: “¿es la vida que quiero?”. Entonces, empieza a descubrir que no es feliz y que hay más de una Soledad dando vueltas.
_¿Cuánto de Rosario, tu ciudad natal, sigue presente, aunque tu vida haya transcurrido en los últimos 30 años en Buenos Aires?
_Rosario no es sólo el lugar donde nací, es la ciudad a dónde siempre estoy volviendo. Mi papá (Carlos “Chango” Funes, político ex diputado y senador nacional, fallecido en 2001) trabajó para Rosario, tengo un gran recuerdo de él, y con mi marido, que es de Capitán Bermúdez, viajamos muy seguido a Rosario.