Dirigida por Nicolás Tuozzo ("Próxima salida", "Horizontal/Vertical"), "Los padecientes" cuenta la historia de Pablo Rouviot (Vicuña), un reconocido psicoanalista que recibe el pedido de ayuda de Paula Vanussi (Suárez) para demostrar que su hermano Javier es inocente de la acusación de haber asesinado a su padre, un poderoso empresario. Cuando Pablo comprueba la inimputabilidad de Javier debido a los serios trastornos psiquiátricos del joven, comienza a recomponer la trama siniestra de una historia familiar cargada de violencia y zonas oscuras. Así el psicoanalista se convierte en una suerte de detective que descubrirá que nada es lo que parece entre médicos, policías, abogados y amantes.
—¿Qué es lo que te sedujo de este proyecto, del guión de "Los padecientes"?
—El guión me pareció muy interesante, es una historia atrapante. El best seller que escribió Gabriel (Rolón) es espectacular: tiene muy buenos personajes, llenos de misterio. Por algo se convirtió en la ficción más vendida de los últimos 30 años en la Argentina. Tiene muchos giros, nunca sabés cómo puede terminar la historia.
—¿Cómo describirías a tu personaje, al psicoanalista?
—Pablo Rouviot es un tipo que tiene una vocación de verdad, de buscar la verdad a toda costa. Es una persona que goza de un presente exitoso en lo laboral, pero con un tremendo hastío en lo personal porque está pasando por un divorcio. Entonces aparece este caso que lo invita a dejar el diván, dejar su rol como psicoanalista, y transformarse en un detective, en un investigador de verdad. Eso al personaje lo vitaliza, lo lleva a otros terrenos.
—¿Te preparaste de alguna manera especial para interpretarlo?
—Además de leer la novela varias veces y de tener conversaciones muy largas con Gabriel, yo creo que la psicología, el psicoanálisis y la actuación son materias cercanas, porque tratan de entender al ser humano en sus mecanismos y en su forma de actuar. En ese sentido me sirvieron mucho los años de mi propia terapia, de observar cómo se comportan los psicoanalistas, cómo van escuchando y cómo van buceando en los silencios, en las miradas y también en los lapsus, cómo los tipos van descubriendo pedacitos de verdad. Eso me ayudó, y también tratar de comprender muy bien la historia, comprender el total de la historia y ponerse al servicio de eso.
—Trabajaste en un thriller romántico como "El hilo rojo", y ahora volvés a actuar en otro thriller. ¿Te atrae el género en particular?
—Sí. La verdad es que hoy por hoy estoy muy fanático, así como espectador, de series como "The River" y "Happy Valley", grandes series que son thrillers psicológicos y policiales. Creo que es un género que va capturando la atención del público e incluso va jugando con tus emociones. Esta película y el libro también tienen eso, que atrapa y te deja sin respiro, te va dando información y también algunos palos falsos. En ese sentido la película es muy disfrutable, porque el público puede vivirla, puede experimentarla.
—"Los padecientes" fue un best seller. ¿Creés que eso le añade una expectativa extra o cierta presión a la película?
—La película tiene una vocación de ser vista, de ser mainstream. Y es de fácil acceso, no es una película críptica ni oscura. Además está (el estudio) Fox detrás y tiene un gran elenco, con Eugenia (Suárez), con Luis Machín, con Nico Francella. Obviamente que la presión que tiene es más bien personal: cada persona que leyó el libro tiene en mente un personaje con un rostro, una imagen. Eso está en la imaginación de cada lector. Una película que está inspirada en un best seller siempre va a tener esa presión y esa polémica. Pero en este caso la película tiene vuelo propio, está muy bien hecha y por lo menos a Gabriel, que es el autor, lo dejó muy conforme. El está feliz con el resultado.
—¿Cómo fue volver a trabajar con la China Suárez? ¿Fue distinto actuar juntos ahora que son pareja?
—Este es un proyecto que los dos queremos mucho. Lo recibimos un año antes de conocernos por diferentes lados, y tenemos distintos grados de compromiso y de cariño con la historia, sobre todo por el debate que se puede instalar después de verla. Compartir un proyecto así es un privilegio, y estamos orgullosos de ser parte de esta película.
—¿Les gustaría transformarse en una pareja cinematográfica, como Woody Allen y Diane Keaton o como Brad Pitt y Angelina Jolie?
—Uy, son grandes referentes (risas). Más que una pareja cinematográfica nos gustaría ser una pareja de compañeros que se dedican a la ficción, a lo que les gusta. Ahora venimos de compartir un proyecto en Colombia (la serie "Sitiados"), y no lo hacemos necesariamente como pareja, sino que compartimos proyectos en diferentes roles. Mientras eso se pueda hacer está bueno, es genial trabajar juntos.
—¿Qué sentís que te da el cine que no te da la televisión?
—El cine tiene ese elemento de trascendencia que queda, que permanece en el tiempo. También está trabajado por un equipo de personas que tienen un sentido preciosista de hacer algo de calidad, de cuidar los detalles. Hay una especie de responsabilidad histórica en el cine. Pero también entendemos que el cine es de los directores, la televisión es de los productores y el teatro es más de los actores. Yo siempre me siento más cómodo en el teatro.
—El cine argentino está pasando por un buen momento. Hay muchas producciones y también se reciben premios internacionales. ¿Cómo lo ves vos? ¿Te parece que falta algo en este desarrollo?
—Es cierto que estamos pasando por un gran momento. Y eso se refleja también en la región. El cine argentino se ganó el respeto, la confianza y el cariño del público. Basta chequear los números para ver que cada vez son más las películas argentinas que alcanzan o superan el millón de espectadores, y eso te habla de ese respeto del público hacia sus cineastas y su industria. Ojalá que siga pasando. A eso hay que cuidarlo de todas las formas, desde los estatutos hasta el Instituto del Cine, pasando por los nuevos creadores y las diferentes áreas de la industria que hacen que hoy esté tan fuerte.
—Muchos actores salieron en estos días a defender la gestión de Alejandro Cacetta, el director del Incaa que fue desplazado. ¿Cuál es tu posición al respecto?
—Mi posición es de admiración y respeto por el Instituto y por la gestión que hizo Alejandro. Espero que esto no se transforme en una crisis política, de sacar ventaja y de politiquería, y que se siga preservando lo más importante, que es lo que se consiguió en el Instituto. Ojalá que no se arme una grieta y un conflicto innecesario en algo tan importante como es el Instituto del Cine. Yo sé que administrar el poder y los recursos siempre viene a ser un tema muy difícil, pero espero que se cuide lo que ya se tiene, porque ahí hay años de luchas de generaciones que trabajaron para el cine.
—En Chile apoyaste la lucha de los estudiantes y también la candidatura de Michelle Bachelet en 2013. ¿Por dónde pasan tus convicciones políticas? ¿Vienen de tu familia o de otro tipo de formación?
—Las convicciones políticas tienen que ver con mi naturaleza. Yo creo que la política la hacemos todos. La política no sólo se hace desde el Congreso, también se puede hacer desde el teatro, desde la calle, desde el día a día en cualquier trabajo. En ese sentido, haber estado cuatro años en la Universidad de Chile, que es una universidad estatal, estudiando teatro, obviamente que te da un sentido pluralista y te abre muchísimo la cabeza para entender los diferentes conflictos sociales. Por ahí pasa mi inquietud y también mi formación.
—La difusión en los medios de tu vida privada. ¿Sentís que afectó tu carrera? ¿Qué aprendiste de ese momento de alta exposición?
—Eso es algo que lamentablemente no se puede manejar. Y muchas veces se desborda. He tratado con el tiempo de poner las cosas en su lugar y hablar de los temas que me interesan y de mi trabajo. No tengo grandes lecciones hoy como para poder compartir, porque todo va evolucionando y mutando.
—Sos joven y ya tenés experiencia en el teatro, el cine y la televisión. ¿Te queda pendiente algún proyecto que sea como un sueño?
—Algo que se puede dar de forma natural el día de mañana es dirigir teatro. Uno va acumulando experiencia y va apareciendo un punto de vista, una voz propia que a mí me gustaría expresar.