Todavía el primer acorde no había sonado y la previa era pura efervescencia. "Y dale alegría, alegría a mi corazón", corearon cinco mil voces en el anfiteatro Humberto de Nito, haciendo el aguante con la energía futbolera de las vísperas de cuartos de final del Mundial. Pero de frente al río Paraná, en pleno Parque Urquiza y a pocas cuadras del Monumento a la Bandera, la identidad rosarina es más fuerte. La excusa para juntarse fueron nada menos que los treinta años del lanzamiento de "El amor después del amor" y, por supuesto, que allí estaría uno de los hijos pródigos de la ciudad, Fito Páez. "Y hoy sólo te vuelvo a ver", fue otro de los cantitos de cancha, hasta que apareció Fito y explotó la fiesta.
Cinco mil personas llenaron el anfiteatro en el primero de los tres shows de Páez en Rosario, después de una gira que lo llevó por distintos puntos de Latinoamérica y del interior del país. El 1° de junio de 1992 salió a la venta "El amor después del amor", que se convirtió en uno de los álbumes más vendidos en Argentina. Hoy, treinta años después, Fito regresó a Rosario para volver a repetir que "nadie puede y nadie debe vivir sin amor".
Coki Debernardi abrió la noche con un sólido show, donde tocó sus clásicos en formato trío y que terminó con "Alguien en el mundo piensa en mí", de Charly García. A partir de allí, el clima ya era de fiesta.
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Coki en formato trío fue la banda soporte.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
El pattern inconfundible de la caja de ritmo hizo explotar al público, era el comienzo de "El amor después del amor", con el tema que da nombre al disco. Páez hizo el disco entero, los catorce temas en el mismo orden en el que fueron editados hace treinta años.
Fito se mostró pleno y divertido. Mientras sonaba "Un vestido y un amor" se dedicó por partes iguales a cantar y pelear con los bichitos de luz, y también "convivió" con un escarabajo posado sobre su traje.
"La balada de Donna Helena" cumplió con lo que prometía: uno de los momentos más altos de la banda, donde se lucieron en especial los vientos de Alejo von der Pahlen, Manu Calvo y Ervin Stutz. Junto al rosarino también estuvieron Emme en voz y coros, Diego Olivero en bajo, Gastón Baremberg en batería, Juan Absatz en teclados y coros, Juani Agüero en guitarra y Vandera en guitarra y coros.
A la hora de arrancar "Brillante sobre el mic" pidió "la fiesta más grande de todas" y un anfiteatro iluminado por las luces de los celulares, en un pico de emoción que terminó con muchos espectadores con lágrimas en sus ojos.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Y la fiesta terminó de explotar con "A rodar, mi vida", cuando Páez se sacó el saco por primera vez y lo revoleó por sobre su cabeza durante el estribillo, mientras el público imitaba el gesto con sus remeras.
"Chau, hasta mañana" solamente significó el cierre del disco y de la primera parte del show. Para el final quedarían algunos de sus clásicos y los infaltables bises.
Con entradas agotadas, Fito volverá a subirse al escenario del anfiteatro este sábado y el domingo.