“Es mucho más lo que está en juego en el país que cualquier aspiración personal”. La frase, susurrada a La Capital por un massista paladar negro, fundamentó el desembarco del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación en el equipo de Alberto Fernández.
Pero el papel de Sergio Massa como superministro también fue posible gracias a la firma de no pocas garantías: por un lado, el amplio clamor previo de los mandatarios provinciales del PJ y, por el otro, un frente interno en la coalición gobernante que acompañara la movida.
Por eso, la salida de piezas clave del gabinete de Fernández, que permitió cimentar la figura de superministro en un nuevo proceso de reestructuración, fue calificada por el massismo como “una contundente señal de respaldo” del Frente de Todos (FdT).
“Hasta la oposición necesita que las cosas vayan bien en la Argentina. Por eso la idea de Massa” en la Casa Rosada, enfatizaron laderos del tigrense.
Mensajes
El retoque consumado en el staff gubernamental barrunta un reconocimiento hacia Massa, quien terminó cediendo una poltrona estratégica en Diputados (incluso para la línea sucesoria presidencial), y su espacio político, el Frente Renovador (FR).
En esa sintonía tuiteó el secretario de Transporte nacional, el massista Diego Giuliano: “De la Presidencia de la Cámara baja al Ministerio de Economía. No hay muchos casos como el de Sergio, quien decide sumar y estar donde el país lo necesita con experiencia y capacidad”.
Como contracara, el albertismo acrecentó su debilidad con la salida del secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, uno de los hombres más cercanos el jefe del Estado, aunque ya devaluado como referente de consulta.
https://twitter.com/DiegoGiuliano/status/1552788624911093768
La primera baja del espacio interno del oficialismo fue Marcela Losardo (ex ministra de Justicia), en marzo de 2021. Las diferencias con Cristina Kirchner por la reforma en el área acicatearon su partida, en tiempos de los “funcionarios que no funcionan”.
A principios de junio llegó la salida de Matías Kulfas. Previamente, durante el acto por los cien años de YPF, la vice le había pedido a Alberto que usara “la lapicera”. Incluso, Cristina apuntó a los funcionarios que hablaban “en off”. Un mensaje directo al entonces titular de Desarrollo Productivo, a quien Fernández le exigió la renuncia.
Pero el ex ministro se despidió con una carta en la que ratificó que la licitación de la compra de caños para la obra del gasoducto Néstor Kirchner fue “a medida” de la empresa Techint y que la realizaron funcionarios que respondían a CFK.
Martín Guzmán le siguió con una intempestiva renuncia vía Twitter, jaqueado por los mercados y el kirchnerismo duro. Y justo cuando Cristina daba un discurso con críticas a su gestión en Economía. La interna había detonado tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), decisión que llevó a Máximo Kirchner a dimitir a la jefatura del bloque del Frente de Todos en Diputados.
En un contexto extremadamente crítico, en el que ningún protagonista del FdT logra esquivar objeciones, la etapa con pretensión refundacional que asoma será decisiva.