Margarita Stolbizer integra una bancada ecléctica en la Cámara de Diputados nacional, Hacemos Coalición Federal (HCF), en el que conviven desde el Partido Socialista (PS) hasta el ultraliberal Ricardo López Murphy. Sin embargo, para la fundadora del GEN, esa diversidad es más un activo que una dificultad política. “El bloque está más afianzado hoy que cuando lo armamos”, asegura la legisladora, que a pesar de haber votado leyes promovidas por el oficialismo sostiene una mirada muy crítica sobre el gobierno libertario. “Javier Milei implica para la Argentina un retroceso en los consensos democráticos básicos”, proclama.
Stolbizer estuvo la semana pasada en Rosario para participar de la asunción de las autoridades del GEN Santa Fe y dialogó con La Capital sobre la agenda parlamentaria que se abre luego de la sanción de la ley Bases y la firma del Pacto de Mayo. “Lo único que hay son diez puntos de un contrato de adhesión”, postuló respecto del acuerdo firmado el 9 de julio pasado en Tucumán. “Ahora tienen esa ley, dejen de protestar y buscar pretextos para no gestionar”, advirtió a la administración de La Libertad Avanza (LLA).
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¿Cómo caracteriza al gobierno de Milei?
Hay una característica que sobresale y es la incertidumbre y la precariedad sobre la cual está instalado el gobierno, pero la gente acompañó este proceso de cambio. Es un gobierno que no ha convocado a nadie para mantener o institucionalizar un diálogo. Se intentó hacer algo con el llamado al Pacto de Mayo, pero lo único que hay son diez puntos de un contrato de adhesión. Ni siquiera se tiene información sobre qué hay detrás de cada uno de esos diez títulos. No sabemos en qué consiste la reforma tributaria, la reforma laboral. Es solo eso, con un presidente que tiene una impronta, a mi juicio, demasiado violenta, que ejerce hacia adentro y hacia afuera del país. Sale por el mundo a pelearse. Hizo como diez o doce salidas al exterior y solo dos fueron viajes oficiales. Es un jefe del Estado que habla en contra del Estado y está implicando para la Argentina un retroceso muy fuerte para los que conocíamos como consensos democráticos básicos, como la libertad de expresión. Tenemos un presidente que no tolera que la gente exprese una idea diferente a la suya.
¿Por qué, si hace esta caracterización, le votó en general la ley Bases?
Bueno, la caracterización no tiene que ver con las leyes, que pueden ser buenas o malas con prescindencia de la caracterización de una persona. La ley que el gobierno envió en diciembre de 2023 y se trató por primera vez en marzo era invotable por la cantidad de componentes que tenía. Fracasaron en ese primer intento y, personalmente, voté en contra y llegamos a abril con un cambio de estrategia y dejaron las medidas económicas. Les votamos en general para que tengan las herramientas y después votamos, algunos, en contra de algunas de esas herramientas. En mi caso, voté en contra de las facultades delegadas, de las privatizaciones y del Rigi. Por eso tengo una mirada muy crítica del gobierno.
¿No hay contradicción al votar a favor de restituir Ganancias a los trabajadores y bajar la alícuota de Bienes Personales de las personas con mayores ingresos?
Ganancias lo voté en el mismo sentido que lo hice el año pasado. El que cambió su voto fue Milei, quien en 2023 pactó con (el exministro de Economía) Sergio Massa la eliminación del impuesto a la cuarta categoría y eso desfinanció a las provincias. En cuanto a Bienes Personales, no voté a favor porque es un beneficio a los sectores de ingresos más altos.
¿Comienza ahora una nueva relación entre los denominados bloques dialoguistas con el gobierno?
Somos un bloque dialoguista porque creemos que la democracia se sostiene con el diálogo. Por eso tenemos diálogo abierto, tanto con el oficialismo como con los otros bloques de la oposición. En algunos casos nos han tildado de kirchneristas, como cuando votamos la ley de movilidad jubilatoria. El presidente nos llamó “degenerados fiscales” por votar esa ley. Pretendemos ser un espacio político de equilibrio, de moderación y decencia. Nos paramos en lo que dicen la Constitución y las normas de transparencia y de ética pública. Si tenemos que votar con unos o con otros, lo haremos en aquello que represente lo mejor para la gente. Doy dos ejemplos: yo misma presenté un proyecto para restablecer el Fonid (Fondo de Incentivo Docente) y construimos con bloques opositores. Ahora tenemos una cuestión que hizo bastante ruido, que es un DNU del presidente que asigna 100.000 millones de pesos para fortalecer el área de Inteligencia. Es una brutalidad por muchas razones. Primero, ya hay un abuso por los DNU; segundo, la ley de administración financiera dice expresamente que, cuando se destinan recursos a Inteligencia o a fondos reservados, eso también debe pasar por el Congreso. Tercero, estamos hablando de fondos reservados y una suma enorme que no tendrá control. La cuarta es del orden de lo moral. En un gobierno donde les dicen a los jubilados que no hay plata, o cortan programas de entrega de medicamentos para enfermos terminales, se destina una montaña de dinero para Inteligencia. Compramos, además, hace dos meses 25 aviones de combate. Ya presenté un proyecto para rechazar ese DNU.
¿Qué destino puede tener ese DNU con un antecedente inmediato, ya que el megadecreto fue rechazado en el Senado pero sigue esperando en Diputados?
Con el megadecreto solo falta que lo trate Diputados. Creo que la demora es porque todos los bloques están en la posición de que el gobierno tuviera primero su ley Bases.
¿Les ganó por cansancio el gobierno?
No, es algo natural. Es un gobierno relativamente nuevo. Bueno, ahora tienen esa ley, dejen de protestar y buscar pretextos para no gestionar. Ahora tienen la ley, el paquete fiscal y supongo que ahora vamos a empezar a tratar las cuestiones pendientes: el Fonid, el decreto de inteligencia y el DNU/70.
Días atrás la Jefatura de Gabinete se reunió con los dialoguistas para avisarles que el gobierno impulsará la reforma política, con la eliminación de las Paso y la implementación de la boleta única de papel. ¿Cuál es la posición del bloque?
Le dijimos que debe salir primero la boleta única que está en el Senado. El otro tema prioritario para nosotros es la ley de ficha limpia y luego la eliminación de las Paso. Ese tema tiene varios subtítulos y hay una cosa de sentido común y donde hay mucho acuerdo, que es sacar la obligatoriedad cuando un partido presenta lista única. Nuestro bloque empieza un debate interno sobre esos temas. Soy favorable a que no haya Paso. Es más, presenté un proyecto en ese sentido. Los otros puntos, a mi juicio, son bastantes peligrosos. Uno es la reforma de los partidos políticos, porque hay un discurso muy instalado de que existen demasiados partidos y, entonces, hay que aumentar los requisitos para reducirlos. Y luego está el financiamiento de las campañas. Eso es bastante peligroso porque el oficialismo pretende privatizar las campañas, que no haya topes en el aporte de los privados y bajar al mínimo los aportes públicos.
Pero eso no sería blanquear la situación. Porque las empresas aportan a las campañas y a veces ni se conocen sus nombres...
Está bien, pero eso tiene un inconveniente, porque se rompe un piso de equidad cuando le quitás los topes. Recuerdo que en 2009 hice campaña en Buenos Aires y estaba como candidato Francisco De Narvéz. Juntábamos moneditas para un spot de 30 segundos y venía De Narváez con publicidades de diez minutos, con actores y todo. En esos términos es imposible competir. Pero ocurrió una cosa luego de sancionada la ley de equidad, que prohibió esos aporte privados: los dueños de las candidaturas y de los postulantes terminaron siendo los medios de comunicación.
Usted forma parte de un bloque muy ecléctico. ¿Fue una necesidad frente una coyuntura particular por la irrupción de Milei o irá decantando en una alianza electoral para 2025?
El bloque está más afianzado hoy que cuando lo armamos, porque la diversidad enriquece. No votamos todos juntos las leyes, pero tenemos hacia el interior un gran debate. En los últimos dos años formé parte del interbloque de Juntos por el Cambio (JxC) y nunca se hizo una reunión con todos los diputados juntos. No teníamos información y también votaba cada cual lo suyo. Tenemos diferencias, sí, pero existe un paraguas que es la defensa de la institucionalidad. Ninguno de nosotros se aparta de lo que dice la ley y la Constitución. Defendemos ideas generales y nos respetamos en esa diversidad. A futuro lo pensamos con la expectativa, y lo digo con mucha convicción, de que la Argentina necesita imperiosamente un espacio intermedio, moderado, equilibrado, decente y que aporte algo distinto. Porque hoy el mayor capital que tiene Milei es que la gente no quiere volver al kirchnerismo, pero tampoco está dispuesta aceptarle cualquier cosa al presidente. No puede ser que, por no volver al pasado, me tenga que bancar todo el desastre que está haciendo Milei. Creo que hay una necesidad de que este bloque vaya consolidando un espacio intermedio, que se expresará también en las provincias. La elección de 2025 no es nacional, entonces se expresará de manera distinta ese espacio intermedio, que no es Milei ni el kirchnerismo.