Pitito, El Perro, Angelito son personajes clásicos de Favio Posca, un actor que definió un estilo personal de hacer unipersonales. Criaturas intensas, desvergonzadas y provocadoras que desnudan con un humor sin filtro lo bueno y lo no tanto que habita naturalmente en las personas. Luego de la pausa impuesta por la pandemia, Posca regresa a escena con “Bullshit”, su nuevo espectáculo que se suma a una larga lista de exitosos shows como “Lagarto blanco”, “El Perro que los parió”, “Alita de Posca”, “Painkiller”, “Los quiero muchísssimo” o “Fucking Fucking Yeah Yeah”.
En diálogo con Escenario, el artista marplatense adelantó que si bien sigue fiel a sí mismo, “en este show hay puertas que se abren a la emoción, cuando en realidad nunca pensé que podría lograrlo”, una apertura que fue consecuencia de esa introspección obligada por el aislamiento. Si bien participó de “Porno y helado”, la serie de Martín Piroyanski que significó el regreso a la actuación de Susana Giménez, y de “El Presidente 2”, el envío sobre la historia de la Fifa, Posca destaca el teatro como el espacio que le permite expresarse con libertad absoluta. “Estoy recuperando esa felicidad y esa adrenalina de principiante que tenía en los 90”, dijo como adelanto de lo que podrá verse en “Bullshit”, con la que comienza la su gira nacional. La obra se presenta este viernes, a las 21, en Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Las entradas están disponibles en entradaslavarden.com o en la boletería del teatro, de 16 a 22.
¿Cómo estás viviendo el regreso a los escenarios?
Estoy naciendo de nuevo, pero no solamente porque hace dos años que no me subo a un escenario, sino porque yo también estoy diferente, en una nueva construcción, con un nuevo poder interno que por ahí, después de 30 años de no haber parado, tal vez había perdido un poco o se había dormido un poco. Estoy recuperando esa felicidad y esa adrenalina de principiante que tenía en los 90.
¿Qué te hace diferente en esta etapa a lo que ya conoce el público? ¿Cómo se va a reflejar eso en el espectáculo?
Se refleja en principio en los textos, en la música, en la puesta y básicamente en la energía. Yo soy una persona que manejo mucho la energía mía y la proyecto en lo que pasa arriba y abajo del escenario. Por eso la gente se ríe y se divierte desde un lugar bastante poco mental. Lo que pasa en mis espectáculos es muy visceral y casi inconsciente por momentos porque la risa surge no desde una análisis o un razonamiento, sino más desde las entrañas del ser. Yo los transporto y creo que estando nuevo yo, con esa energía que tengo que estar, el trance es mucho más puro que otros más tomados por tantos años, por la rutina, por todo lo que me venía pasando, no siempre, pero me pasaba de seguir sin preguntarme por qué y seguir y subirme a esa ola de inercia. Lo único que me pudo parar fue la pandemia, si no, no paraba.
Independientemente de la tragedia, ¿la pandemia te sirvió para replantear su trabajo?
Creo que en realidad mirando el lado positivo, porque lo que hemos pasado fue medio un apocalipsis. Si uno lo toma desde un lugar introspectivo puede hacerse un replanteo sin darse con un palo y no solamente desde lo artístico, sino también desde lo humano, dónde está uno parado, cómo quiere seguir después de esa experiencia, si quiere seguir con las orejeras de los caballos que no miran al costado para no darse cuenta de nada o si quiere seguir desde un lugar más abierto, más puro desde la esencia, sin tanta construcción mental. En ese trabajo estoy y eso se ve reflejado arriba del escenario, esa cosa más “clean” que tengo de proyectar los textos. Muchos me decían que era transgresor, pero yo nunca me sentí transgresor sino un tipo siempre muy libre, pero dentro de esa libertad dejaba de lado la emoción. Por ahí uno se sube al rock y todo era risa y risa. En este show hay puertas que se abren a la emoción cuando en realidad nunca pensé que podría lograrlo o nunca se me había pasado hacer algo emotivo. Y la risa y el rock y la adrenalina también pueden ir de la mano de lo emotivo por más transgresor que sea. Esa cosa punk unida a la emoción es inédita para mí y creo que también para la gente.
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“Después de tantos años de hacer música y espectáculos soy casi como una banda de rock”, aseguró Posca.
¿Lo que era transgresor en los 90 es transgresor hoy?
Nunca me identifiqué ni con los 90 ni con la transgresión. Me identifico con la libertad. Yo soy un artista que no me pongo límites a la hora de expresar mi arte. Tiene que ver con la libertad y transmitirle eso a la gente, y eso no pasa de moda. Me parece que pasa por la esencia que tengo como artista de meterme en mundos que por ahí no son usuales, pero que le doy vueltas de tuerca como para que la gente se identifique desde lo humano y después se largue al viaje que le propongo.
¿Esa libertad que mencionás, en los 90 consistía en mostrar en escena personajes y temas que hoy son comunes en la conversación pública?
La vanguardia siempre estuvo de mi lado. Siempre fui un tipo vanguardista. Por eso también creo que puedo hablar de esto después de estar 30 años haciendo espectáculos y de que mi público se siga renovando. La forma particular que tengo de exponerme y exponer mis textos y mi manera de actuar es lo particular. No sé si es tan particular hablar de las adicciones, de la locura, la deformidad. Cualquiera lo puede decir, pero ¿quién es el particular? En los 70 también había drogas, adicciones, locura. En la época de los romanos había más fiesta que ahora. Siempre existió toda la cosa que espantaba a la sociedad, pero el punto está en cómo uno como artista se para arriba del escenario y expone la actualidad sin necesidad de hablar de la actualidad. Además ahora hay una libertad absoluta y una comprensión de los comportamientos individuales mucho más que antes, cuando quizás todo era más censurable.
¿Qué quisiste comunicar eligiendo ese título para el espectáculo?
Básicamente me gustó la palabra porque encierra varios significados. Puede ser mentira, basura, mierda, mochila. El concepto del show, si bien yo nunca fui un tipo literal, tiene que ver con que nuestros cuerpos y nuestros espíritus son inocentes. Nosotros llegamos a este plano desde un lugar inocente y nuestros cuerpos y espíritus lo siguen siendo, pero nos van cargando de bullshit, la educación familiar, en el colegio, las prohibiciones, los dogmas, los controles, los complejos. Son todas cosas que en realidad nos van marcando desde un lugar muy tremendo y esa construcción que tenemos y trabajamos para poder comportarnos en sociedad nos va escondiendo de quien somos realmente y a veces ni nos damos cuenta. Lo importante es darse cuenta. “Bullshit” es darnos cuenta de la inocencia de nuestros cuerpos y nuestros espíritus y por lo menos intentar recuperar esa inocencia por más que nos ponen capas y capas de mochilas y así vamos desapareciendo sin saber quién somos en esencia. Y a veces lo peor es que pensamos que somos lo que somos cuando en realidad no lo somos y nos creemos la persona que construimos cuando en realidad somos otra cosa. Es tratar desde la risa, la fantasía, la ficción, porque básicamente es un espectáculo ficcional que apunta a la risa.
¿Vas a mostrar personajes nuevos?
Hay personajes que la gente ama, como Pitito, que tiene un protagonismo importante, otros nuevos como una azafata que está tremenda y aparece en tres momentos filmada. También hay proyecciones digitales y videos actuados y uno de ellos es la azafata. Hay personajes nuevos y otros que la gente quiere y pide, como puede ser El Perro y se va con una milonga. Yo voy desde la milonga al rock, pasando por el cuartetazo, siempre con un amplio potencial de música que no necesariamente tiene que ver con el rock. También hay una par de canciones que a esta altura son casi himnos. Después de tantos años de hacer música y espectáculos soy como una banda de rock.