El paso al frente de Pullaro y la unidad con alambre del PJ santafesino
El gobernador se hizo cargo del vacío en la UCR y ubicó a Chiarella como presidente. Gestión, códigos millennials y una apuesta de largo plazo. Tribus peronistas se juntan por un reclamo común
El gobernador Maximiliano Pullaro impulsó como presidente nacional de la UCR a Leonel Chiarella, una apuesta por el recambio generacional y a mostrar un radicalismo pragmático y de gestión.
“Tiene que ser de Santa Fe, lo tiene que ponerMaximiliano Pullaro ”. El correntino Gustavo Valdés estaba firme. Se resistía a presidir el comité nacional de la UCR y creía que el sucesor de Martín Lousteau tenía que salir de La Bota. Había un problema: el nuevo presidente tenía que ser delegado partidario y ninguno de los cuatro representantes por Santa Fe terminaba de encajar en el perfil.
Juan Cruz Cándido es secretario General del Gobierno de Santa Fe, Jimena Senn es diputada provincial, Melina Giorgi acaba de asumir como directora de Intervención del Hábitat Rosario después de terminar su mandato como diputada nacional y Darío Boscarol integra el directorio de Aguas Santafesinas. La solución apareció casi de casualidad: Leonel Chiarella se reunió con Pullaro para preguntarle cómo venía la elección de autoridades del partido. Le dijo que era delegado por el Foro de Intendentes Radicales. Ahí se activó el operativo para que el intendente de Venado Tuerto conduzca a la UCR.
Pullaro llevó la propuesta a la mesa que comparte con Lousteau y su armador político, Emiliano Yacobitti, y el exgobernador de Jujuy Gerardo Morales. De esas conversaciones participó también Julián Galdeano, secretario de Vinculación Institucional de la provincia y conocedor del paño: en octubre del año pasado fue designado interventor de la UCR correntina para ordenar la interna fuera de cauce entre Valdés y el exgobernador Ricardo Colombi.
"A militar con humildad, trabajo y diálogo". @leonelchiarella asumió la presidencia de nuestro Comité Nacional, convirtiéndose en el presidente más joven de la historia de la UCR con 36 años. Contó con el respaldo de los y las delegados, gobernadores, intendentes y legisladores. pic.twitter.com/k786HWtRpv
Ese núcleo fue el que se impuso en la elección del viernes. El derrotado fue Alfredo Cornejo, quien se quedó afuera de la nueva conducción. La premisa de ese grupo era que si el gobernador de Mendoza controlaba el partido, el radicalismo iba a convertirse en un furgón de cola de La Libertad Avanza (LLA).
El plan A era Valdés. Un gobernador que logró traspasarle el cargo a su hermano, el único que se resistió en pie a la ola violeta en octubre y con un discurso crítico de Javier Milei, pero insospechado de simpatía con el kirchnerismo. Sin embargo, pesaron otros factores. El correntino creía que Milei podía usar valoraciones negativas sobre el rumbo del gobierno para castigar a Corrientes. También dice que conducir un partido político es como tratar de llevar cien ranas en una carretilla: saltan, se mueven, se caen.
Pullaro, Chiarella y el recambio en la UCR
Con 36 años, Chiarella es un joven veterano de la política. Va por su segundo mandato como intendente en la ciudad que fue el laboratorio del frente de frentes, fue reelegido con el 83 por ciento de los votos y comparte varias características personales y políticas con Pullaro.
Ambos son del departamento General López, se recibieron en la UNR —Pullaro de politólogo y Chiarella de abogado—, se formaron en la cantera de la Juventud Radical, son pragmáticos y tienen a la seguridad como una de sus principales banderas.
“Leo es un millennial, entiende la política de esta época y va para adelante. Es candidato a ser protagonista de los años que vienen”, dice un pullarista paladar negro que lo tiene entre sus preferidos para la continuidad del proyecto.
Es una misión imposible que Chiarella revierta la crisis que atraviesa el radicalismo al igual que el resto de los partidos políticos. Algunos logran camuflarla o postergarla, como La Libertad Avanza, por estar en el poder. De todos modos, Chiarella sí puede proponerse algunos objetivos alcanzables. “Leo puede traer jóvenes, construir una identidad basada en la solución de problemas, fortalecer una visión democrática e institucional y mostrar un radicalismo amigable con la producción agropecuaria e industrial”, plantean en el radicalismo santafesino.
Con la designación de Chiarella al frente de la UCR, Pullaro se consolida como uno de los principales jugadores del no peronismo y suma fichas en el tablero. Es también un reconocimiento del peso específico de Santa Fe, relegada durante años en la escena nacional.
Las tensiones de Provincias Unidas
La elección de Chiarella también fortalece a Provincias Unidas como principal opción dentro del radicalismo. Una movida que obliga a gestionar contradicciones porque, en la Cámara de Diputados, PU es un bloque y la UCR oficial es otro.
Esas tensiones entre la identidad partidaria y la estrategia parlamentaria también se replican en el PRO. Esta semana, dirigentes del macrismo agitaron el fantasma de la intervención del partido en Santa Fe e incluso la expulsión deGisela Scaglia por la decisión de la exvicegobernadora de integrarse al bloque de Provincias Unidas en lugar de una bancada del PRO que se va achicando.
Parece difícil que el mensaje a la calabresa se concrete. La situación de Santa Fe, donde el PRO es socio principal de la alianza de gobierno, no es la misma que en la Córdoba del rebelde Oscar Agost Carreño, donde es una fuerza opositora. Con esa lógica, ¿también purgarían a Nacho Torres? ¿Por qué no aplica el mismo criterio a Rogelio Frigerio, quien se pintó de violeta y migró a su diputado para garantizarle a los Milei la primera minoría en Diputados?
Scaglia Macri Rosario
LA CAPITAL/Virginia Benedetto
A la espera de una negociación con la Casa Rosada con temas concretos sobre la mesa —la condición que puso Pullaro para una foto con el ministro del Interior Diego Santilli—, el gobernador santafesino no pierde de vista a la provincia.
Comenzado el tercer año de gestión, en el corazón del gobierno creen que después de una primera etapa marcada por el orden y la seguridad, que requirió mayor dureza y rigidez, es tiempo de una nueva agenda. En ese sentido, este lunes Pullaro encabezará en Rosario una reunión de gabinete ampliado, de la que participarán también legisladores provinciales y nacionales, en la que se presentarán líneas de trabajo como la digitalización y la incorporación de tecnología en educación, salud y seguridad.
Son cambios que no generan el ruido político de otras reformas —como la previsional, la de la Corte Suprema y la constitucional— pero requieren pericia técnica y manejar conflictos al interior del Estado. “Las reformas anteriores se hicieron para generar condiciones para estas reformas, que son las que trascienden”, dice uno de los colaboradores más próximos a Pullaro.
El peronismo anticipa debates de 2027
Una de las ventajas de Pullaro y Unidos es el estado de situación del peronismo. El viernes, el PJ santafesino reunió a su consejo provincial. El encuentro, reconocieron varios participantes, tuvo momentos de tensión, aunque sin llegar a los sillazos.
La novedad fue que se armó una entente llamativa, que incluye al perottismo, el Movimiento Evita, La Cámpora y los sectores de Marcelo Lewandowski y María de los Ángeles Sacnun. Lejos de sintetizar en una propuesta electoral, el interés común de esos espacios es el reclamo a los senadores y al rossismo, los grupos que conducen al partido, de “instancias democráticas” para definir las candidaturas en 2027. Puede ser una interna cerrada o abierta o un congreso provincial.
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Como era previsible, nadie dijo que no. El tema es cómo se concreta ese mecanismo. Aunque la unidad es condición necesaria pero no suficiente para ganar las elecciones, una ruptura podría ser fatal para las aspiraciones del peronismo en 2027. Por lo pronto, en la alianza de tribus aseguran que si se juntan pueden tener mayoría en un congreso partidario. “Esperemos que se dé amigablemente, nadie quiere llegar a eso”, dice un dirigente que estuvo en la sede del PJ santafesino.
Antes de eso vendrá el debate en la Legislatura del régimen electoral, otra derivada de la reforma constitucional. Por ahora no está en carpeta la suspensión o eliminación de las Paso. En buena medida, porque Unidos la necesita para ordenar las listas legislativas y locales.
Una discusión es por los pisos electorales. Como fuerza, el peronismo no ve con malos ojos un umbral alto para el reparto de bancas, pero algunos espacios están alertas por el mínimo de votos exigibles en la interna para integrar la lista. Ese punto podría dividir el incipiente compromiso entre grupos internos. En varios campamentos tienen fresco lo que ocurrió a fines de 2024: el PJ había definido como partido rechazar la reforma constitucional, pero el perottismo se desmarcó y votó a favor. Tensiones propias de una unidad precaria: alcanza para no romper, pero todavía no para ordenar un proyecto común.
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