La entrga de las bandas se convirtió en un clásico que, ahora, genera controversia.
El ritual es tan tradicional de las fiestas de graduaciones como la foto o el brindis. En un momento de la noche, una pareja de egresados entrega las bandas de Miss y Míster a sus compañeros del secundario. Los apodos son elegidos por el grupo en función de las anécdotas de los años compartidos: "Miss chismecito", "Miss veneno", "Míster mecha corta" o "Míster salmón". Sin embargo, en los últimos años el contenido de estos motes empezó a causar preocupación entre las familias de los adolescentes. Tanto que las empresas organizadoras de eventos empiezan a ponerles freno a las ceremonias : en algunos casos directamente las desalientan y en otros se encargan de que los invitados al festejo conozcan de antemano el contenido de las cocardas.
La ceremonia tiene ya varias décadas. Cuando llega diciembre y comienzan las fiestas de graduaciones de secundarios las redes sociales empiezan a llenarse de adolescentes que, con sonrisas, exhiben sus bandas: "Soy Mr. Triángulo de las Bermudas", porque todo lo que cae cerca desaparece" o "Soy Mr. Calefón Viejo, porque no anda sin alcohol", dicen chicos y chicas en videos de TikTok con miles de reproducciones.
También se pueden encontrar listas de frases con doble sentido para la confección de las bandas que los graduados eligen para repartir entre sus compañeros en medio de la cena de graduación. Y empresas que se encargan de imprimir las estolas. "Es una tradición que se hace en las graduaciones de secundarios", explica el directivo de un colegio privado con varios años participando en graduaciones.
"El problema _continúa_ es que las bromas se fueron haciendo cada vez más pesadas, al punto de incomodar a las familias o amigos de los graduados" y destaca que en los últimos años los apodos se ensañan particularmente con la sexualidad de las adolescentes o rozan el racismo.
Otros docentes coinciden: "Quizás para los adolescentes sea una broma, cuestionable, pero en una graduación donde hay padres, abuelos y tíos, se genera malestar".
Los profesores consultados por La Capital aceptan hablar del tema, pero piden que en la nota no se identifique a las escuelas ni a sus alumnos. Y destacan que las fiestas de graduaciones son responsabilidad de las familias y no tienen nada que ver con el acto protocolar que se realiza en los colegios para despedir a sus alumnos de quinto año.
Los organizadores de graduaciones de secundarios advierten que en los últimos años se empezaron a recibir reclamos de las familias por el contenido de la ceremonia de entrega de bandas. "Nosotros intentamos desalentar este rito", señala la encargada de dos salones de eventos donde se realizan las fiestas de secundarios. "Hasta el año pasado, imprimíamos las bandas de acuerdo al listado que nos entregaba cada curso, pero ahora les ofrecemos una que sólo dice Graduados 2025".
De todas formas, aclara, "muchos cursos deciden imprimir sus propias bandas y, en eso, no podemos hacer nada". De las últimas 12 fiestas que organizaron, apenas dos dejaron de lado la elección de Miss y Míster, dice. "La responsabilidad de la fiesta de graduación es de las familias, nosotros no podemos prohibir ese momento del festejo", suma.
Como en la mayoría de los festejos, las graduaciones siguen un protocolo estricto. Los coordinadores tienen reuniones previas con los padres donde se acuerdan los horarios, la forma de ingreso de las familias y los graduados, y el momento del brindis.
La entrega de bandas se realiza después del segundo plato. En ese momento, dos graduados _generalmente varón y mujer_ suben al escenario y van llamando a sus compañeros para entregarles las cocardas blancas con letras doradas y el apodo impreso. "Hay algunas subidas de tono, se dicen groserías que incomodan a los padres; hemos recibido quejas y pedidos de que las prohibamos eso, por eso empezamos a desalentarlas porque pueden generar conflictos durante la fiesta", apunta.
graduacion
Graduaciones cuidadas
"La entrega de las bandas es una ceremonia que se hace desde hace muchos años. Antes se realizaba en forma sorpresa con una estola de Miss para las chicas y de Míster para los varones. Era un chiste sorpresa entre ellos. Pero, en los últimos años, fue cambiando, como fue cambiando la sociedad, y se convirtió en un tema sensible para tratar con los chicos, porque si la broma cae mal se puede arruinar el evento", dice el responsable de una empresa que desde comienzos de mes organiza dos o tres graduaciones de secundarios por día.
Aun así considera que se trata de un ritual afianzado que los adolescentes defienden a capa y espada. "Los protagonistas del evento son los chicos. Ellos valoran esa ceremonia y sabemos que sacarla sería como privarlos del brindis. Por eso, seguimos imprimiendo las bandas, pero habilitamos un listado que se distribuye entre las familias del curso para evitar sorpresas", explica, y asegura que de esta forma evitan malestares en el festejo.
"La ceremonia se puede controlar, por eso pedimos que los adultos estén al tanto del contenido y la forma en que se va a decir", señala y asegura que "antes de que implementáramos esta forma de hacer las bandas se hacían bromas bastante pesadas, relacionadas con anécdotas de los últimos años de secundaria o de Bariloche, algunas resultaban fuertes. Pero desde que implementamos este sistema, no tenemos sobresaltos y los padres están contentos".
Noticias relacionadas
Cercanía y funcionarios sub 40: lo que viene en la gestión de Javkin
"La habilidad del regatista es lo que te lleva a la victoria", afirma un referente del barrio Alberdi
Alberdi, una zona de Rosario donde los clubes náuticos son parte de la vida diaria
La pista está lista y el aeropuerto de Rosario reabre el 29 de diciembre