De Pujato a Doha. Del pequeño pueblo del sur santafesino a estar a un paso de conquistar el mundo. Lionel Scaloni está a 90 minutos, o 120 si hay prórroga, o mediante la definición por penales, de tocar el cielo con las manos, si es que su extraordinaria creación, la Scaloneta, el domingo tumba y destrona a la temible Francia, en la finalísima de Qatar 2022. Y este logro, de concretarse, tendrá un plus. Porque Scaloni se podría convertir, a los 44 años, en el DT más importante de toda la historia de la selección argentina. Ya que nadie hasta acá ganó un Mundial y una Copa América, los dos torneos más trascendentes que disputa la albiceleste desde que el fútbol comenzó a girar hace tiempo y allá a lo lejos. Por ahora el fútbol argentino tiene dos próceres en cuanto a dirección técnica. Bien distintos futbolística e ideológicamente, demostrando que la manera de ser el mejor no es una sola.
César Menotti cambió el paradigma de la selección argentina, la profesionalizó, pregonó la belleza estética del juego, le dio margen a la espontaneidad del jugador y logró el título mundial de 1978, con la gran figura del Matador Mario Kempes.
Después llegó el turno de un fanático de la táctica, de un obsesivo por los detalles conceptuales, de un experto en movimientos colectivos sincronizados, de un observador del rival al máximo, que convirtió a los entrenamientos en un laboratorio y que le dio toda la libertad a un solo jugador, el fenomenal Diego Armando Maradona, para que sea el barrilete cósmico de la conquista Mundial de México 1986.
El Flaco y el Narigón, dos técnicos que hicieron un culto de sus manuales de estilo y hasta generaron una grieta insalvable en cuanto a la manera de jugar, sentir y vivir el fútbol.
Por ello hablar de Menotti y Bilardo es mencionar a la historia grande del fútbol argentino. Pero justamente el devenir de la historia es dinámico, inesperado, incierto e incalculable. Y el domingo puede agregarse un novel apellido a este binomio de técnicos consagrados, incluso superando a ambos desde los logros, si es que Argentina vence a la Francia de Mbappé.
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El Flaco. Cesar Luis Menotti llevó a la cima a la selección en 1978.
Scaloni, que fue campeón de la Copa América en 2021 en el Maracaná, no tiene un dogma cerrado ni adhiere a una escuela de fútbol definida. Su pizarrón es versátil. Su virtud es la capacidad de tomar lo mejor de cada uno de los maestros que lo dirigieron.
Sobre todas las cosas se focalizó en armar primero un grupo humano, una hermandad dentro de la cancha, que el equipo juegue siempre con el arco de enfrente entre ceja y ceja, que se arremangue para defender y, por sobre todo, supo rodear y contener a Messi para que haga lo que mejor sabe: tomar la pelota, gambetear y ser feliz dentro de la cancha.
Scaloni está a un paso de revolucionar el orden establecido en la historia del fútbol argentino. Y en este caso no se apela a comparaciones de estilos de juego, de futbolistas o entrenadores de una u otra época, sino que se trata de un dato concreto, real, fehaciente y es que hasta acá ningún DT que se calzó el buzo de la selección ganó las dos competencias más relevantes que disputa la albiceleste. Y esto podría cambiar.
Scaloni tendrá este domingo la enorme posibilidad de lograrlo, de hacerle un tajo a la historia, de romper el statu quo establecido e inscribir su apellido con letras doradas en el libro sagrado de la selección. No es un dato menor.
No quiere decir que si el resultado ante los galos es desfavorable nada habrá servido ni que el DT no estuvo a la altura de las circunstancias. Al contrario, Scaloni ya cumplió con creces el objetivo que debe tener el técnico de una de las selecciones más importantes del mundo.
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El Narigón. Carlos Bilardo armó el equipazo de México 1986, con Diego.
Porque armó un equipazo, logró que sus dirigidos jueguen con el corazón, que brillen con pasajes de fútbol total, que recuperen la mística maradoniana de tener valentía para atacar siempre y, además, consiguió hacer feliz a Lionel Messi y obtuvo la mejor versión de los cinco mundiales que disputó el crack rosarino. Por ello, si bien falta subir el último “scaloni” a la gloria, su laburo serio e inteligente ya es para aplaudir de pie.
Los DT campeones del mundo César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo no obtuvieron el trofeo continental. Y ahora Scaloni, el pibe de Pujato, el exjugador de Newell’s, el outsider que sin experiencia tomó las riendas de la selección mayor para romper todos los pronósticos, está muy cerca de darle un puñetazo a la historia y regalarle una alegría inmensa al pueblo argentino. Por ello, Scaloni, el propio Messi y todo el grupo de jugadores albicelestes tienen el domingo una cita trascendental con la historia, con la epopeya más sublime del fútbol argentino.