La segunda quincena de febrero transcurre sin movimientos en el Congreso. Luego de un enero hiper activo en Diputados, que concluyó el 6 de febrero con el fracaso de la mega ley ómnibus, y su vuelta a comisión, en la práctica a vía muerta.
Por Rodolfo Montes
Victoria Villarruel recibe visitas protocolares de embajadores pero no habilta el recinto
La segunda quincena de febrero transcurre sin movimientos en el Congreso. Luego de un enero hiper activo en Diputados, que concluyó el 6 de febrero con el fracaso de la mega ley ómnibus, y su vuelta a comisión, en la práctica a vía muerta.
El gobierno no extendió el período de verano hasta fin febrero, sin embargo, el parate no impide, por caso, el tratamiento en el Senado del DNU 70/23, impuesto desde el Ejecutivo nacional el 20 de diciembre pasado. El bloque de primera minoría en la Cámara alta, UxP, oposición, pidió en pasado día 14, por tercera vez (el primer pedido fue el 24 de enero), una sesión especial para tratar el decreto más grande de la historia parlamentaria, y que está parcialmente vigente.
Distintos fallos judiciales bloquearon en parte la iniciativa del presidente Milei de más de 300 artículos. Pero algunos aspectos clave continúan en pie, como la derogación de la ley de alquileres.
El argumento del pedido de sesión especial de parte de la oposición en el Senado refiere a que se han vencido todos los plazos para la conformación de la Comisión Bicameral de Tratamiento Legislativo. Y corresponde llevar el tema directamente al recinto. El nuevo pedido de sesión a Victoria Villarruel tiene fecha para el próximo día 23.
La titular del Senado, y vicepresidenta, entretanto mantiene el silencio y no habilita la sesión. El trasfondo es político.
El bloque peronista con 33 integrantes, quedó en minoría en diciembre, cuando La Libertad Avanza consiguió agruparse en una estrategia común con todo el arco oficialista y aliados. Y se impuso por 39 votos, en la última sesión preparatoria (elección de autoridades) en diciembre.
Pero 70 días después, la relación de fuerzas ha cambiado. Algunos senadores de partidos provinciales (casos Neuquén y Río Negro, entre otros) han desertado del gran acuerdo “todos contra UxP” que fuera exitoso en diciembre. Y ahora impulsan la sesión para voltear el mega DNU de Milei, complementario del proyecto “Bases”, que encontró tempranamente su ocaso, en Diputados.
“Considerando que usted incumplió en citar a la sesión solicitada (referida a pedidos anteriores) vulnerando el articulo 20 del Reglamento, venimos nuevamente en función del artículo 19 a exigirle cite a una sesión especial para el día 23 de febrero a las 14 hs”, dice la nota que entregó el bloque de UxP con la firma de sus 33 integrantes, el pasado día 14.
Villarruel, se presume, mantendrá el silencio como lo hizo en los dos pedidos anteriores. En el oficialismo cotejan que la oposición, ahora fortalecida, podría alcanzar el quorum con la migración de senadores de algunas provincias cuyos gobernadores fueron duramente atacadas por el propio presidente, a propósito de la caída de la ley ómnibus en Diputados.
Un golpe al DNU en la última semana de febrero en el Senado, sería una mala noticia para el gobierno que además mantiene una tensión económica sin presentes con la mayoría de población, a propósito del mayor ajuste aplicado por un plan económico al menos desde la crisis de 2001.
Con todo, el DNU seguirá en pie, aunque lo rechace el Senado: para voltear definitivamente su efecto sería necesario que también lo invalide la Cámara de Diputados. En ese ámbito, por ahora, el resultado de una hipotética votación, luce más incierto.
De todos modos, el 1ro de marzo, en la sesión de Apertura del período legislativo de 2024, el presidente Milei debería dar su discurso ante el pleno de ambas cámaras. Nada es seguro sobre qué ocurrirá ese día. El gobierno de Milei viene subvirtiendo todas las tradiciones y reglamentos, en el ámbito legislativo y también Ejecutivo.
Iniciado el periodo ordinario (marzo), a la presidenta del Senado, en el caso de no contar con la mayoría, le sería prácticamente imposible evitar que el DNU llegue al recinto. Con todo, las casi dos semanas de febrero que aún restan transcurrir, son demasiado tiempo para una argentina en crisis. Todo y nada, puede pasar.