En Rosario suele haber balaceras que acaban con la vida de personas que no eran destinatarios del ataque. Eso ocurrió con Gonzalo Molina, 20 años, asesinado la madrugada del 6 de febrero cuando una persona bajó de un auto y disparó contra un grupo de jóvenes que festejaba un cumpleaños en la vereda de una casa. Hasta el momento de la investigación del caso surge que el ataque pudo estar vinculado a un homicidio de características similares ocurrido en febrero de 2020. A los pocos días del crimen de Molina hubo un joven detenido y aunque fue liberado continúa sospechado de haber participado del hecho.
La madrugada del sábado 6 de febrero Gonzalo Molina fue a festejar un cumpleaños con amigos del barrio a una casa de la cortada Santa María casi en el cruce con Garibaldi al 3700. Cerca de las 4 estaba con un grupo de jóvenes sobre la vereda cuando a unos 50 metros frenó un auto del que descendió una persona armada que apuntó y gatilló. La ráfaga de disparos fue al bulto y una bala alcanzó a Gonzalo ocasionándole una herida de gravedad. Sus amigos lo cargaron en una moto y lo llevaron al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde estuvo internado poco más de un día hasta que falleció la mañana del domingo.
Gonzalo jugaba al fútbol en las inferiores de dos equipos de distintas ligas de la zona y hasta el inicio de la pandemia de Covid 19 había trabajado como operario de limpieza aeronáutica para una aerolínea. Sus familiares y amigos lo desvincularon desde un primer momento de cualquier conflicto que hubiera motivado un ataque contra él. Fuentes vinculadas a la investigación, que lleva adelante la fiscal de Homicidios Georgina Pairola, lo confirmaron: "El ataque no fue directamente a Gonzalo". Las imágenes de una cámara de vigilancia muestran la secuencia en la que se ve a una persona que desciende de un auto y gatilla.
Móvil
"La persona que dispara lo hace al grupo, obviamente asumiendo la posibilidad de dañar, lesionar o matar a alguien por la cantidad de disparos y por la forma en que fueron hechos", indicó un allegado a la causa. Cuatro días después del ataque quedó demorado Brian Agustín L., un joven de 22 años, al que liberaron antes de la audiencia imputativa agendada por "no haber evidencia objetiva". Las vestimentas secuestradas en la casa del chico no coincidieron con las de la persona que aparece en las imágenes de la cámara de vigilancia.
Aun así este joven continúa a disposición de la investigación ya que el móvil del crimen es que se trató de una represalia por un homicidio ocurrido en febrero de 2020 que tuvo como trasfondo un conflicto entre dos grupos. La madrugada del 8 de febrero de ese año la cuadra de Virasoro al 3700 fue escenario de una fiesta callejera a la que un joven de 26 años llamado Joaquín Pecci fue con sus amigos. Cerca de las 4 un auto y dos motos aparecieron el lugar y sus ocupantes, después de una discusión, dispararon al menos 16 veces. Pecci murió y unos meses más tarde dos de los jóvenes sospechados de ser autores del ataque fueron imputados y detenidos.
Este crimen, según la Fiscalía, podría estar vinculado al ataque que terminó con la vida de Gonzalo Molina el 6 de febrero pasado. La hipótesis es que esa noche en el cumpleaños había personas vinculadas al asesinato de Pecci. Sobre ellos fue la represalia, aunque los tiros no tuvieron un objetivo puntual. "Disparó a mansalva pero al grupo, no a alguien en particular", indicaron.
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La muerte de Molina, que estaba en ese cumpleaños por casualidad, es un caso más que grafica cómo la violencia urbana no siempre se reduce a rivalidades demarcadas. En 2020, por ejemplo, las víctimas colaterales de este contexto acumularon el 8 % del total de homicidios del departamento Rosario, es decir al menos 16 casos de los 212 que hubo según el informe anual del Observatorio de Seguridad Pública.
Reclamo
Los familiares y amigos de Gonzalo realizaron una manifestación por semana desde que ocurrió el crimen con el fin de reclamar justicia. La última fue el jueves pasado cuando se concentraron en el Centro de Justicia Penal y se entrevistaron con una secretaria de la fiscal Georgina Pairola. "No hay ningún detenido y nosotros a Gonzalo ya no lo tenemos más. Pedimos justicia por él pero por muchos chicos más con toda esta situación de violencia que se está viviendo", contó a este diario Sandra, la mamá de la víctima.
En poco más de dos semanas desde que mataron a su hijo esta mujer se puso adelante del reclamo aunque eligió no separar este hecho de un contexto que va más allá del crimen de Gonzalo. Así como dice que aquella madrugada le tocó a su hijo pero el blanco de las balas pudo ser cualquiera de los chicos y chicas que estaban con él, la mujer también que como familiar de víctima encuentra muchas historias similares. "Ahora me toca a mí, nosotros lo veíamos del otro lado de la tele al dolor de una familia por perder un hijo y ahora lo vivo yo", contó.