Cuando el director de cine Fabián Bielinsky gestó "Nueve reinas", la película que mejor retrata los entretelones de quienes se dedican a las estafas popularmente conocidas como "cuento del tío", jamás imaginó que las historias que supo retratar continuarían vigentes 16 años después de estrenado el filme. Tal como ocurrió el martes en el centro de Rosario, donde dos ancianas fueron timadas con distintos ardides que, además de un malvado e inescrupuloso ingenio, incluyeron violencia física para con las víctimas.
A Elsa, de 84 años, una mujer la llamó por la mañana a su teléfono fijo, se hizo pasar por su nieta y la engañó con el verso de "la plata que sale de circulación". La mujer bajó y le abrió la puerta del edificio de 1º de Mayo al 900 a un falso contador quien, lejos de cambiarle el dinero como le habían dicho que pasaría, la maniató y le robó al menos 30 mil pesos en efectivo en moneda nacional y extranjera.
El segundo caso (ver aparte) ocurrió durante la tarde del martes en un edificio de Presidente Roca al 1500 donde a una mujer de 78 años le tocaron el portero eléctrico y la asaltaron luego de decirle que iban a entregarle una encomienda. Cuando la mujer salió de su departamento fue abordada en el palier por dos hombres, que la golpearon y se llevaron de su casa dinero en efectivo y electrodomésticos.
En el robo en el departamento de Elsa intervino el fiscal de Flagrancia Fernando Sosa y en el de Roca al 1500, fue convocado el fiscal Mariano Ríos. En ambos casos los fiscales ordenaron una batería de medidas entre las que sobresale el rastreo de cámaras de videovigilancia públicas y privadas en las inmediaciones de los edificios robados.
La falsa "Carlita". El martes pasadas las 11 de la mañana sonó el teléfono en el departamento de Elsa ubicado en 1º de Mayo al 900, a cien metros del Concejo Municipal. "¿Quién habla?", contestó la mujer. "Tu nieta", le respondieron con voz de mujer. "¿Carlita?", repreguntó Elsa. "Si abuela, Carlita habla", le respondieron.
Así comenzó a gestarse el engaño. La falsa Carlita comenzó a decirle a la mujer que la plata que tenía "ya era vieja y que el gerente del banco iba a ir a cambiarle el dinero". Así fue que minutos después tocaron el portero eléctrico y Elsa bajó a abrir la puerta.
En la puerta la octogenaria se encontró con un muchacho morocho, regordete, vestido con un saco color claro con rayitas negras. "Lo que menos daba era contador, pero yo le creía a Carlita", reconoció la víctima, con un pequeño hematoma en el labio superior producto de los golpes que recibió del falso profesional.
Golpes. Una vez que el supuesto contador ganó el interior del edificio llevó a la anciana hasta el departamento y la maniató. "Me golpeó dándome contra el piso", explicó escuetamente la mujer, mientras atendía a los efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI), quienes un día después del hecho concurrieron a peritar la escena del suceso.
Luego de hacerse del dinero en efectivo que la mujer ya tenía preparado para el cambio y colocado en un sobre de madera, el ladrón comenzó a revisar toda la vivienda en búsqueda de pequeñas alhajas y otros objetos de valor.
Una vez que se hizo con el botín, el ladrón se retiró y además se llevó consigo las llaves del departamento. de la víctima.
Vulnerables. "Lo que sucede es que en esta zona hay muchos vecinos ancianos que no entienden que los tiempos han cambiado. Les tocan el timbre o les hablan por teléfono y se ponen a contar vida y obra solamente porque son ingenuos. Algunos pueden ser complicados, pero no tienen maldad en la forma de pensar. No están pensando en que «este me está sacando información para robarme»", consideró un vecino de Elsa, convencido de que "a los viejos les podés decir que no atiendan el portero o que no hablen con nadie que los llamen por teléfono, pero ellos lo hacen igual; simplemente porque no se dan cuenta del peligro".
"Hace un mes —añadió el vecino— robaron en un departamento de Juan Manuel de Rosas al 900 haciéndose pasar por empleados de Telecom. Una vecina reclamó a la empresa que le funcionaba mal la línea y cayeron cuatro tipos fingiendo ser empleados de la telefónica. Hasta uno de ellos iba de traje para hacerse ver que era el encargado. La robaron mal. ¿Y qué pasó? No agarraron a nadie".