La efedra es una especie vegetal originaria de Asia. Solamente en China e India
se cultiva a importante escala y esos países son los principales exportadores a los laboratorios de
todo el mundo que la utilizan como insumo medicinal para elaborar descongestivos o, también,
estimulantes, dado que sus propiedades aumentan la potencia muscular y retrasan el sueño.
Otros usos son los que interesaban a los clientes de Mario Roberto Segovia.
Según la evidencia reciente reunida en el juzgado de Campana, el negocio hacia México había crecido
a tal velocidad que el reciente vecino de Fisherton había concebido la idea de intentar la
producción local de efedra, a fin de reducir o eliminar la dependencia del mercado importador. Por
kilo de efedrina Segovia pagaba 340 dólares. Imaginó entonces una alternativa para hacer caer ese
costo.
Experimento. Esa es la razón, de acuerdo a lo que revelaban sus propios mails,
por la que adquirió dos campos, en Santiago del Estero y San Juan. La efedra es una planta de
difícil arraigo y un estudio de las propiedades minerales del suelo, como la calidad ferrosa, y de
la ubicación geográfica en relación al clima habrían convencido a Segovia a experimentar el cultivo
en esas provincias.
Los mensajes dejan en claro que Segovia compró diez gramos de semilla de efedra
para el intento. Nunca llegó a hacer la prueba pero, según fuentes de la causa, sí comenzó el
desmonte en esas fincas, para lo que envió al lugar a un familiar, que tiene el mismo apellido que
su mujer.
Otro núcleo de evidencia que indica que se proponía eso se encontró en la
mochila de Sebastián Segovia, primo de Mario, detenido junto a él en el aeroparque metropolitano el
22 de noviembre pasado. En un pendrive, que es un dispositivo de almacenamiento de información
conectable a una computadora, se encontraron páginas sobre tecnologías de cultivos.
Según las fuentes consultadas por este diario, hay evidencia de que hackearon
(acceder clandestinamente por medios informáticos) a archivos de BASF, empresa de tecnología
aplicada al agro. Se supone que no querían recurrir a ellas de manera regular y no precisamente por
falta de recursos, sino para no poner en evidencia el tipo de fin que perseguían.
El jefe. Segovia está con procesamiento confirmado por contrabando de efedrina
en el juzgado porteño a cargo de Marcelo Aguinsky. El juez Faggionatto Márquez consideró en
diciembre que era la persona "que ejercía el mando, organizaba y financiaba tanto la adquisición de
la efedrina como la producción del estupefaciente (metanfetamina), dedicándose asimismo a arbitrar
los medios necesarios para exportar la sustancia ilícita del país". El juez de Campana empezó a
investigar a partir del desbaratamiento en una quinta de Ingeniero Maschwitz, en julio de 2008, de
un laboratorio de metanfetaminas donde detuvieron a nueve ciudadanos mexicanos.
Línea directa. Lo que comprometió a Segovia fue la investigación de un cuñete de
25 kilos de efedrina hallados en esa quinta. En ese recipiente aparecía la identificación del
laboratorio de efedrina. Se rastreó el lote, con número 196107, y se estableció la ruta que había
seguido y que se denominó "línea Maschwitz". Se determinó así que Unifarma era el importador y que
el nombre responsable de la importación era Carlos Edelmiro González Sáez.
El siguiente enlace comercial era Mario Raúl Ribet, procesado en la misma causa.
Luego, como comprador de Ribet, aparecía Héctor Germán Benítez (identidad usurpada que utilizaba
Segovia para disimular sus negocios). La línea terminaba en un individuo perteneciente al cartel de
Sinaloa.