La vida procesal de Claudio “Morocho” Mansilla se aceleró en las últimas 24 horas, tras ser detenido el jueves pasado en un dúplex de barrio Fontanarrosa. El último prófugo de la bochornosa fuga de la cárcel de Piñero, ocurrida el pasado 27 de junio, fue acusado por las fiscales Georgina Pairola y Marisol Fabbro, que además de imputarle la tenencia de dos armas de guerra pidieron que fuera alojado en una cárcel federal, algo a lo que la defensa en manos de Leonel Botta se opuso. El juez de garantías Rafael Coria dejó ese pedido, por una cuestión de cupos, en manos del Servicio Penitenciario. Más allá de eso le dictó al Morocho prisión preventiva por el plazo de ley. Un dictamen simbólico si se valora que Mansilla debe purgar una condena a 25 años de prisión por un doble homicidio, también está encausado como instigador y financista de otro asesinato y está mencionado en otra media docena de crímenes ocurridos durante los 353 días que estuvo prófugo.
Bien temprano en la fría mañana de este sábado el Morocho fue llevado a la sala dispuesta para que los reos sigan las audiencia vía Zoom desde el Order dispuesto en la cárcel Mujeres. Al comenzar la audiencia Mansilla planteó que no quería presenciar la acusación. Que no se sentía bien. Las fiscales insistieron en que asistiera al trámite y el juez les dio la derecha.
Lo acusaron de tener sobre un ropero en el dúplex “B” ubicado en Héctor Palacios 4113 (Oncativo al 2400 en la ex Zona Cero) una mochila con dos pistolas. Una Beretta modelo PX4 Storm con número de serie y otra pistola Bersa Thunder también con número de registro. Además le incautaron cuatro cargadores y un centenar de municiones calibre 9 milímetros, la mitad en una caja de proyectiles sin abrir.
Además de las armas, durante la audiencia se expusieron otros elementos comprometedores hallados en la requisa al departamento donde fue detenido. Arriba de un aparador encontraron un recipiente con 426 envoltorios de nylon verde agua sujeto con clip metálicos con una sustancia que se presume cocaína. En otra encontraron otra bolsa con un bochón de la misma sustancia y una caja en la que había una balanza marca Electronic. Adentro del mismo aparador se encontró una mochila color azul que contenía en un bolsillo delantero un trozo compacto blanco similar a cocaína. Por estas sustancias se le dio participación a la Justicia federal.
También se detalló el dinero en efectivo incautado: 320.200 pesos en billetes de 100, 200, 500 y 1000. Y en la cocina se incautó un balde con 12 clavos tipo “miguelitos”.
En una audiencia que duró menos de 30 minutos, ya que no había espacio a mayores discusiones por la situación procesal de Manslla, Coria le dictó prisión preventiva por plazo de ley al Morocho, que luego fue trasladado a la cárcel de Coronda donde será alojado en un pabellón para presos de alto perfil.
De ahora en más el Morocho deberá afrontar una serie de acusaciones como la propia evasión de la prisión de Piñero, una causa con una decena de personas acusadas por el fiscal Franco Carbone. Pero también podría ser llamado a responder por más de un homicidio —se desconoce la cantidad, pero se estima— investigados por Fabbro y Pairola.
En ese marco el abogado Botta comentó a este medio que Juan Carlos L., detenido la mañana del viernes por efectivos de la Patrulla de Acción Táctica en barrio Santa Lucía y sindicado como ladero del Morocho, nada tiene que ver con éste. De hecho fue liberado a las pocas horas sin que se lo imputara ni generara causa penal.
La caída del Morocho
Cuando el jueves a la hora de la cena Mansilla escuchó un patadón en la puerta de chapa de su departamento en barrio Fontanarrosa entendió rápidamente que sus días en la calle habían terminado, al menos por el momento. Sentado a la cabecera de la mesa junto a sus dos hijos pequeños y otros tres veinteañeros, estaba de espaldas a la puerta, lo que implicó que no reaccionara ante la irrupción de efectivos de la Unidad Especial de Investigación de Crimen Organizado y de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE).
La vivienda donde residía es un departamento tipo dúplex con cocina comedor en la planta baja y dos dormitorios con baño en la planta alta. Quienes lo buscaban describieron la casa como equipada para residencia permanentemente y no como un mero escondite. A ese lugar regresó la semana pasada tras permanecer dos meses en una localidad de 4 mil habitantes en una provincia vecina a unos 400 kilómetros de Rosario donde había comprado una vivienda. Antes había estado en una casa que era de su hermana en Blomberg al 3800, a unas seis cuadras de donde fue detenido.
Cinco días antes de fugarse de Piñero, el 22 de junio de 2021, el tribunal compuesto por Hernán Postma, Nicolás Foppiani y Pablo Pinto comenzó a juzgar a Mansilla por el doble asesinato de Leonel "Ozuna" Bubacar, de 18 años y Kevin Neri, de 16, en septiembre de 2018 en la entrada a un pasillo de Lima al 2100, en Bella Vista Oeste. Una vez concretada la fuga el juicio continuó y el Morocho fue condenado a 25 años de prisión.
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Su pareja es Jésica Daniela “Fea” González, quien tiene parentesco con el narco de San Lorenzo Delfín David Zacarías y es medio hermana de Brenda Pared, una joven con una larga historia vinculada al delito y cuyo padre, Sergio Pared, fue asesinado en 2013 por Leandro “Pollo” Vinardi, hoy lugarteniente de Máximo Ariel “Guille” Cantero.
“Las Fea” y el “Morocho” también estuvieron mencionados en los incidentes registrados el 11 de agosto de 2019 en el ingreso a la cárcel de Piñero donde se produjo un incidente en el marco de la venta ilegal de números para definir el orden de entrada de la visita a los presos que derivó en una feroz balacera. A raíz de ese incidente se detectó que la organización de René Ungaro mantenía a la vista pública el control de números para entrar a la cárcel y del ingreso de objetos como celulares y chips.
El nombre de Mansilla también se escuchó en las investigaciones de los asesinatos de Iván “Diente” Leguizamón, quien fue asesinado el 11 de septiembre de 2020 en Colombres y Calle 1709, barrio Cametsa, en inmediaciones de Santa Lucía y tras el violento ataque a balazos en medio del entierro de este muchacho de 24 años a las puertas del cementerio La Piedad. También fue imputado por instigar y pagar 100 mil pesos por el crimen de Mauricio Gómez, de 21 años, asesinado en la puerta de la casa de su abuela en Colombia y French en abril de 2021.
Más recientemente se escuchó el apodo del Morocho en la investigación del asesinato de dos personas que aparecieron incineradas el martes 19 de abril en un VW Gold Trend calcinado en un camino rural que une los barrios Cabín 9 y Santa Lucía, detrás de la cárcel de mujeres. Además de sus vínculos con Ungaro los investigadores sostienen que tiene el “Morocho tiene buen diálogo” con Los Monos y con la gente de Esteban Lindor Alvarado.