Hasta el domingo pasado Villa Gobernador Gálvez lucía con alivio la ausencia de homicidios en lo transcurrido de 2021. En los últimos ocho años nunca se había llegado hasta un 21 de febrero sin asesinatos en esta ciudad vecina a Rosario. Pero los hermanos Procopp tuvieron el desagradable honor de encabezar la estadística. Javier Alejandro, de 36 años, fue acribillado el domingo a la noche en la puerta de su casa, en Edison al 800. Tras ello, el lunes su hermano Marcelo Daniel, de 45 años, había sido la cara visible ante los medios escritos y televisivos del reclamo de su familia que pedía justicia por el crimen. Y el martes a la mañana, cuando ese mismo hombre esperaba en el pasto ubicado frente al Cementerio San Lorenzo la llegada del cortejo fúnebre que traía los restos de Javier, un par sicarios que llegaron en dos motos fueron sobre él y lo asesinaron frente a sus parientes con una docena de disparos calibre 9 milímetros. Así, una familia de cinco hermanos fue despedazada en dos días. Otro asesinato con tinte mafioso que denota la ausencia de códigos en las calles de las grandes ciudades del departamento Rosario.
“Hablemos, si nosotros no tenemos nada que ver”. Con voz resuelta y de mando, Marcelo Daniel Procopp destrabó el lunes el temor familiar para que le contaran a este diario este diario y a todos los medios que llegaron hasta su casa, sobre el crimen del que había sido víctima su hermano Javier.
“Yo no vi nada porque no estaba. Había salido a hacer un mandado y la semana pasada estuve de viaje. No sé por donde vendrá lo de mi hermano. El no se metía con nadie. El era como el más temeroso de andar en la calle, por las cosas que pasan y por el Covid 19. Estaba siempre en mi casa con mis padres”, explicó entonces Marcelo.
Javier había sido empleado metalúrgico, pero desde un accidente vial que sufrió al volver de trabajar tenía un certificado por discapacidad y estaba desempleado. El último año, según sus familiares, se había abocado al cuidado de su padre y su madre, con quienes vivía.
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Gente de Bassi
“Los Procopp son gente de los Bassi”, dijeron el martes varios experimentados investigadores de la policía santafesina en refrencia a Luis Orlando "Pollo" Bassi, quien fuera absuelto por el asesinato del líder de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero y condenado en 2017 a 16 años de cárcel por el crimen de Juan Pablo Colazzo. Los pesquisas recordaron así la guerra desatada en Villa Gobernador Gálvez tras la muerte del Pájaro y la venganza que se cobró la vida de varios integrantes de la familia Bassi.
En ese marco ubicaron a Marcelo Procopp como uno de los que estaban con Marcelo Fabián Bassi (hermano del Pollo) al ser detenido por el robo de una camioneta Ford Ranger en San Nicolás el 28 de abril de 2016. Por aquellos días Procopp tenía domicilio en el paraje Costa de Icaño, cerca de Santa Fe. Tres años antes, a mediados de 2013, José Luis Procopp había sido demorado junto a otro hermano del Pollo, Maximiliano Gerardo Bassi, quien luego fuera asesinado en febrero de 2014.
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Desde el asesinato del jefe de Los Monos, la madrugada del domingo 26 de mayo de 2013, la línea sucesoria de la banda se embarcó en una feroz guerra de venganza contra las huestes de los Bassi que tuvo varias etapas. La última en manos de Héctor Daniel Nogueras, apodado “Gordo Dany” y sindicado como gerenciador de una de las franquicias de la gavilla de la familia Cantero. Ese hombre está preso e imputado por el crimen de Carlos “Jerry” Gaeta, asesinado en agosto del año pasado en la zona sur rosarina. Así las cosas, el asesinato de Marcelo Procopp estaría atravesado, en cierta medida, por la guerra por el control territorial para la venta de drogas.
Entierro trágico
Tras velarlo desde la noche del lunes hasta la mañana del martes, la familia Procopp se concentró en las inmediaciones del cementerio San Lorenzo de Villa Gobernador Gálvez para despedir a Javier. La inhumación de los restos estaba programada para las 10. Poco faltaba para la hora de llegada del cortejo cuando los familiares comenzaron a concentrarse en las inmediaciones de la necrópolis ubicada en barrio Las Palmeras. Con la cabeza agobiada, Marcelo se quedó una pequeña isla de pasto frente al cementerio, sobre Suipacha al 3000. Fue entonces que dos motos, con cuatro hombres, aparecieron desde el pasaje A.
“Las motos ya estaban dando vuelta, las dos eran negras. Dieron vuelta varias veces y los familiares se dieron cuenta. Cuando el cortejo estaba a pocos metros de la puerta, cuando se lo veía venir por calle Temporelli, salieron como de la nada las motos y fueron sobre el hombre como pirañas sobre una carnada”, explicó un testigo.
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El fiscal Gastón Avila, quien trabajó en la escena, especificó que los sicarios llegaron en dos motos, que solo se bajaron los acompañantes y fueron directamente sobre Marcelo Procopp. Y que cuando lo tuvieron a tiro le dispararon a dos armas alrededor de una docena de balazos. “El cuerpo tiene trece impactos en el cráneo, la zona del tórax, en los brazos y la espalda. Pero hay que esperar el resultado de la autopsia para determinar cuáles de esos impactos son de entrada y cuáles de salida. Lo que sí puedo decir es que todos fueron hechos a corta distancia”, explicó el fiscal.
Temen más muertes
“Los familiares están en estado de shock", dijo el fiscal pasado el mediodía del martes. "Hablé con ellos en una entrevista rápida. Están asustados y tienen mucho temor porque la persona que falleció expuso el domingo ante las cámaras de televisión lo que había pasado con el hermano. Si bien no dio datos precisos del crimen porque no fue testigo presencial del hecho, hay mucho temor porque dos días después mataron a otro miembro de una misma familia”, agregó el fiscal.
Avila sostuvo que mantendrá en reserva las medidas de la investigación “sobre todo para proteger al resto del grupo familiar, sobre quienes dispondré una custodia policial y protección. Todos tienen miedo y temen que vayan a asesinar a otro integrante de la familia”.
Sobre el móvil del crimen, el funcionario dijo que “es poco probable que esté relacionado con sus declaraciones en televisión” aunque agregó que, “sí tiene una íntima relación con el asesinato de su hermano”.
“Fue impresionante la cantidad de disparos. Escuchamos 10 o 12, pero ¿quién se pone a contar balazos cuando están disparando? Nos escondimos todos”, comentó una vecina. Marcelo cayó fulminado frente al cementerio donde sepultaron a su hermano. “Cuando se iban, los de la moto empezaron a disparar al aire para que nadie mirara”, comentó otro testigo. Los familiares corrieron 20 metros hasta el Centro de Salud San Martín. De allí salió el médico para tratar de asistir a Procopp, pero nada pudo hacer. “Tenía un balazo clarito en la nuca”, recordó una vecina.
“El centro de salud funciona desde hace más de 20 años y nunca vimos que atacaran un cortejo fúnebre, jamás”, indicó una trabajadora del centro de salud. “Hemos visto que se agarraran a piñas en algún entierro, pero esto, una ejecución como esta, jamás”, indicó otro residente de la cuadra. El crimen fue captado por al menos cuatro cámaras de videovigilancia que no preocuparon a los sicarios. Todo sucedió a 30 metros de la parada de colectivos de las líneas 142 roja y 103 roja. Cuando el cortejo llegó al cementerio Marcelo Procopp estaba muerto.