Un hombre de 31 años fue condenado este martes a las pena de 18 años de cárcel por el asesinato de Carlos Miguel Ledesma, un joven que era pareja de la ex novia del acusado, y a quien le disparó en la cabeza tras perseguirlo con un vehículo en julio de 2020 en la zona oeste de Rosario.
En una audiencia realizada en el Centro de Justicia Penal, el tribunal integrado por los Jueces de Primera Instancia Gonzalo López Quintana, María Isabel Más Varela y Rafael Coria condenó a Abel V. a la pena única de 18 años de prisión efectiva por los delitos de homicidio agravado por uso de arma de fuego, portación ilegal de arma de fuego de uso civil en concurso real y en calidad de autor.
La Fiscal Marisol Fabbro, de la Unidad de Homicidios Dolosos, le atribuyó el crimen ocurrido el 31 de julio de 2020, alrededor de las 12.30, en Gutenberg y Santa Fe, cuando Ledesma viajaba como acompañante a bordo de un Fiat Uno realizando un reparto de productos lácteos.
Según el relato en la audiencia, al llegar a Santa Fe, un Citröen Berlingo que los venía siguiendo se puso a la par tras sobrepasarlo por la derecha. En ese momento Abel V. extrajo un revólver y disparó contra Ledesma, con quien mantenía una relación conflictiva de larga data.
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Hubo varios disparos pero uno impactó en la cabeza de Ledesma, quien debió ser trasladado de urgencia al Hospital Centenario, donde falleció horas más tarde.
Al día siguiente del crimen, Abel V. se presentó de manera en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y quedó detenido.
La audiencia imputativa
En la audiencia imputativa realizada en agosto de 2020, la fiscal Fabbro planteó que víctima y acusado mantenían un conflicto "de vieja data". Los familiares de Ledesma contaron que "el problema venía de un año atrás" porque la novia del repartidor había sido pareja de Abel V., con quien tuvo un hijo. "Abel varias veces fue al pasillo a amenazarlo de muerte el año pasado e incluso efectuó detonaciones a su casa", dijo un cuñado de la víctima.
Pero el principal testigo fue el conductor del Fiat Uno que vio agonizar a su amigo. Contó que había empezado a trabajar con Miguel porque estaba desempleado. Él aportaba el auto y Ledesma se ocupaba del reparto de quesos y fiambres. El día del crimen lo pasó a buscar a las 10.45 por una distribuidora de Gorriti y Monteagudo. Cargaron varios pedidos, repusieron combustible y tras dejar varios encargos, al salir de una verdulería, enfilaron por Gutenberg hacia Santa Fe.
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"Hicimos media cuadra cuando Miguel me dice: «Ahí está el Abel». Me dijo que estaba abajo y se subió a su camioneta. Yo no lo vi porque manejaba y pasamos de largo", relató el conductor. Al cruzar San Lorenzo advirtió por el espejo retrovisor que "un utilitario blanco" estaba atrás.
"Yo le pregunté a Miguel si pasaba algo, si había algún problema, porque sabía que había problemas entre ellos", contó el testigo. Ledesma le respondió: "Quedate tranquilo que no pasa nada". A los cien metros el Fiat se detuvo en el semáforo de calle Santa Fe. "Miro por el espejo y lo veo que estaba atrás. Ahí vi al conductor y reconocí que era Abel. Mientras estaba el semáforo en rojo se puso del lado del acompañante. Vi que Abel tenía un arma en la mano y efectuó un disparo", relató el conductor del Fiat. Y agregó: "Era un revólver negro".
En la conmoción escuchó un disparo, aunque los policías le dijeron que fueron más. Una de esas balas le dio a Miguel en el cráneo. "Yo me asusté mucho y salí de ahí a todo lo que da. Miguel se cayó encima mío", dijo su amigo, que lo llevó al hospital Centenario, donde murió.