A tres años de la puesta en marcha de los juicios por jurados en la provincia de Buenos Aires, casi el 70 por ciento terminó en condena mientras se observa "un fuerte compromiso de los ciudadanos". Tal es la conclusión de un estudio de la Asociación Argentina de Juicios por Jurados (AAJJ), una entidad impulsora de esta práctica prevista en la Constitución Nacional que hasta ahora sólo se implementa en tres provincias.
"Hay un incremento sostenido de los juicios y este año vamos a terminar en casi 250, lo cual es muchísimo", dijo Andrés Harfuch, vicepresidente de la AAJJ, quien destacó que "en estos tres años no hubo ningún escándalo, lo que muestra un asentamiento de la práctica, que es paulatino porque mucha gente no sabe que este es un derecho del acusado", que puede elegir ser juzgado por ciudadanos comunes cuando está acusado de un delito con pena mayor a 15 años.
El estudio de la AAJJ indica que el 69 por ciento de los juicios desde 2015 terminó en condena y el resto en absolución, tendencia que se mantuvo desde el inicio de los debates de este tipo. "Los jurados de Buenos Aires se están comportando casi como en Estados Unidos. El índice entre condenas y absoluciones es muy parecido al de varios estados norteamericanos", explicó Harfuch, y agregó que la capacitación para abogados y jueces está rindiendo frutos y los veredictos en general son "socialmente muy aceptados".
"Hay ganadores y perdedores, pero en general el hecho de que la decisión la toma el pueblo tiene un efecto benéfico importante en casos muy graves", destacó, y mencionó el juicio a Fernando Farré, condenado a perpetua por 12 ciudadanos comunes por haber matado a su esposa en un country de Pilar. "Ese fallo tuvo una gran potencia porque fue unánime y emanado del pueblo", por lo que no hubo discusión, al punto que el propio Farré, de acuerdo con la pena impuesta, desistió de apelar.
"Eso es precisamente lo que los constituyentes quisieron al poner al juicio por jurados como obligatorio para los crímenes, esto que no es fácilmente tan perceptible y sólo se lo aprecia en la práctica", opinó.
Amplitud de género
Otro aspecto detectado es que los jurados tienen una mirada más amplia que los jueces en materia de violencia de género. Por ejemplo, en 2015 jurado de la ciudad de Azul absolvió a una joven de 21 años que había matado al padre por considerar que había actuado en legítima defensa y porque la víctima la obligaba a prostituirse.
Si era hallada culpable, la joven enfrentaba prisión perpetua por tratarse de un homicidio agravado por el vínculo pero los jurados valoraron que la chica atacó a su padre con un cuchillo en medio de una discusión y que en anteriores ocasiones, el hombre había intentado abusar de ella.